sábado, 12 de diciembre de 2009

A Garcia Lorca hay leerlo, más que hallar su tumba

A pesar de los frustrantes resultados, la búsqueda de los restos del poeta Federico García Lorca continúan. Me entero por el diario Abc que la Junta de Andalucía ha comunicado la decisión de ampliar la zona de excavación así como el tiempo de duración de los trabajos, tal como ha solicitado la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada.
No obstante, en el mismo artículo se da cuenta de opiniones que habría que tomar en cuenta. Por ejemplo, para Manuel Fernández-Montesinos, escritor y sobrino de García Lorca, más trascendente que esta angustiante búsqueda, sería la lectura de las obras del malogrado poeta y dramaturgo.
"Lo que se debe hacer es conocerle. Lo que hay que hacer con García Lorca es leer sus obras y todo lo que se ha escrito sobre él, aquello que le sitúa dentro de su grupo y de su época, de los movimientos artísticos del momento, de su familia, de su ciudad... García Lorca es un fenómeno y todo el mundo tiene a García Lorca en los labios, pero muchos no podrán mencionar ni tres obras suyas que no sean las famosas tragedias".

En el mismo artículo escritor por Sáinz / Logroño se transcribe un poema en donde García Lorca que estremece por el contenido que, a manera de testamento poético, da cuenta de su última voluntad.

«...Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas, / comprendí que me habían asesinado. / Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias, / abrieron los toneles y los armarios, / destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. / Ya no me encontraron. / ¿No me encontraron? / No. No me encontraron. / Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba, / y que el mar recordó ¡de pronto! / los nombres de todos sus ahogados.»

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