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No obstante, en el mismo artículo se da cuenta de opiniones que habría que tomar en cuenta. Por ejemplo, para Manuel Fernández-Montesinos, escritor y sobrino de García Lorca, más trascendente que esta angustiante búsqueda, sería la lectura de las obras del malogrado poeta y dramaturgo.
"Lo que se debe hacer es conocerle. Lo que hay que hacer con García Lorca es leer sus obras y todo lo que se ha escrito sobre él, aquello que le sitúa dentro de su grupo y de su época, de los movimientos artísticos del momento, de su familia, de su ciudad... García Lorca es un fenómeno y todo el mundo tiene a García Lorca en los labios, pero muchos no podrán mencionar ni tres obras suyas que no sean las famosas tragedias".
En el mismo artículo escritor por Sáinz / Logroño se transcribe un poema en donde García Lorca que estremece por el contenido que, a manera de testamento poético, da cuenta de su última voluntad.
«...Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas, / comprendí que me habían asesinado. / Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias, / abrieron los toneles y los armarios, / destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. / Ya no me encontraron. / ¿No me encontraron? / No. No me encontraron. / Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba, / y que el mar recordó ¡de pronto! / los nombres de todos sus ahogados.»
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