martes, 30 de diciembre de 2008

EL ESCRIBIDOR LES DESEA UN BUEN AÑO 2009


A todos los amigos que he conseguido a través de este blog, así como a los de siempre, es decir, a los amigos queridos que me han acompañado constantemente durante todo el 2008 en este itinerario cultural por la blogósfera, les envío mis sinceros saludos de fin de año.

A los que me criticaron porque, ciertamente, aprendí de ellos; a los que simplemente me quieren por encima de mis aciertos y de mis errores; a los que me apoyaron y protegieron en los días de desdicha les envío un fuerte abrazo y les expreso mi sincero deseo para que el año 2009 les sea propicio en lo que tengan planeado.

Este año debo dejar constancia del apoyo que ha recibido este blog por parte de excelentes personas. Un apreciado amigo, Renato Zárate, en un acto de desprendimiento personal tomó la redacción de este blog cuando la fatiga y la sosobra me agobiaban. Gracias también a mis queridos sobrinos Benjamín y Daryl por preocuparse en enseñarme los caminos oscuros de la cibernítica para mejorar la Zona. Gracias a Max Palacios por entusiasmarse tanto con la antología de escritores peruanos contemporáneos. Lo mismo que a mi hermano de toda la vida Jorge Eduardo Benavides ( hermano en las buenas, en las malas y en las peores) por darse tiempo para contactatme con más escritores para la antología.

Como ya dije alguna vez, y parafraseando a otro querido escritor, despido este año con la alegría de que la literatura me ha permitido tener muchos amigos, amigos a quienes aprecio totalmente.


QUE 2009 SEA UN MEJOR AÑO PARA TODOS LOS QUE QUIERAN VIVIRLO A

domingo, 28 de diciembre de 2008

Recuentos 2008: Teatro

Este año tuvimos estrenos de calidad, grandes montajes y, sobre todo, una inusitada actividad teatral vital para el espíritu de una ciudad tan estresante como Lima. Entre los estrenos que llegamos a presenciar destacamos Al pie del Támesis, En casa / en Kabul, El beso de la mujer araña, Amdeus y Una gran comedia romana. En un artículo anterior, comentamos sobre lo que se venía para el 2009 en la Plaza ISIL. El resumen, también extraído del Decano de la prensa, a cargo de Enrique Planas.

Si el año pasado lamentábamos que en una cada vez más vibrante cartelera uno de los pocos defectos fuera el desgano hacia la dramaturgia nacional, este año, bien sea por el apoyo de fondos como Iberescena o concursos como los impulsados por la Asociación Cultural Peruano-Británica o el Festival de Teatro Peruano-Norteamericano del Icpna, la promoción de nuestra escritura teatral ha rendido jugosos frutos.

Entre las producciones locales que más nos entusiasmaron podemos citar el proyecto del director Jorge Castro de contar historias que no llevaban a ninguna parte. "No pasa nada" (Ccpucp) fue un personal montaje que nos recordó que siempre vale la pena olvidar a Aristóteles. Asimismo, divertido como texto y brillante en lo actoral, "Efímero" (Biblioteca Municipal de San Isidro), obra escrita y dirigida por Mariana de Althaus, puso a un excelente trío formado por Alejandra Guerra, Denise Arregui y Lita Baluarte a buscar a un gato para descubrir las razones de la soledad y la tristeza femenina.

Pero si hay que elegir, quien gana por audacia y madurez es Mateo Chiarella, autor y director de "Il Duce", historia en dos actos sobre el ascenso, el auge y la caída de Mussolini (Teatro Británico). Una historia contada con pulso y oficio. Ambicioso fresco en el que circulan, además, Hitler, Vittorio Emanuele III o el papa Pío XII. Una rara avis de la dramaturgia local que debe celebrarse.

En lo que a creación colectiva respecta, Yuyachkani ofreció "El último ensayo", en que un grupo de músicos envidiosos prepara en un cine abandonado un homenaje para una de nuestras mayores divas. Ima Súmac es la gran excusa para contar historias paralelas: la del propio grupo, la de la diva y la del Perú en el siglo XX, desde una perspectiva lúdica, sensorial y fragmentada.

Por su parte, para Mario Delgado y el grupo Cuatrotablas, la celebración institucional de sus 30 años coincidió con un nuevo encuentro internacional en Ayacucho, oportunidad para una reflexión que seguro marcará sus próximos espectáculos. La fiesta contó con la presencia del maestro Eugenio Barba y el Odin Teatret, quienes también pasaron por Lima para ofrecer presentaciones y conferencias. También de aniversario, Carlos Cueva y La Otra Orilla (LOT) celebraron 10 años de creación experimental, defendiendo los fueros de la performance como uno de los más estimulantes motores de la escena local.

DRAMAS Y COMEDIAS
El año teatral comenzó con el estreno de la esperada pieza escrita por Mario Vargas Llosa "Al pie del Támesis", que Luis Peirano llevó a escena en el Teatro Británico. La historia de dos amigos miraflorinos que se encuentran en el hotel Savoy para revelarse misterios que estuvieron guardados durante décadas, en que el más evidente es el cambio de sexo de uno de ellos, fue la anécdota de un montaje difícil, interpretado en un solo acto por Alberto Ísola y Bertha Pancorvo. Una obra sobre los sentimientos y las fantasías ligados a la identidad sexual, que reeditó viejas obsesiones y técnicas dramatúrgicas de nuestro laureado escritor.

El cineasta Francisco Lombardi nos ofreció en el Ccpucp uno de los montajes más atractivos: llevando las matemáticas al frío jardín de las familias disfuncionales, "La prueba", de David Auburn, le dio a la actriz Wendy Vásquez la oportunidad de brillar como torturada genio del cálculo al lado de Carlos Gassols, Vanessa Saba y Diego Lombardi.

Otros montajes para destacar: "No te preocupes, Ojos Azules", del mexicano Sergio Zurita, dirigido por Alberto Ísola (biblioteca de San Isidro), sobre el improbable encuentro entre Frank Sinatra y Kurt Cobain; "Ese extraño animal", de Gabriel Arout, dirigida por Ruth Escudero (Alianza Francesa); "En la cama", desenfadado y lúcido texto del joven autor argentino José María Muscari, dirigida y protagonizada por Osvaldo Cattone (Marsano); "Amadeus", la célebre obra del inglés Peter Shaffer dirigida por un conocedor de la música y sus demonios como Jorge Chiarella (Británico), y "Arsénico y encaje antiguo", comedia de Joseph Kesselring llevada a escena por David Carrillo (teatro Mario Vargas Llosa).

Por cierto, el gran cierre de La Plaza-ISIL quedó en manos de la directora Chela de Ferrari, con "El beso de la mujer araña", novela de Manuel Puig adaptada al teatro por el propio autor argentino. La crítica celebró este montaje por abordar con precisión y sin sentimentalismo una obra que descansa en la opresión de dos víctimas del sistema.

MUSICALES
Lo más ambicioso que este año pudo verse en este demandante género lo produjo Denisse Dibós al adaptar bajo la dirección de Mateo Chiarella "Don Quijote de la Mancha", en el (teatro Segura). Diego Bertie se vistió con la armadura del caballero de la triste figura e hizo creíble su balanceo entre la realidad y la locura del personaje. Igualmente protagonizada por Bertie, también resultó exitosa "Una gran comedia romana" (Teatro Peruano-Japonés), comedia 'made in' Broadway dirigido por Juan Carlos Fisher, sin duda el más eficaz director de su generación. Prueba de ello fueron dos obras notables para abrir y cerrar el 2008: "El teniente de Inishmore" (La Plaza-ISIL), violenta comedia del británico Martin McDonagh que con terrible humor negro echa una mirada al abismo de la locura, y "En casa/En Kabul", de Tony Kushner (Alianza Francesa), drama ubicado en la Afganistán de 1998, en la que Jimena Lindo y Norma Martínez componen una madre y una hija cercadas por la insania. Notable.

CLÁSICOS
Un clásico inédito en Lima fue "El mentiroso", brillante oportunidad para redescubrir al padre de la comedia realista italiana, Carlo Goldoni. Dirigida por Giovani Ciccia, su desfile de arlequines, doctores, payasos y bellas colombinas nos llevó a la magnífica y decadente Venecia del siglo XVIII, y calentó la platea del teatro Mario Vargas Llosa, ya consolidado dentro del circuito escénico de la ciudad.

Asimismo, con la militancia de la directora Miriam Reátegui, el clásico español "Don Juan Tenorio" se reeditó por quinto año consecutivo en el cementerio Presbítero Maestro y ya puede hablarse de una nueva tradición no solo del Día de Difuntos, sino también para todo el mes de presentaciones.

Sin duda, un año en el que hubo lugar para todos los géneros. Incluso hasta el legendario Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, participó en la fiesta con su montaje cómico "11 y 12", aunque algunas glorias locales de nuestras tablas se resintieron por el excesivo aplauso al bufón mexicano. Es que no le tienen paciencia.

Fuente: elcomercio.com.pe

Recuentos 2008: Literatura

Cada año que termina es clásico que leamos sobre lo más destacado en distintos ámbitos de las Letras y el Arte. Este domingo, la sección Luces de El Comercio nos presetó diversos balances por especialista que nos da una síntesis de coincidencias y también, como es obvio, una alerta por todo aquello que nos perdimos y que entrará en la lista, interminable, de mis deudas literarias. El reconocido crítico Ricardo González Vigil nos presenta el panorama literario de 2008.

El suceso literario del año, de repercusión inusitada en la prensa y en la blogósfera, fue una obra inclasificable, poética y narrativa simultáneamente: "Bombardero" de César Gutiérrez. Rechazado por numerosos sellos editoriales, el libro tuvo que ser financiado por el propio autor, bajo el sello Tomahawk; dada su repercusión inmediata, la editorial Norma, con magníficos reflejos, convenció a Gutiérrez para sacarlo en tres tomos, lanzando el primero de ellos este año. Estamos ante un gran mural de la humanidad post-Hiroshima y, sobre todo, post-11 de setiembre.

HOMENAJES
Mario Vargas Llosa fue homenajeado como nunca en nuestro país mediante actividades organizadas por la Universidad Católica: exposición "MVLL: la libertad y la vida", fuente del hermoso libro homónimo editado por la Pucp y Planeta; presidente del jurado del Encuentro El Cine y doctorado honoris causa. Además, MVLL visitó la Feria Internacional del Libro limeña, con motivo de la presentación de "Las guerras de este mundo: Sociedad, poder y ficción en la obra de MVLL" (U. Católica y Planeta). Este año vargasllosiano también contó con el estreno teatral de "Al pie del Támesis" (Alfaguara) y la publicación de su ensayo "El viaje a la ficción: El mundo de Juan Carlos Onetti" (Alfaguara).

Mención aparte reclama la resonancia de Manuel Scorza a un cuarto de siglo de su trágico final. Una editorial argentina anunció que publicará todas sus obras; aunque ha suscitado litigio, consignemos que la U. Alas Peruanas lanzó la Biblioteca Manuel Scorza (y ahí un tomo con material disperso o novedoso: "Homenaje a la palabra").

En contraste, apenas se conmemoró el centenario de Martín Adán, uno de nuestros poetas principales. Más repercusión generaron los 70 años de la muerte de Vallejo (simposio en Nueva York, homenaje en la Feria de Libro de México DF, número especial de la revista "Martín", etc.) y los 80 de la aparición de los "7 ensayos" de José Carlos Mariátegui. Y, cerrando el año, fue apoteósica la celebración de los 90 años de existencia del eminente filósofo y humanista Francisco Miró Quesada Cantuarias (condecorado con la Orden del Sol del Perú en grado de Gran Cruz, por el Presidente de la República); sumándose al homenaje a su Director General, "El Comercio" entregó una antología de sus escritos, preparada por Héctor López Martínez.

OBRAS COMPLETAS
Una figura central de la Generación del 50, el poeta, narrador y crítico Washington Delgado: "Obras completas" (U. de Lima), 4 tomos a cargo de Jorge Eslava. Se dio inicio a las "Obras esenciales" de Francisco Miró Quesada Cantuarias (U. Ricardo Palma), nuestro mayor filósofo. Y la U. Inca Garcilaso de la Vega continuó con el proyecto de entregar todas las obras del cronista que le da nombre, brindando esta vez la "Segunda Parte de los Comentarios Reales".

Tres de los libros más significativos y admirables de poesía en el 2008: "Los versos juntos, 1946-2008 / Poesía completa" (Sevilla, Sibila, Fundación BBVA) de Carlos Germán Belli, nuestro poeta vivo más importante, prologado por M. Vargas Llosa; "Poesía completa" (Madrid, Visor) de Rodolfo Hinostroza, voz protagónica de la Generación del 60; y "Poesía completa" (Pre-Textos y El Virrey) del poeta de la Generación del 70 José Watanabe.

NOVELA
Subrayemos la maestría de "La montaña roja" (San Marcos) de Luis Enrique Tord y un logro mayor en la ciencia-ficción con sátira socio-política, "999 palabras para el planeta Tierra" (HuaitaPuquio) de Enrique Congrains Martin. Cerca de ellas, un elenco descollante: "Diario de Santa María" (Alfaguara) del gran Edgardo Rivera Martínez, "La noche humana" (Copé) de Carlos Calderón Fajardo y "Como los verdaderos héroes" (Copé) de Percy Galindo, Premio Copé Internacional de Novela. Agreguemos los aciertos de "Hasta que me orinen los perros" (Planeta) de Fernando Ampuero, "La vida no es una tómbola" (U. San Marcos) de Siu Kam Wen, "El Jardín de los encantos" (Cultura Peruana) de Dimas Arrieta, "Machipharo" (U. Inca Garcilaso) de José Antonio Bravo y "Dos veces por semana" (Alfaguara) de Giovanna Pollarolo. La falta de espacio nos obliga a registrar escuetamente las obras publicadas por Abelardo Sánchez León, Teresa Ruiz Rosas, Iván Thays, Sergio Galarza, Jaime Bayly, Roberto Reátegui, Ernesto Ferrini y Francisco Ángeles.

En el rubro Novela Corta, sobresale una contribución mayúscula: "La iluminación de Katzuo Nakamatsu" (San Marcos) de Augusto Higa Oshiro. Cinco libros memorables: "El guachimán y otras historias" (Alfaguara) de Luis Nieto Degregori, "La tradición secreta de Ricardo Palma" (Peisa) de Luis Freire Sarria, "Huérfano de mujer" (Alfaguara) de Carlos Eduardo Zavaleta, "Diario del asombro" (Hanchaco) de Elvira Roca Rey y "Entre el cielo y el suelo" (Banco Central de Reserva y Alfaguara) de Lorenzo Helguero. Anotemos, además, los nombres de Jesús Egúsquiza y Mariano Vargas.

CUENTO
Todo un clásico contemporáneo: "Cuentos del Ande y la neblina" (Punto de Lectura-Santillana) de Edgardo Rivera Martínez. Lo acompañan cuatro volúmenes de gran consistencia artística: "La horda primitiva" (Peisa) de Pilar Dughi, "Las tentaciones de don Antonio" (San Marcos) de Jorge Díaz Herrera, "Los espectros nacionales" (San Marcos) de José Güich Rodríguez y "Fiesta de promoción" (Estruendomudo), el debut narrativo del excelente poeta Lorenzo Helguero.

Otras colecciones a considerar: "Zorro, zorrito y otras narraciones cosmogónicas" (San Marcos) de José Luis Ayala, "Cruce de caminos" (Huánuco, El Albatros) de Samuel Cárdich, "Maldita sea" (Planeta) de Julie de Trazegnies, "5:37" (Madrid, Algaida) de José Luis Torres Vitolas, "Toque de queda" (Planeta) de Raúl Tola, "Crónica de amores furtivos" (San Marcos) de Sandro Bossio Suárez y "Herencia de familia" (Mesa Redonda) de Patricia Miró Quesada.

En el rubro antologías: "Matadoras: Nuevas narradoras peruanas" (Estruendomudo); "El autómata y otros relatos" (U. Católica) de Xavier Abril, selección de Jorge Valenzuela; "17 fantásticos cuentos peruanos" (Casatomada) de Gabriel Rimachi Sialer y Carlos M. Sotomayor; y la nueva edición, muy ampliada, de "La estirpe del ensueño: Narrativa peruana de orientación fantástica" (El Lamparero Alucinado) de Gonzalo Portals Zubiate.

POESIA
Ponderemos la excelencia de una amplia muestra de Oswaldo Chanove: "Las palabras no pueden expresar lo que yo experimenté entonces" (Álbum del Universo Bakterial). También agruparon sus textos Livio Gómez: "Alrededores" y Santiago Aguilar: "Tempestad de la nada". De otro lado, resaltemos "Estación reunida" y "Viajes imaginarios" de Javier Heraud, ediciones anotadas por Edgar O'Hara (Mesa Redonda).

Uno de los sucesos del año fue la segunda edición, ampliada, con prólogo y cartas de Roberto Bolaño, del magistral "Ave Soul" (Doble Príncipe) de Jorge Pimentel, de Hora Zero.

Poemarios notables: "Viviendo el tiempo" (Carpe Diem) de Yolanda Westphalen, "El Zoo a través del cristal" (Premio Copé de Oro) de Rocío Castro Morgado, "El hilo negro" (Borrador) de Carlos López Degregori y "Les Motiv" (Calcomanía) de Melissa Ghezzi.

Añadamos "Dante y Virgilio iban oscuros en la profunda noche" (U. San Martín) de Marco Martos, "Cantos de amor a la tierra" (San Marcos) de Krufú Orifús, "Labrada" (Hipocampo y Asalto al Cielo) de Róger Santiváñez, "Puerta de exilio" (Hipocampo) de Samuel Cárdich y "Los desmoronamientos sinfónicos" (Hipocampo) así como "Himnos" (Apolo Land) de Miguel Ildefonso. Limitémonos a consignar la calidad mostrada por Rafael Espinoza, Alida Castañeda Guerra, Bethoven Medina, Micaela Chirif, Segundo Cancino, Carlos Orellana, Cecilia Molina, Percy Ramírez, Julio del Valle, Rubén Quiroz, Lena Retamoso, Alessandra Tenorio y Alex Morillo.

INFANTIL
Aquí recomendemos lo editado por Rosa Cerna (Santillana), Isabel Córdova Rosas (SM), Jorge Díaz Herrera (San Marcos) y Jorge Eslava (Santillama), este último obsequió, también, una guía crítica: "Libro del capitán" (Taurus).

OTROS GENEROS
CREACION BREVISIMA: "Ars Brevis" (Mesa Redonda) de José Donayre H.

BIOGRAFIAS: tomo IV de "Grau" (Congreso) de Guillermo Thorndike y "Ultraligera memoria / Lecciones de vuelo de Gastón Garreaud" (Estuendomudo) de Enrique Planas.

PERIODISMO: la edición ampliada de "Cambio de palabras" (Iquitos, Tierra Nueva) de César Hildebrandt, el tomo 2 de "Rajes del oficio" (Planeta) de Pedro Salinas, "Animales literarios" (Aguilar) de Alonso Rabí, "Charlas con Soledad" (Pilpinta) de Jorge Salazar, "Sábados en familia" (San Marcos) de Guillermo Giacosa, "Traducciones peruanas" (Norma) de Gustavo Rodríguez, "Sexografías" (Planeta) de Gabriela Wiener y "Estúpidos, rufianes e iluminados" (San Marcos) de Carlos Bejarano.

LOS DESTACADOS
Premio: Primera convocatoria al Premio Internacional de Novela que organiza el diario "El Comercio".
Exposición: Mario Vargas Llosa: la libertad y la vida (U. Católica).
Edición esperada: Por primera vez, la "Poesía completa" (Sevilla, Sibila-BBVA) de Carlos Germán Belli.
Fusión Novela-Poema: "Bombardero" de César Gutiérrez.
Revelación poética: Melissa Ghezzi.
Revelación narrativa: Lorenzo Helguero.

Fuente: elcomercio.com.pe

sábado, 27 de diciembre de 2008

CUENTO DE FERNANDO IWASAKI CAUTI

He conversado poco con Fernando. Un par de veces en Madrid y algunas otras en Lima. Recuerdo, eso sí, una noche después de una conversación en una Feria del Libro en el Jockey Plaza, cuando me ofrecí a llevarlo a casa de unos parientes en donde estaba alojado en los pocos días que iba estar por aquí. Fernando estaba ubicadísimo en cada calle y me iba aconsejando sobre los atajos que debía tomar para llegar a su destino allá por Surco. Nos acompañaba Jorge Eduardo Benavides. Los dos vivían en Madrid desde los años de la pera. Y yo, claro, como siempre perdido en mi propia ciudad iba escuchando la descripción y la historia de cada calle que ambos me hacían. La moraleja alcohólica fue que esta ciudad no siempre te gusta, pero se te pega en la memoria para siempre.
Fernando me envía un cuento para la antología de escritores peruanos contemporáneos. Como siempre hay que enlazarse al blog. Por lo pronto, las gracias de este escribidor y los invito a leerlo.


LOS NAIPES DEL TAHÚR

«En España escribí dos libros. Uno era una colección de ensayos que había titulado, ahora me pregunto por qué, Los naipes del tahúr. Eran ensayos literarios y políticos... Al no encontrar editor, destruí el manuscrito tan pronto regresé a Buenos Aires»

Jorge Luis Borges, Un ensayo autobiográfico

ABELARDO LINARES arrellanó su enteca humanidad frente a un ordenador donde parpadeaba fosforescente un mensaje turbador: «La flota invasora se acerca. Presione intro para destruir la Tierra». Después de someter imperios, conquistar el Nuevo Mundo y desembarcar en Normandía, a nadie le sorprendió que Abelardo explorara el espacio en busca de emociones más fuertes. “Hay que ver lo listos que son los puñeteros marcianos”, se lamentaba sonriendo.

La librería tenía una animación especial aquella noche, pues todos habíamos salido hechizados de la conferencia que Abelardo leyó en la Diputación de Sevilla por el Centenario de Borges. En realidad la charla fue más bien breve. Abelardo habló de un olvidado escritor argentino, Manuel Forcada Cabanellas, quien había vivido en Sevilla entre 1919 y 1920, donde asistió al nacimiento del Ultraísmo y trabó amistad con el joven Borges. Si no recuerdo mal estábamos José María Conget, Vicente Tortajada, Pepe Serrallé, Alfredo Valenzuela y yo. Todos queríamos seguir hablando de Forcada Cabanellas, pero Abelardo nos entretuvo en un bar hasta que García Martín se marchó a su hotel. Era una madrugada de enero y en la librería hacía tanto frío como en la calle.

Mientras hojeábamos curiosos el libro de Forcada Cabanellas –De la vida literaria. Editorial Ciencia (Rosario, 1941)-, Abelardo se concentró una vez más en repeler la inminente invasión alienígena. No fue difícil encontrar los capítulos dedicados a las tertulias sevillanas de principios de siglo, las veladas literarias de los Jardines de Murillo y la jocosa anécdota en la que un Borges adolescente y gamberro apedreó la casa del poeta Luis Montoto -Cronista Oficial de Sevilla y pregonero de su Semana Santa- en compañía de Isaac del Vando Villar y Adriano del Valle. Pero el pasaje que más nos interesaba era el que Forcada Cabanellas dedicaba al baúl que perdió cuando huyó de España al estallar la guerra civil...

Haga click aquí para seguir con el cuento en el blog Escritores Peruanos Contemporáneos

El Sapo TV y el Fem TV

Cada año las ONG que integran el colectivo feminista Fem TV (Calandria, Demus, Flora Tristán, Radio Milenia y Manuela Ramos) entregan el premio Fem TV a la publicidad menos machista y el Sapo TV, al spot más machista. Según Luis Felipe Gamarra, editor del blog Publicidad y MKT de El Comercio, el Sapo TV fue concedido a Saga Falabella porque

"¿Por qué le tocó el Sapo TV a Saga Falabella? Porque, para el jurado (y para mí), el spot por los 50 años de Saga Falabella refleja que la mujer, a pesar de haber tenido diversos logros en ese mismo lapso, sigue siendo la misma histérica, compradora compulsiva, llorona, loca, etcétera, de toda la vida. Existen productos con muchos años en el mercado que lanzan spots que buscan integrarse a la vida de las personas de mejores maneras: el spot de Johnnie Walker es una gran ejecución. El de Saga Falabella, en vez de coronar a su público objetivo, lo denigra."



En cambio, considera que Plaza Vea gana el Fem TV por presentar a la mujer como alguien que se preocupa primero de su familia antes del simple consumo desmesurado por las tarjetas.
 
"El Fem TV para Tarjetas Plaza Vea refleja un mensaje más positivo. En primer lugar, si lo comparamos con otros productos de la misma categoría, primero está el consumo, después la persona, y priman los placeres que logran las personas a través de sus tarjetas de crédito. En este, primero está la mujer, la madre. En segundo plano, la tarjeta. Para la categoría, me pareció un spot diferente. Más interesante que los típicos 'salí adelante a pesar de la adversidad."


Debo coincidir con los premios. Es cierto, que el debate es amplio en este punto. ¿Acaso los publicistas no son libres de usar los estereotipos que la misma sociedad construye y sobre la cual se sustenta? ¿Acaso la publicidad es también el espejo de la representación de los valores que organizan la sociedad peruana, por lo tanto debe incorporar en sus campañas el concepto de responsabilidad social? Extensa es la discusión; sin embargo, a menudo los "creativos" recurren a fórmulas simples sin ninguna exigencia. No es hasta que la misma sociedad se organiza, ejemplo están estas ONG, para que las agencias miren más allá de sus intereses económicos y entiendan que todo mensaje, sea implícito o explícito, tendrá su respuesta tarde o temprano. En este caso la aprobación de sus consumidores o la deshonra creativa.

Una más sobre la inmigración

Sami Naïr es uno de los columnistas de elpais.com que estos días reflexiona sobre la inmigración. Gracias a su formación, politólogo, sociólogo y catedrático nacido en Argelia, pero nacionalizado francés, puede darnos un panorama certero de este fenómeno. Un dato más es un especialista en temas migratorios y creador del concepto de codesarrollo, el cual se refiere que los inmigrantes contribuyen con el desarrollo económico de sus países de origen. 


Estamos ante un gran viraje sobre la inmigración. La adopción de la circular de junio de 2008 ya indicaba que a partir de ese momento la UE no se andaría con demasiadas consideraciones morales en la gestión de las migraciones no europeas en el seno del mercado único. Prevalecería la ley de "la preferencia europea" y todos aquellos que no tuvieran la suerte de tener la nacionalidad de uno de los Estados de la Unión deberían aceptar, si hubiesen emigrado ilegalmente, acabar en centros de internamiento por períodos de hasta 18 meses antes de ser expulsados.

Varios gobiernos, entre ellos el español, dijeron sin embargo que no modificarían en nada su legislación sobre el período de retención. Vemos hoy lo que está ocurriendo: en todas partes los poderes públicos alargan el período de retención (en España pasamos de unos días a tres meses), y todo hace pensar que nos encaminamos hacia medidas aún más drásticas. Y lo haremos con más facilidad en la medida en que la grave crisis económica actual hace comprensibles a ojos de la opinión pública todas las represalias sociales y jurídicas que afectan a los derechos de los inmigrantes.

La situación ya era difícil para los trabajadores no residentes en la UE. Los plazos para obtener los permisos de residencia eran sospechosamente largos, las trabas administrativas constantes, e incluso ocurrió que dirigentes políticos reclamaran una especie de "apartheid escolar" para "proteger" el nivel educativo de los autóctonos ante los hijos de inmigrantes presumiblemente menos permeables a las culturas de los países de acogida.

Los inmigrantes tienen las espaldas anchas. Y a partir de ahora están en el ojo del huracán. La crisis social que se avecina no será generosa con ellos. Se prevén varios millones de desempleados en Europa. Son los primeros afectados. Y hay una diferencia en el trato de unos y de otros. Los que provienen de países del Este, amparados por la directiva de junio de 2007, al menos estarán a salvo de las expulsiones. Pero ello no significa que estén protegidos.Los demás se encontrarán en una situación más frágil. Millones de ucranianos, moldavos, rusos, que sufren a veces graves enfermedades, ya no podrán recibir cuidados médicos en Europa. En Alemania se habla de varios millones de personas a quienes se les niega el acceso a cuidados de primera necesidad en los hospitales. Además, es probable que dentro de poco los inmigrantes tengan que aguantar duras campañas para que vuelvan a "su casa".

Deberán también atenerse a un crecimiento de la propaganda xenófoba, que ciertos partidos conservadores no desaprovecharán para debilitar o reforzar electoralmente a los partidos en el poder. La competencia en el mercado de trabajo también nos librará de muchos tabúes morales, y podemos temer que la lógica de la "preferencia nacional", ayer argumento de la extrema derecha racista a la francesa, hoy oficialmente instalada en la Italia de Berlusconi, se convertirá en legítima un poco en todas partes. El discurso sobre la "necesaria restricción de los derechos sociales en tiempos de crisis" se convertirá en una evidencia, según el viejo principio de la privatización de los beneficios para unos y de la socialización de las pérdidas para otros.En España el Gobierno no quiere dejarse llevar por este ciclo. Tiene razón. Pero ¿podrá realmente hacerle frente? Debería en todo caso poner menos el acento en el "retorno" de los inmigrantes y más en su integración en tiempos de crisis. Es cierto que la mayoría de gobiernos europeos defienden una política de "retorno" a los países de origen. Pero esto nunca ha funcionado. ¿Por qué tendría hoy que ser diferente en el contexto de una crisis mundial que desestabilizará aún con mayor dureza a los países pobres de los que provienen los trabajadores extranjeros?

Harían falta al menos dos requisitos para que esta política saliera adelante: la puesta en marcha con los países de origen de vastos programas de reinserción socio-laboral financiados a largo plazo y la posibilidad de retorno al país de acogida sin límites de tiempo de residencia en el país de acogida; dicho de otra manera, que el derecho al permiso de residencia en el país de acogida no sea retirado. Pero es poco probable que los gobiernos europeos acepten, porque no han entendido bien las dinámicas migratorias modernas. Para que el retorno pueda ser atractivo, los inmigrantes legalmente instalados tienen que poder beneficiarse del derecho de libre circulación. El retorno se convertiría en un derecho más y no en un castigo debido al desempleo. Este sistema funcionaba muy bien entre Francia y los países del Magreb, así como entre Alemania y Turquía antes de que se cerraran las fronteras. Podría convertirse de nuevo en una buena solución en una situación de crisis.

El futuro es sombrío para los inmigrantes. Por ello la solidaridad será en 2009 más necesaria que nunca, ya que si es legítimo dejar de acoger a trabajadores en tiempos de desempleo, también es imperativo defender los derechos de quienes han contribuido al desarrollo de la riqueza colectiva.

Fuente: elpais.com

Nunca pasa nada

Ahora que la crisis económica sacude, como se sacude un abrigo empolvado en el armario, a casi todo el orbe y los amigos que al otro lado del charco nos envían correos y saludos navideños en cuyas líneas se desprende que las cosas ya no están, si alguna vez lo estuvieron, tan bien como lo desean, leo la entrevista a José Ovejero y compruebo que un tema que está tomando vigencia desde hace unos años es la inmigración. Especulo que no solo porque ha transformado las costumbres de las dos sociedades que están en contacto; no solo porque es un proceso inverso que siglos atrás viveron los europeos, basta recordar que eran los europeos quienes al no tener nada, agricultura en crisis y economía en crisis, se hicieron a la mar; no solo porque esa "primera migración" hizo que el viejo continente pudiera sobrevivir a la hambruna y consolidarse gracias a las riquezas americanas, y ahora las remesas sean apenas una suerte de mínima compensación que hace que países como el nuestro vean una cierta prosperidad en ciertos sectores de nuestra sociedad; no solo por estas razones el tema de la migración está vigente, sino principalmente porque recién los escritores están procesando los efectos que este proceso está causando en las relaciones interculturales. Me imagino, así como sucedió con el terrorismo en el Perú con novelas como La hora azul, Abril rojo y la novela de Thays, a la inmigración se le dedicara no pocas novelas. El escritor Eduardo Gonzales Viaña en su novela El corrido de Dante fue uno de los primeros en abrir el camino.

Empezó a publicar cuando la democracia se instaló en España. Luego, por trabajo, vivió 25 años en Alemania y en Bélgica. Hoy, la literatura lo ha llevado a reencontrarse con su país. José Ovejero vino a Lima a presentar Nunca pasa nada (Alfaguara), una novela que habla de la intimidad de una pareja y de la vida dura de los inmigrantes en España.

El título de la novela es toda una ironía, porque pasan muchas cosas. Sé que le gusta el equilibrio entre la reflexión y la acción.
Así es. Yo no creo en la novela pedagógica ni ideológica. Hoy, la novela ha perdido esa función… y con razón. Debo decir que, como soy historiador, me resulta muy difícil mirar al individuo sin mirar a la sociedad. Si bien es cierto que buena parte de la novela podría llamarse psicológica, esto sucede dentro de un trasfondo social, en un contexto que supera a sus protagonistas.

Para un lector latinoamericano puede resultar atractivo que uno de los protagonistas sea una migrante ecuatoriana. ¿Por qué escribe sobre la inmigración?
Debo decir que, hasta hace poco, España no me interesaba demasiado como escritor (ríe). Hace 25 años vivo fuera y nada tenía que ver con su realidad. Últimamente, no sé por qué, me atrae literariamente. La figura del inmigrante como personaje literario me gusta por su fragilidad. Una persona que llega forzada a un país que no es el suyo –buscando una vida mejor–, con unas reglas sociales que desconoce, es literariamente interesante. Además, dentro de mi preocupación por lo social, en Europa la inmigración es el fenómeno más importante de los últimos 20 años, pues ha transformado su sociedad y su economía, su política y su cultura.

Como todo escritor caníbal, sus personajes están inspirados en sus propios amigos y en los lugares que frecuenta.
Yo necesito visualizar mucho lo que estoy escribiendo. Entonces, me resulta más fácil escribir si no me invento, por ejemplo, la casa donde vivirán los protagonistas. También visito la ciudad donde se va a desarrollar la novela, recorro sus calles, converso con su gente, elijo una casa, a sus habitantes y, así, ya sé qué verán cuando se levantan, cómo es el camino del autobús hacia su casa, etcétera. Esto me ayuda a dar veracidad a lo que estoy contando.

Ha vivido mucho tiempo en Alemania y en Bélgica. ¿Se siente parte de la tradición literaria española?
En cierta medida sí, porque mis estudios los hice en España. En el colegio leí El Quijote, La celestina, Quevedo. Sin embargo, como lector inicial, me he formado con la literatura latinoamericana. Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa fueron los autores que yo leí en mi adolescencia. Hoy día me siento más cercano a algunos escritores anglosajones –como Don De Lillo, Roth– que a los españoles. Toda generación intenta distanciarse, cuando es de su propio país, de la anterior. Es que estos escritores son nuestros competidores, los padres a los que hay que matar para hacerse adulto. Darles demasiada importancia es como quitársela uno. Por eso, uno busca modelos más lejanos en los que reflejarse. Además, las generaciones literarias no se han definido a sí mismas, las define una mirada de fuera. A mi generación la llaman ‘La de la democracia’, y nosotros decíamos que esto no era cierto, que cada uno trabajaba en su casa, siguiendo sus propios instintos, sus propios demonios y necesidades. Una vez dije en broma que pertenecía a la generación que se ufanaba de no pertenecer a ninguna generación… y esto era lo que nos unía (risas).

Es probable que ahora vivamos un proceso inverso: nosotros leemos con interés a Marías, Marsé, Vila-Matas… Y, claro, también a los anglosajones. ¿Qué los hace tan atractivos?
Nos llegan más y mejor. Hoy se traduce más del inglés que del alemán o del francés. Además, nuestros hábitos cinematográficos, que son anglosajones, nos acercan a ciertas maneras de contar. Hoy, uno aprende a narrar viendo cine.

Fuente: Perú.21

Sobre Harold Pinter

Ahora que Harold Pinter partió y con él una de las mentes más lúcidas que se haya dedicado a la dramaturgia transcribo parte de su discurso de agradeciemiento cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en el año de 1995. 

En 1958, escribí lo siguiente: 'No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa.'Creo que estas afirmaciones aún tienen sentido, y aún se aplican a la exploración de la realidad a través del arte. Así que, como escritor, las mantengo, pero como ciudadano no puedo; como ciudadano he de preguntar: ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira?La verdad en el arte dramático es siempre esquiva. Uno nunca la encuentra del todo, pero su búsqueda llega a ser compulsiva. Claramente, es la búsqueda lo que motiva el empeño. Tu tarea es la búsqueda. De vez en cuando, te tropiezas con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o capturando una imagen fugaz o una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuentemente sin que te hayas dado cuenta de ello. Pero la auténtica verdad es que en el arte dramático no hay tal cosa como una verdad única. Hay muchas. Y cada una de ellas se enfrenta a la otra, se alejan, se reflejan entre sí, se ignoran, se burlan la una de la otra, son ciegas a su mera existencia. A veces, sientes que tienes durante un instante la verdad en la mano para que, a continuación, se te escabulla entre los dedos y se pierda.Me han preguntado con frecuencia cómo nacen mis obras teatrales. No sé cómo explicarlo. Como tampoco puedo resumir mis obras, a menos que explique qué ocurre en ellas. Esto es lo que dicen. Esto es lo que hacen.Casi todas las obras nacen de una frase, una palabra o una imagen. A la palabra le sigue rápidamente una imagen. Os daré dos ejemplos de dos frases que aparecieron en mi cabeza de la nada, seguidas por una imagen, seguidas por mí.Las obras son 'The Homecoming' (La vuelta a casa) y 'Old times' (Viejos tiempos). La primera frase de 'The Homecoming' es “¿Qué has hecho con las tijeras?" La primera frase de 'Old times' es “Oscuro”.En ninguno de los casos disponía de más información.En el primer caso alguien estaba, obviamente, buscando unas tijeras, y preguntaba por su paradero a otro de quien sospechaba que probablemente las había robado. Pero, de alguna manera, yo sabía que a la persona interrogada le importaban un bledo tanto las tijeras como el interrogador.En 'Oscuro', tomé la descripción del pelo de alguien, el pelo de una mujer, y era la respuesta a una pregunta. En ambos casos me encontré obligado a continuar. Ocurrió visualmente, en una muy lenta graduación, de la sombra hacia la luz.

Para continuar leyendo el discurso hacer clic aquí.

martes, 23 de diciembre de 2008

CUENTO DE ENRIQUE VÁSQUEZ VALLADARES

El flamante ganador del concurso de cuento Las Mil Palabras 2008 de la revista Caretas colabora con la Zona del Escribidor enviándome un sólido cuento. Tuve la oportunidad de conocerlo la noche de la premiación en la Casa Wiesse. Aquella fue una breve conversación, pero que me dejó clara la impresión de haber conocido a un buen escritor y a una persona muy amable. Luego nos cruzamos en un club de tenis, ambos raqueta en mano, y nos ha quedado un partido pendiente para el cual ya nos hemos prevenido de que quien escribe bien no necesariamente juega bien. En fin, ya veremos.

Enrique Vásquez, quien se de dedica a los negocios inteligentemente, viene sosteniendo una correcta presencia literaria desde 2002. Desde aquella época, ha publicado tanto en páginas virtuales como en ediciones tangibles trabajos narrativos importantes. En el blog Escritores Peruanos Contemporáneos, encontrarán más información sobre este escritor que, definitivamente, todavía tiene mucho que contar. Por lo pronto, gracias Enrique.

TODO POR CULPA DE MURIEL

I.
Fue por eso que estaba allí. De otra manera nunca hubiera sucedido. Sin embargo, ahora, frente a esas mujeres de escandalosos labios humedecidos por alcohol barato, cubiertos de ese acre olor a tabaco, no estoy seguro de poder seguir con esto. ¿Que nunca debí venir? Quizás, es probable. Sin embargo estoy aquí, enfrentado a mis debilidades, disfrutando mi miseria, y es entonces cuando me siento apabullado, humillado, insignificante ante una realidad que me aplasta, me enmudece y me atrapa. Y todo por culpa de Muriel. Si no hubiese sido por ella, su estúpido interés en casarse, en verse a mi lado, de blanco, entrando a una iglesia, quizás ahora en vez de estar acá, estaría a su lado, tomando una cerveza en alguna taberna barranquina o mejor aún en algún hotelito de esos en los que solíamos esperar las primeras horas de un domingo, reposando aquellas copas de vino que habían encendido nuestras pasiones y encandilado nuestras miradas. Pero la realidad es sólida y fría como un hielo. Estoy aquí, sintiéndome un tonto irremediable, por culpa de esa estúpida pelea con Muriel, por culpa de esa vida al lado de Muriel, por culpa de esa boda con Muriel. Sí, porque aunque para muchos resultara una sorpresa (para mí también lo fue), una tarde de febrero, caliente y sudorosa, en la iglesia de Fátima, frente a un puñado de incrédulos invitados y vestido con aquel terno que aún llevaba la etiqueta de la lavandería, me casé con esa muchacha, con Muriel.
Muriel Martínez Melgar, así se llamaba. Dueña de unos imperturbables ojos grises y salpicada con miles de pecas en su cara, era con su alargada figura, su cabello desordenado y sus gestos nerviosos, lo que cualquiera llamaría «una extraña mujer»; sin embargo, para mí, desde aquella noche en que me vio llorar, lo único extraño que percibí en ella, era ese afán descontrolado por casarse conmigo. Muriel, desde que la conocí, se convirtió en la artesana de mis noches, y fue tan diestra en su labor, tan amplia y minuciosa en su entrega, que luego de un amanecer saturado de tabaco, alcohol y un aroma escondido de Givenchi, la mañana del domingo nos encontró acurrucados en un viejo hotel, hablando distraídamente sobre sexo y matrimonio. Y a mí lo primero me terminó llevando irremediablemente a lo segundo. Sucedió algunas semanas después de romper con Malena; entonces resultó fácil, muy fácil, que luego de aquel descalabro sentimental, tomara la decisión (o acatara la de ella) de casarnos. Ahora, luego de algunos años, lo puedo decir sin remordimientos; arrepentido sí, pero sin remordimientos: me casé con Muriel para olvidar a Malena.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Los músicos ambulantes Yuyachkani

Un perro chusco, un burro, una gallina y una gata: la costa, la sierra, la costa afro y la selva. Más de veinticinco años los entrañables y peruanísimos Yuyachkani representarán en su acogedora casona de Magdalena tal vez una de las mejores obras de teatro peruana. Cada vez que llega el mes de diciembre, otras veces es en noviembre, los "Yuyas" nos regalan, tal vez comprendiendo que es su tarea y deber, la reposición de lo mejor de su repertorio. No estamos hablando de una obra foránea cuya trama nos impulsa a reflexionar en torno a grandes temas contemporáneos. Los músicos ambulantes, basada en el cuento Los músicos de Bremen de los hermanos Grimm, nos hace reflexionar hasta el día de hoy cómo son las relaciones sociales y culturales entre los peruanos posmigración, cómo se fue configurando este micro Perú que es Lima y cómo en nosotros sobreviven las tensiones de convivir con un otro que consideramos muy diferente a nosotros, pero con quien tenemos muchos rasgos en común. Es un deber ver año tras año esta obra, no sólo por vivir un momento de reflexión entretenida, sino porque, después de verla, uno siente que puede ser mejor ciudadano en esta ciudad.
Los músicos de Bremen

Había una vez un burro que trabajaba en una granja.
Cuando el burro se hizo viejo, su amo decidió llevarlo al matadero. Pero el burro descubrió sus planes y escapó de la granja.
-¡Qué injusticia! He gastado toda mi vida y mis fuerzas al servicio del amo... ¡y mira cómo me lo agradece! -murmuraba el burro.
Entonces, pensó ir a la ciudad de Bremen para hacerse músico de la banda municipal.
Por el camino encontró a un perro de caza y le preguntó:
-Amigo, ¿por qué corres con la lengua fuera?
-Porque soy viejo y mi amo quiere matarme...
El burro escuchó todas las desgracias del perro y dijo:
-Compañero, vente conmigo a Bremen y nos haremos músicos de la banda municipal. Yo tocaré la guitarra y tú el tambor.
Al cabo de un rato, el burro y el perro se encontraron con un gato.
-Compañero, ¿por qué estás triste? -le preguntaron.
-Como ya soy viejo, mi ama quería ahogarme. Por eso he escapado y ahora no sé cómo voy a ganarme la vida...
-No te preocupes -le dijeron-; tu historia es igual que la nuestra. Ven con nosotros, nos haremos músicos.
Un poco más adelante, el burro, el perro y el gato oyeron a un gallo que cantaba, parecía que se iba a romper la garganta.
El gallo les dijo:
-¡Qué injusticia! Toda la vida he trabajado de despertador y mañana piensan echarme a la sopa... Ahora, canto hasta desgañitarme mientras puedo.
Entonces, el burro le dijo:
-¿No tienes cerebro debajo de esa cresta? Vente con nosotros a Bremen. Vamos a ser músicos de la banda municipal.
Pero la ciudad de Bremen estaba lejos y la noche se les echó encima a medio camino. Los cuatro músicos decidieron pasar la noche junto a un árbol grueso.
El burro y el perro se quedaron bajo el árbol, el gato trepó a una rama y el gallo se encaramó a la rama más alta.
Desde aquella altura, el gallo gritó:
-¡Se ve una luz a lo lejos...!
-Vamos allá, compañeros -dijo el burro-; seguro que es mejor posada que ésta.
Cuando llegaron a la casa, el burro se asomó a una ventana y dijo:
-Hay un grupo de bandidos sentados a la mesa. Tienen preparada una cena fastuosa.
Los animales, después de alguna discusión, prepararon un plan para echar a los bandidos.
El burro apoyó las patas delanteras en la ventana; el perro se puso encima del burro; el gato se encaramó sobre el perro y el gallo, sobre la cabeza del gato.
A una señal, todos comenzaron su música: el burro rebuznaba, el perro ladraba, el gato maullaba y el gallo cantaba. Y, a una señal, todos se echaron sobre la ventana. El cristal se rompió en mil pedazos y los bandidos gritaron asustados:
-¡Fantasmas! ¡La casa está embrujada!
Y todos huyeron aterrorizados al bosque.
Entonces, los cuatro músicos de Bremen se sentaron a la mesa y dieron buena cuenta de todos los alimentos. Cuando terminaron de cenar, apagaron la luz y se acostaron.
Cuando los bandidos se tranquilizaron, el capitán mandó a uno que fuera a la casa para espiar.
El bandido entró sin hacer ruido; al fondo de la habitación brillaban los ojos del gato. El bandido pensó que era fuego y acercó una cerilla para encender una vela.
Entonces, el gato se lanzó sobre él y le arañó la cara; en su huida tropezó con el perro y éste le mordió en una pierna; finalmente, el burro le atizó una coz tremenda.
Cuando escapaba aterrorizado oyó cantar al gallo:
-¡Quiquiriqui!
El ladrón volvió junto a sus compañeros y les dijo:
-En la casa hay una bruja horrible. Nada más entrar me arañó la cara. Luego, me agarró la pierna con unas tenazas y un mostruo negro y peludo me golpeó con una porra. Cuando escapaba, un fantasma gritó: «¡Traédmelo aquí!»
A partir de aquel día, los bandidos no se atrevieron a volver a la casa y los cuatro músicos de Bremen se quedaron en ella para siempre.

Montazer al-Zaidi y la dignidad

Él es. Él es Montazer al-Zaidi. Le bastó un zapato y no miles de bombas, le bastó su dignidad, o la dignidad de todo un pueblo-cultura, violentado por una cultura económica que sólo se mira el ombligo. No quise colocar la foto del agraviado, del inconsecuente George W. Bush, pues él no debería ser el protagonista del hecho que la historia recordará como el justo epílogo de una época nefasta en soberbia. El acto de lanzar un zapato es simple: desanudarse los pasadores, sacar el pie, pesar en la mano el zapato, levantar la mirada y esperar que la puntería, cual David mítico, acierte al Goliat de este presente neoliberal, de libre mercado, y de guerras petroleras y preventivas. David falló, pero hirió al gigante no en su cuerpo, lo hirió en el ego. Los actos simbólicos son más poderosos que un acto concreto, pues estos permanecen en la memoria y es la misma memoria que los convierten en mitos que perdurarán en la historia. De nuevo, no fue una bomba, fue un zapato. No fueron miles de soldados, hijos que no saben por qué pelean; fue un periodista, nunca antes mejor ejercida esta profesión y nunca antes mejor enviado el mensaje. A mis alumnos podría decirles que el emisor es el periodista, o también que fue el canal y que el emisor fue todo el pueblo de Irak, también que el mensaje es único y claro: basta, váyanse, gringo go home, dignidad; que el receptor es múltiple: Bush, las grandes corporaciones, las grandes multinacionales proguerra; el código: un zapato o el acto de lanzar un zapato; el contexto: los años después de la Guerra Fría y la fiebre por el petróleo; el canal: ya lo hemos dicho: el zapato o el periodista, el periodista o el zapato, quiero creer que es el periodista; el referente: es múltiple, el referente es toda la historia presente. Esta historia que nos hace comprender que la comunicación es un acto de reacción y reacción, y que un zapato puede dañar tanto, o más, que una bomba.

Para hablar de referentes, es decir el conocimiento del mundo que nos hace entender con mayor profundidad los actos comunicativos del presente, Ramiro Escobar nos presenta una serie de hechos relacionados con el zapato.
Acaso sin proponérselo, el pasado 15 de diciembre el periodista iraquí Muntazer al-Zaidi se convirtió -al menos en Oriente Medio- en un serio rival de Barack Obama en la carrera hacia el título de ‘El hombre del año’. Su epopéyico gesto de arrojarle a George W. Bush, en pleno corazón de la ‘zona verde’ de Bagdad, un par de zapatos talla 44, lo ha catapultado, al filo de cierre, como uno de los hombres ilustres de este 2008 que fenece.Todo indica que el joven reportero de la cadena Al Bagdadia no tiene objetivos políticos o de figurettismo global. Al parecer, sólo lo movió una auténtica ira santa (según su hermano Dargham, plenamente premeditada), lo que le ha granjeado simpatías en todo el planeta, tan deseoso de ver que alguien, en el nombre del Cielo, exhiba algún gesto simbólico que despida, con merecidos anti-honores, a tan controvertido presidente.Cierta cortesía epitelial llaman a ver este arrebato genuino con distancia pudorosa. Pero no neguemos que a muchos -a millones de personas en el mundo probablemente- el hecho nos ha producido una secreta fruición: Bush, el que pisoteó el derecho internacional, el que pasó por encima de las Naciones Unidas, el que no se quitó sus No. 43 para entrar violentamente en Bagdad, finalmente humillado por un par de tabas.

Curiosamente, el episodio trae a la memoria otro momento en el cual el calzado humano puso al descubierto el discutible estilo del gobierno más poderoso del mundo. En enero del 2007, Paul Wolfowitz, una de las eminencias grises de la cofradía gobernante ahora saliente, mostró sus calcetines agujereados al tener que entrar descalzo en una mezquita turca. Hizo uno de los papelones de ese año, por culpa de un par de zapatos, justamente.

Mucho antes, en 1952, se dice que el candidato demócrata Adlai Stevenson perdió la elección porque Bill Gallagher, un sagaz fotógrafo, le tomó una foto en la cual su calzado derecho exhibía, impunemente, un notorio orificio en la planta. Stevenson, en efecto, fue derrotado por ‘Ike’ Eisenhower y Gallagher ganó el Pulitzer con la instantánea. No hay que despreciar, por eso, la trascendencia de un zapato. Roto o no, puede hacer historia.

También viene a cuento recordar el arrebato de Nikita Kruschev en la Asamblea General de la ONU de 1960, cuando el representante filipino lo acusó de negarse a la ‘desnuclearización’ del mundo. El dirigente soviético golpeó su escaño con un zapato, causando la sorpresa general. En el caso iraquí, paradójicamente, es el mandatario de otra gran potencia quien, en vez de manipular un zapato, tiene que esquivarlo raudamente.

Hay que reconocer que, en tan memorable momento, Bush sacó de algún sitio sus dormidos reflejos de ex soldado, pero ¿qué hubiera pasado si, acaso para felicidad de algunos devotos del antiimperialismo más furioso, al-Zaidi daba en el blanco? Quizás la algazara global hoy sería menor, quizás se hubiera pensado que, mucho mejor, hubiera sido un pastel, al estilo de Moe atacando sin piedad al indefenso y desprevenido Curlie.

Porque un zapato, sobre todo de esa talla, le hubiera causado cierto daño al mandatario, haciéndolo sangrar incluso, lo que hubiera cargado de dramatismo esta especie de gag geopolítico. Quedémonos entonces con lo que ocurrió, pero a la vez saquémonos los zapatos en son de protesta por los presuntos varios años (hasta 15, se afirma) de prisión que podrían darle al colega, por el simple hecho de haber expresado su rabia con los pies.

Está bien que sea una descortesía. De acuerdo con que no se debe tratar así a un presidente de visita, por extraviado que sea. Pero, ¿meter en prisión, durante más de un lustro, a esta especie de ícono de la ira planetaria contra unas políticas que pusieron de cabeza al mundo durante 8 años? Reporteros sin Fronteras ha pedido clemencia para al-Zaidi, aunque ha reconocido que la única arma de un reportero “son sus palabras”.

Suscribo esa afirmación, pero si la condena se produce se comprobará, precisamente, que, en ocasiones, las palabras son inútiles. Y que, dependiendo del poder que se tiene, resulta ‘lícito’ no sólo tirar zapatos sino, además, bombardear con ‘efectos colaterales’, lanzar ofensivas poco quirúrgicas y, encima, hacer malabarismos verbales y conceptuales para justificarlo. En suma: pisotear, con ganas, la ética y los derechos más elementales.

Ojalá el proceso anti-zapatos no avance porque, sino, tendremos que sacar de la tumba a Maxwell Smart para que nos ayude. Si un poderoso puede agarrar a patadas a un ciudadano (acá en Lima lo hemos visto en vivo), o lanzar misiles que dejarán en muletas a miles de personas, y no pasa nada; mientras que un reportero, por un gesto brusco pero sin consecuencias, va preso, es que este mundo está tristemente descalzo y sin rumbo.

CUENTO DE PEDRO CASTILLEJO

Nacido en Lima (1964). Graduado en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Pedro Castillejo obtuvo una mención importante en el concurso de cuento Gabriel Miró, España. También ganó el Concurso Cuento "Libro Abierto". Miembro del directorio de la mítica revista Imaginario del Arte. Muchos de sus relatos aparecieron en revistas culturales y en la antología denominada "10 escritores para el 90". Aun cuando se declara alejado de la actividad literaria, de tanto en tanto, Castillejo nos sorprende con relatos interesantes que dejan entrever su talento narrativo así como los escritores y los temas que lo obsesionan.


COMO AVE DE RAPIÑA


Te depositaste sin contenido, blando, sin fuerzas, sobre el antiguo sillón de la vieja sala. Habías cruzado el zaguán y llegado hasta ese lugar. Acaso esta vez los rodeos y las falsas respuestas no son suficientes. Te sientes mal, te cuentas la historia mil veces y desesperas. ¨ ¿Cómo, por qué? -preguntas, y te respondes pesadamente, con el cansancio de la búsqueda estéril, del eterno desengaño. "Señor Saldaña, su obra está realmente mejor, pero aún le falta algo, quizá esa dosis de vehemencia con la que usted parece no afrontar su creación...es demasiado frío, no sé ... tal vez la próxima" y entonces -al salir- el murmullo socarrón de las secretarias detrás de ti, presentir que se trata de los mismos comentarios y sorna de tantas otras veces; y luego, el buen editor, acallando aquella asolapada burla que tú te esfuerzas en no escuchar, y te apresuras y escapas, con tus manuscritos arrugados, cabizbajo.

Entonces, te llegó de pronto aquella sensación repugnante y única apoderándose de ti. Ese sudor maloliente impregnándose como una fiebre aftosa que se adhiere a todo; como un ave de rapiña que se presenta a devorarte la vida cuando ésta se asemeja más a la carroña. Tus fracasos son la carroña, que de tanto repetirse se han hecho tú mismo. En el fondo, intuías que era inevitable esa aparición asquerosa, porque jamás te habías sentido tan mal. Hoy, no tenías ímpetu ni siquiera para preguntarte por el misterio que su existencia contenía, el porqué ese olor en especial, o el porqué te había elegido justo a ti. Tan sólo alcanzas a recordar que siempre te impulsa hacia la muerte, contestando tus preguntas más íntimas con respuestas, que aparecen y se congregan alrededor del vacío al que has convenido en llamar "tu vida", para que termines concluyendo que debes eliminarla, porque lo que no vale no existe -te repites, casi saboreando la frase.

Antes, pudiste vencer a ese sudor infecto tiñendo tus derrotas, porque tenías algunas ilusiones en la vida que te daban fuerzas para defenderla, pero hoy -temprano- el editor y las risas burlonas las han sepultado definitivamente, dejándote vulnerable y perdido. Sentiste, entonces, ese escozor húmedo revoloteando, caliente, desde la boca del estómago, subiendo arbitrariamente hacia tu cabeza, donde el suicidio sería el resultado final y contundente. Porque estabas seguro: esta vez no tenías atenuantes, el fracaso te había acaparado.

Sin embargo, y como nunca antes, esa humedad extraña duró poco y, por el contrario, pareció concederte la salida a toda esa secuencia de frustración en la que habías sobrevivido, a esa inacabable cadena de deméritos y vacío. Y te alegraste, aún cuando -como otras veces- el sabor a moho te quedó indeleble en la lengua. Recién, luego de unos momentos percibiste aquella luminosa y nueva convicción, aquel bochorno acuoso te había entregado la llave para escapar de toda tu mediocridad: estabas a punto de escribir la gran obra de tu vida. Por fin, veías la luz al final del túnel: el éxito.

Con la respiración aún acelerada, no alcanzaste a alegrarte, ni te preguntaste por la excepcionalidad del hecho y, sin que te alcanzara el tiempo para cuestionar absolutamente nada, corriste lo más rápido que tu vejez permitía, tomaste un lápiz, un cuaderno y regresaste a la vieja sala, sentándote frente a la pequeña mesita de centro que atrajiste hacia ti, para emprender la escritura. Como siempre, olvidaste cerrar la puerta que daba a la calle y permitía el ingreso de ese hilillo de aire tan molesto al inicio, y totalmente olvidado ante tu ahora absorbente dedicación.

Tomaste un lápiz entre las manos y te acomodaste sobre el mullido mueble. La sensación de placidez te recordó las inesperadas visitas de Carlos, ese entrañable amigo al que le agradaba tanto sentarse en el sillón que habías elegido y que daba la espalda a la puerta.

Hubieras podido cuestionar el hecho, pero lo cierto es que con el lápiz en la mano, sentiste que todo era como escribir un comienzo de cuento ya escrito en tu mente. No bosquejaste demasiado al personaje, al ambiente, ni escogiste un tono, así como tampoco a ningún otro elemento. Simplemente empezaste a escribir.

"Allí está él -Borges se llama- viejo, terco y solitario. Su magra figura se perfila frente a la tenue luz de un candil, que en la esquina de la pequeña habitación refulge torpe y ambicioso. Su rostro seco rechaza ese haz de luz que sin éxito se esfuerza por alcanzar la profundidad de sus arrugas, ahogadas para siempre en una oscuridad sin tiempo. Bajo la luz del candil y sobre la vieja mesa, unos polvosos cerros de papel son la animografía del fracaso, de las tantas horas de creación perdidas. Borges los contempla y ríe sin ganas "todo ese fracaso quedó atrás, hoy siento que haré el mejor cuento que nunca antes se haya escrito".

Sumido en un esfuerzo total Borges, se dispone a resolver los destinos de un cuento, a construir su delirio de papel. En la penumbra, las ideas se arremolinan; sin saber exactamente como, su talento empieza a dibujar los perfiles de un rostro: había nacido Ramón Arenas. Lo gestó y lo hizo materializarse en la calle Maldonado, respirar hondo y emprender viaje. Tenía ojos sanguinolentos, un cuerpo descomunal y una recurrente cualidad maldita. El mismo Borges sonrió fascinado por su obra.

Ramón Arenas apenas hizo un gesto antes de caminar sinceramente familiar por esas calles recién inventadas para él. Luego avanzó, sin jadear, con el rumor del sol en sus enormes espaldas. Ni siquiera el ruido asfixiante del tráfico a su alrededor lo hizo dudar. Creado perfecto, sin fallas, tenía una clara intensión programada: interceptar el cortejo fúnebre del embajador noruego, justo cuando éste atraviese la calle Anteras, en el Barrio reputado como "de los intelectuales", San Alfonso de Parné. Al tenerlo cerca, ubicar a la esposa del embajador y asesinarla para que una ofensa que no lograba recordar, pero de cuya existencia estaba extrañamente seguro, quedara saldada. Después, huir sin rumbo fijo.

Caminó sigiloso hacia el centro de la ciudad, esquivó a unos policías que venían en sentido contrario, haciendo uso de un raro instinto que no nacía de la experiencia, pues prácticamente no tenía pasado. Subió a un ómnibus, con el que atravesó la ciudad entera. Cuando debió pagar el viaje, la yugular siempre a punto de estallar y su agresiva sonrisa -repleta de dientes podridos- pareció atemorizar al cobrador; bajando sin problema alguno, sin siquiera una llamada de atención. Estaba en un barrio pobre, cerca de un gran mercado. Se internó por un angosto callejón y tocó una destartalada puerta. El rostro vago de un conocido de nunca lo invitó a pasar. Minutos más tarde salió con un pequeño pero pesado bulto en la mano derecha, envuelto en un sobre de manila. Entonces, Ramón Arenas volvió a emprender viaje, a cumplir sus cadenas de papel.

Anduvo mucho tiempo por las calles de una gran avenida, saturado por los colores que debía reconocer a pesar de su novedad. El bulto en la mano aumentaba su peso conforme pasaba el tiempo. Cuando se descubrió en la esquina correcta, pensó en la mujer del embajador y en algo más. A Borges se le generó allí la primera incógnita; pero pretendiendo no perder la concertación, continuó, se acomodó mejor en el mueble y acercó el candil para ver mejor y seguir escribiendo.

Ramón Arenas hizo una horrible mueca, dio media vuelta y empezó a caminar hacia el Este. Borges esta vez no pudo pasar por alto aquella reiterada desobediencia; antes quiso que pensara en la mujer del embajador pero no en ese "algo más", así como tampoco que diera media vuelta y abandonara el lugar donde debía ejecutar el asesinato. Entonces, detuvo la escritura y volvió a emprenderla recién cuando acudieron en auxilio de su desconcierto las palabras de su difunto profesor de literatura: "En las obras de arte, en las verdaderas, el autor es excedido y reducido al rol de un simple moderador". Con el sonido de ese recuerdo reemprendió el escrito, aún más emocionado que antes.


Las baldosas de la acera pasaban bajo los pies de Ramón Arenas rápidamente. A pesar de su voluminoso cuerpo, casi no hacía ruido al pisar, y eso aparentemente lo complacía mucho. Cambió de dirección múltiples veces, como si intentara despistar a alguien. El papel que envolvía el bulto estaba ya humedecido y los contornos del revolver empezaban a notarse; no obstante, la noche y la repugnancia que trasuntaba impedían que los transeúntes le fijaran la mirada. Vuelta a la derecha, dos cuadras de frente, una a la izquierda. En un instante macabro, Borges contempló caer su pluma, como en cámara lenta, golpeando contra el piso como un bombo destemplado. Pensó que lo peor de todo había sido esa última mueca retorcida, con ello lo supo todo, Borges ya no tenía duda. Por fin había reconocido en qué sitio se hallaba Ramón Arenas; Borges supo que inexplicablemente estaba a sólo a unas cuadras de su casa. Lo atacaron infinidad de sentimientos, miedo, curiosidad "¿Será posible?"; racionalidad, frialdad, "las creaciones siempre pueden ser dominadas; y en última instancia destruidas, si, eso, destruidas".

Una intriga absoluta se construyó en sus ojos sumamente viejos, que se preguntaban mil cosas. Su mano temblorosa recogió la pluma y agitándola violentamente, le reprochó el infinito de miedos que lo monopolizaban. "Oiga Borges, le dije que su trabajo es en la página "provincias", que jamás va a ser usted un intelectual, que sus escritos sobre arte no le interesan a nadie, que no tiene talento, creatividad...¨No esperará que el periódico diga que es usted literato, ¿no es cierto?".

Nunca, nunca más, se dijo. Sus ojos profundamente viejos capturaron todo el resentimiento de años y Borges reemprendió su obra, queriendo retomar el mando y demostrarse muchas, muchas cosas. Ya no le importaba que esa última mueca le revelara que su creación venía a matarlo, sabía que hoy era capaz de dominarla y de no permitirle más insubordinación. Borges fijó su vista en el papel, sus ojos se llenaron de empuje y lo decidieron a guerrear contra ese monstruoso personaje que deseaba matarlo. Así, volvió a estampar palabras en la cuartilla. Le ordenó que regresara, que tirara el revolver, que se detuviera, que sonriera bondadoso. No consiguió nada. Por primera vez sintió realmente pánico; era como si ya no pudiese romper la dinámica de su propio cuento, como si de alguna forma éste empezara a escribir su propia muerte. Si continuaba sometía su vida a una macabra curiosidad, a su enfermizo deseo de venganza social. Borges lo sometió todo y se aferró a un nuevo intento. Asentó la pluma hasta casi romper el papel, apretó los dientes haciéndolos crujir agudamente, llevó su obsesión hasta límites oscuros, que de improviso terminaron por relajarse. De pronto dejó de luchar, tiró su cuerpo apenas hacia atrás, y con un aparente toque de resignación permitió a Ramón Arenas llegar hasta la puerta de su casa, subir las escaleras lenta, largamente, situarse frente a su encorvada espalda y encañonarlo directo a la nuca. En ese preciso instante, Borges con mucha calma deja la pluma sobre la mesa y empieza a reír, pensando que nunca más sería un fracasado y que no se prestaría a perpetrar su propia muerte.

La escena se te reproduce espiritual y gélida. Tu final también era otro, patético, un Borges dejándose matar por sus complejos y sus traumas. Pero Borges no quería escribirlo, no quería plasmar sus últimas palabras mortuorias. Quisiste consolarte pensando que el mal momento frente al editor en la mañana y el esfuerzo de escribir la novela, te había resultado agotador; que te había apresado en una cárcel en donde los barrotes horizontales son tus fantasías y los verticales, el cansancio. Casi no entendías lo que pasaba. Y te esforzaste, quisiste ir contra el instinto de conservación y conseguiste que Borges viviera nuevamente, "casi lo logro", te dijiste, y él toma la pluma otra vez, la atenaza entre sus dedos, apunta sobre la última línea, va a escribir, con la mano izquierda cubre la hoja, tú no ves, no te lo permite, "¿que‚ hace?", escribe y no sabes qué, quedas curioso y aterrado... exhausto, pero tú tampoco te detienes.

Los ojos antes tercos de Borges aparecen ahora burlones. Y tú: piensas en tantas cosas. Borges siente unos pasos alejándose, el ruido de la puerta a sus espaldas, y vuelve a sonreír sin que puedas evitarlo. Piensas otra vez en tantas cosas. Borges ríe por última vez. Luego, sientes que el hilillo de aire a tus espaldas se hace inmenso, porque tu puerta ha sido abierta, estás casi seguro de eso. Tienes miedo. Ves una sombra humana proyectándose enorme sobre los polvosos cerros de papel en tu mesita. El miedo aumenta, el sabor a moho toma tu garganta; aún así te decides y volteas.


Finalmente, publicaron tu novela acompañada de la siguiente nota del editor:

“Los escritos de la obra que tenemos el gusto de entregar a usted en esta oportunidad, señor lector, fueron hallados por Carlos Bustamante, entrañable amigo del autor, en circunstancias que hacen más apasionante su lectura.

A continuación reproducimos una nota periodística que ilustra de alguna manera la muerte de tan hábil literato:

"El cadáver del oscuro escritor Pedro Saldaña, de 65 años de edad, presenta una herida de bala en la espalda. Se le encontró de cúbito sobre una pequeña mesa, cubriendo con sus manos y su cabeza algunas cuartillas de papel manuscritas y en desorden; presumiblemente a causa del violento impacto provocado por el proyectil.
Se desconoce aún la identidad del asesino.
Un hecho que ha intrigado mucho a los investigadores de la división de homicidios, es la maloliente humedad impregnada sobre el cadáver y las hojas manuscritas halladas en el lugar. Las autoridades especulan que el occiso habría sufrido de una extraña enfermedad causante de ese aparente y profuso sudor febril.

Se desconocen los móviles del crimen."