lunes, 30 de noviembre de 2009

NOTICIAS DE LA FERIA DEL LIBRO

Semana complicada. ¿Para quien no? Hay tanto que quisiera anotar, pero tan poco tiempo en estos días de exámenes finales y de ceremonias. Ni modo, hay semanas así.
Por un lado, se complicó la fábula de los pishtacos que ahora dejó de ser una folklórica nota para convertirse en un asunto con bordes de artimaña política. De otro, el caso de la universidad Alas Peruanas - universidad que ha estado subvencionado el viaje de muchos personajes importantes - ha venido a estimular la imaginación de los ciudadanos peruanos. ¿Cómo funcionan en verdad los tejes y manejes de la vida política y empresarial en estos tiempos de avanzada civilización? Al parecer, los personajes sórdidos de la novela Conversación en la Catedral de Vargas Llosa, van quedando chicos frente a estos nuevos individuos de corte contemporáneo.

No obstante, para quienes sentimos la fascinación constante hacia los libros, seguimos de fiesta por la buena marcha de la 30 Feria de Libro Ricardo Palma.

Por mientras, y para hacer mancha con todos los otros medios que también vienen dándole cobertura a la Feria, les dejo algunas notas que han llegado a mi correro y que dan cuenta del buen avance de la Feria. Del mismo modo, les dejo alguna fotos enviadas por la gente de la Cámara del Libro. Imágenes que grafican bastante bien el espíritu de la gente que está yendo a la Feria, gente cuyo número ya sobrepasaba los catorce mil en el primer fin de semana.

Más de 14 mil personas visitaron la 30ª Feria del Libro Ricardo Palma durante los tres primeros días de funcionamiento. Desde el mediodía hasta cerca de la medianoche, niños, jóvenes y adultos colmaron los 6 mil 500 metros cuadrados de recinto ferial, dedicados al escritor peruano Julio Ramón Ribeyro.
La Cámara Peruana del Libro puso en marcha este gran evento cultural el viernes 27 de noviembre. Y debido a la acogida del público lector, se espera superar el promedio de 150 mil visitas hasta el jueves 10 de diciembre, fecha en que se cierra la feria.
Promociones del 20, 30 y hasta 50 por ciento de descuento en libros y revistas originales, que se ofrecen en nuestros 204 stands, atrajeron las miradas hacia el Vértice del Museo de la Nación.

Rodeados de bancas, faroles, áreas verdes, acróbatas en zancos y actores, que deambulan por los pasillos de la 30ª Feria del Libro Ricardo Palma, los visitantes acuden a las 176 actividades culturales programadas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

NOSTALGIA POR LOS LIBROS BEST SELLERS

Se dice que un libro es considerado un bestseller cuando consigue una gran aceptación entre un público general, y, por ende pasa a formar parte de las listas de los más vendidos. Aunque, de manera más restringida, la expresión también puede ser utilizada para señalar el valor académico o artístico de la obra. Lo cierto es que el término, generalmente, sirve para tildar a una obra como éxito de ventas más que señalar su rigor académico.
En general se acusa - con mala leche - que los best seller contemporáneos han llegado a serlo como consecuencia de una bien organizada promoción propagandística dirigida por las industrias editoriales que ha tenido en cuenta los gustos, exigencias de consumo y expectativas de un público de masas.
El escritor peruano Jorge Eduardo Benavides, desde su blog en Boomerang, escribe un artículo a propósito de este tema. Considero necesario rebotarlo desde esta zona.

NOSTALGIA POR LOS BEST SELLER

Jorge Eduardo Benavides

Supongo que a estas alturas muchos, muchísimos de ustedes, ya habrán leído al menos la primera de las novelas de Stieg Larsson, ese fenómeno editorial que se enseñorea en el horizonte literario mundial con una intensidad poco frecuente. Supongo, en todo caso, que ya habrán leído las miles de palabras que se han escrito al respecto en foros, chats, blogs y periódicos digitales y de papel, de manera que nadie creo que se haga ilusiones respecto a la novedad de mis opiniones sobre el particular. Pero como yo terminé de leer la primera novela de la saga Millenium recién ayer por la tarde, me quedó una sensación un poco nostálgica respecto a estas novelas tan sugestivas e intensas que son -o suelen ser-- los best sellers. Porque leyendo las peripecias de Mikael Blomqvist y Lisbeth Salander recordé mis lecturas de primerísima juventud, esas que son una transición entre el último Julio Verne y el primer Milan Kundera, por decirlo así.

Me refiero a esas novelas de espías y adustos burócratas del telón de acero, de valiosos microfilms y falsificadores cultísimos, de agentes secretos algo nihilistas y envenenamientos en la Europa Central que nos brindaban Frederick Forsyth, o John le Carré. Pero sobre todo recordaba las de Arthur Hayley e Irving Wallace, voluminosas novelas de tramas bien urdidas y complejas, de personajes más bien livianos que casi no entorpecían la acción y se limitaban a ser escritores que fumaban pipa, habitualmente altos y solitarios, inteligentes y un pelín desencantados, vamos, como salidos de una novelita del Cosmopolitan, pero que funcionaban a la perfección en un argumento bien urdido y estudiado hasta el mínimo detalle. Esas novelas de seiscientas páginas (hoy todo el mundo se asombra de que una novela tenga seiscientas páginas...) que uno devoraba principalmente en los veranos, pero también en cuanto arañaba unas horas a otras ocupaciones, eran ficciones que uno sentía honestas, que detrás de las tramas y peripecias había un escritor preocupado en contar lo mejor posible su historia, que se había pasado meses y meses investigando cómo funcionaba un hotel, un aeropuerto, el comité Nobel o la enrevesada jerarquía en la Casa Blanca, y entonces el lector veía alzarse ante sus ojos la minuciosa edificación de un universo si no complejo, al menos bien elaborado, y así nos dejábamos ganar por la historia.

Pero después no sé que pasó y aquellos viejos escritores de best sellers dieron paso a otros que más bien fueron un chasco, improvisados imitadores de tramas endebles y tópicos usados a granel, con personajes fascistoides e historias deslavazadas que se nos caían de las manos. Supongo que también ocurrió que muchos empezamos a apreciar en otras novelas la certidumbre de que el mundo no se dividía en buenos y malos, que las conjuras de los templarios eran inexistentes y que los rosacruces eran unos viejitos inofensivos, que el verdadero horror era algo más serio que asomaba en otros autores y que ahora disfrutábamos empecinados en tramas que exigían de nosotros algo más que el disfrute tibio de una lectura veraniega. Y por eso abandonamos los best sellers.

De allí, quizá, que leer a Larsson ha sido como volver a disfrutar de un placer olvidado y más bien juvenil, con héroes y villanos, con el bien triunfando sobre el mal, lo cual es un respiro. Y como brillaba un sol inusual en Madrid, el recuerdo de esas viejas lecturas ha sido más intenso. Larga vida a los buenos best sellers que no dan más que lo que ofrecen.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Alcalde Masías y terreno para el Museo de la Memoria

Siento que debo copiar parte del artículo publicado por Alonso Cueto en su columna semanal en Perú 21. Tiene que ver con el Museo de la Memoria (construcción que se ha estado gestionando por tanto tiempo en medio de molestas discusiones). Tiene que ver, también, con una lección de objetividad de la que a veces nos alejamos porque probablemente tenemos el hígado muy sensible. Muchos ya sabíamos que la municipalidad de Miraflores había cedido un terreno cerca de Estadio Bonilla, por la avenida del Ejército, para la edificación del Museo. Sin embargo, a muy pocos se les había ocurrido reconocer la buena actitud del alcalde Masías en este sentido. Lo cierto es que Masías ha resultado ser muy antipático para muchos y, después de haber negado el Parque de Miraflores para la Feria del Libro, confirmó la ojeriza de muchos. Probablemente por esa razón pocos destacaron la donación del terreno, entre ellos, este escribidor. Cueto hace bien en anotar tal mezquindad: explicable, pero no justificable.
Si queremos un Museo de la Memoria que nos haga reflexionar sobre los momentos difíciles que vivimos durante la infausta época del terrorismo, debemos empezar por entender que uno de los ingredientes que contribuyó en la germinación de ese horror fue la obsecación, la intransigencia.

la nota dice:

Hay que agradecer y reconocer el gesto que ha tenido el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, al donar un terreno para la construcción del Museo de la Memoria. El terreno, que tiene un espacio suficiente, está ubicado en una zona accesible para muchos, y sabemos que el proceso que llevará a la construcción del Museo sigue en buen pie. Si bien es verdad que cometió un error al negar el parque Kennedy para la Feria del Libro, el alcalde Masías ha acertado en que Miraflores, que fue escenario de protestas contra la dictadura de Fujimori y del atentado de Tarata, sea el distrito del Museo. En los últimos días, no he leído ninguna felicitación a las autoridades miraflorinas por la concesión. Es un antiguo mal. Somos magníficos para la diatriba y tardíos en el reconocimiento, quizá porque tiene menos efecto.
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viernes, 20 de noviembre de 2009

Acerca de los pishtacos

No había cumplido aún los diez años cuando escuché por primera vez de los pishtacos. Fue durante el mes que pasé en un pueblo llamado Pachas, en el departamento de Huánuco. Mi madre me había llevado a conocer a los pocos parientes de mi padre que aún habitaban en ese lugar, un pequeño pueblo que parecía sostenerse solo por milagro de una enorme ladera hasta donde llegaba el ronquido del enojado río Vizcarra que discurría muchos metros abajo.
Una noche, en torno a una larga y rústica mesa, y junto a un gran fogón en donde habían terminado cocinar la merienda, los más ancianos se dedicaron a asustarnos con historias en las que los pishtacos robaban gente para luego cercenarlos y colgarlos de grandes ganchos sobre fogones a fin de ir derritiéndolos hasta sacarles toda la grasa posible. Volví a escuchar de ellos algunas veces más, siempre de boca de convencidos parientes y amigos identificados con la cultura andina. Solo mucho después, leí de ellos en algunos escritos del gran José María Arguedas. Luego volví a leer de ellos en la novela de Vargas Llosa, Lituma en los Andes. Esta vez, la imagen del pishtaco reapareció, pero sin el atmósfera mágico que le habían dado mis parientes y el mismo Arguedas. En Lituma en los Andes, el rumor de los pishtacos parecía más bien la terca persistencia de un pueblo que aun vivía cautivo de sus supersticiones y terrores básicos.

Así fue hasta estos recientes días cuando la noticia acerca de los pishtacos dejó de ser una seductora ficción, para convertirse en una macabra realidad. La policía peruana había detenido a una banda de personas que tenían en su haber unos pomos con grasa humana y que - confesaron poco después - se dedicaba a cazar campesinos que vagaban por caminos solitarios de la abrupta serranía. Los cazaban para luego cercenarlos y "procesarlos". Confieso que volví a leer la nota y me detuve más tiempo de lo acostumbrado a escuchar los informes televisivos. Aun cuando parezca una afirmación común: por unos momentos pensé que estaba viviendo un sueño con engañifas de realidad, pero no era así.

Ahora bien, aunque todo esto conmueva las fibras de mi identificación cultural, y aun cuando, como muchos, haya vivido encantado con historias míticas como las del Muqui (cuyo cuento inconcluso ya tiene una década), el Chullachaqui y el mismo diablo que solía presentarse en forma humana, pero con una pata de cabra, la historia reciente de los pishtacos no termina de cuajar ahora que se le quiere convertir en una verdad occidental. Sucede que la "realidad" (así entre comillas) está sujeta una tabla de razonamientos lógicos en donde estos espeluznantes personajes no encajan. Por ejemplo, si acaso eran desalmados comerciantes internacionales de grasa humana, ¿no sería más rentable comerciar toda las grasa extraída de aquellos que buscan esbeltez en las clínicas privadas de Lima? De otro lado, si cobraban 15.000 dólares por frasco de grasa humana, ¿cómo así trabajaban en condiciones tan precarias como cuevas y con trípodes artesanales y bolsones de plástico para las urnas derretidoras? Y es más, ¿por qué exportaban sus escalofriantes productos en condiciones tan desprotegidas y riesgosas, como los son las encomiendas en buses, casi a la vista de todos?

He preguntado a mi querida Elena, que es consultora de belleza (y como ironía profesional sale conmigo), si ha escuchado en las más íntimas conversaciones de ese logia de expertos en el negocio de la belleza, la existencia de cremas ultras secretas que usen la grasa humana como ingrediente. Nada. Salvo la placenta en ampolletas cuya venta es por demás conocida en la cabellera releada de muchos de nosotros. Me faltaría indagar entre los expertos en maquinaria de última generación si esta grasa es usada como lubricante de sus poleas y tuercas, cosa que, por cierto, pongo en duda.

Todavía es temprano, y no he bebido ningún trago, por lo tanto, no puedo arriesgarme a especular sobre la puesta en marcha de un sicosocial gubernamental, pero ganas no me faltan. Lo que puedo afirmar es que hay una delgada, muy delgada línea entre la realidad y la ficción. Pudiera ser que, en algún momento, nos hayamos confundido de lado. Eso podría explicar la extravagancia de todo lo que últimamente nos viene sucediendo.

Por lo pronto es viernes y me urge ese trago. Iré de copas temprano, sin auto, por esto la tolerancia cero, y al regreso lo haré discretamente, cuidándome, eso sí, de los amigos sin dinero en busca de una copa de más, también de los ladrones y, por supuesto, miranado con cuidado en cada esquina. Digo, para no encontrarme con algún pishtaco metropolitano salido de una dimensión que, por lo menos, hasta ahora, pensaba perdida. ¡Qué terror!
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

30 Feria del Libro "Ricardo Palma"

La trigésima Feria del Libro Ricardo Palma finalmente deja su tradicional estadía en el Parque de Miraflores para trasladarse al Vértice del Museo de la Nación.
A pesar del revuelo que se armó y de la franca antipatía hacia la alcaldía de Miraflores, la decisión edílica no se alteró.
La Feria se traslada a San Borja. ¡Qué más da! Las cosas cambian, los tiempos son otros, pero la pasión por los libros se sobrepondrá a todas las dificultades. Habrá que sufrir el tráfico de Javier Prado y acostumbrarse al ambiente embriagado de luces de la avenida Aviación.
No importa. La Feria anuncia una mayor cantidad de libreros y muchos más títulos en comparación al año anterior. El escritor chileno Alberto Fuguet estará en la inauguración y el rockero Micky Gonzáles musicalizará las noches de Feria. Qué más. Vamos a la Feria que se incia este 27 de noviembre y que se extenderá hasta el 10 diciembre.

Una nota en Perú 21 dice:

La Cámara Peruana del Libro informó que la Feria del Libro Ricardo Palma empezará este 27 de noviembre y culminará el 10 diciembre, teniendo como escenario el Vértice del Museo de la Nación. Por primera vez en su edición número 30 dejará su tradicional sede del Parque Kennedy tras la negativa de la Municipalidad de Miraflores de que el evento se realice allí.
Este año, a diferencia del año pasado en que hubo 78 expositores y 140 mil títulos bibliográficos, ahora habrá 95 empresas participantes y 150 mil libros diferentes. El costo de la entrada será de un nuevo sol, sin embargo los menores de 12 años y los mayores de 60, ingresan gratuitamente.
El escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet inaugurará esta fiesta del libro junto a su compatriota Álvaro Bisama. Además, llegarán a Lima autores como los mexicanos Vivian Abenshushan y Marco Antonio Campos; la cronista brasilera Vanessa de Oliveira; y los colombianos Margarita García (blogger), Mauricio Vargas (historiador) y Sergio Ocampo (escritor).
Los 204 stands de la feria funcionarán desde las doce del día hasta las 10 de la noche. Y, por primera vez, se atenderá hasta cerca de la medianoche cuando se realice el Fiestón de la Feria, un ciclo de conciertos en los que participarán músicos como Micky Gonzales y La Mente.
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jueves, 5 de noviembre de 2009

Recordando a Ciro Alegría

Que yo recuerde, la lectura de la novela "El mundo es ancho y ajeno" de Ciro Alegría era de carácter obligatorio en algún año del ciclo escolar. Recuerdo, también, que su lectura resultaba insufrible para muchos de mis compañeros de aula. Tengo memoria de haber ganado algunas monedas y hasta el titularato en una selección de fútbol escolar por haberle preparado un resumen de la obra al capitán del equipo.
No solo era que la lectura en general les causara una severa alergia a mis compañeros de salón, también contaba el hecho de que el mundo andino presentado por Alegría era un mundo totalmente ajeno para nosotros. El Fiero Vásquez, Benito Castro no eran como los héroes que aparecían en las películas de vaqueros con las que pasábamos las tardes en los cines de barrio con función continuada.
En mi caso, mi verdadero encuentro con Alegría fue cuando ya la literatura se había inoculado en mi sangre y buscaba propuestas narrativas de todo calibre. Alegría tenía la habilidad de juguetear con las palabras y se regodeaba en ella impregnándole un aire poético a veces casi rimbombante, por lo menos eso me pareció a mí. La heroificación de sus personajes (campesinos explotados mayormente) francamente me impactó en una primera lectura. Tal vez, luego ya me parecieron excesivamente arquetipados. Probablemente, en mi caso, la narrativa de José María Arguedas me había señalado ya una manera de entender el Indigenismo.
No obstante, la obra de Ciro Alegría ha merecido los suficientes elogios como para permanecer en la memoria literaria del Perú. Precisamente, esta semana se recuerda su nacimiento un cuatro de noviembre de 1904.

Una nota aparecida en La República dice:

Nació en el pueblo de Marcabal, en Huamachuco. Su principal novela, El mundo es ancho y ajeno, ha sido traducida a 48 idiomas y publicada en 70 países.
Escrita cuando tenía 31 años, en el exilio, tuberculoso y sin trabajo fijo, El mundo es ancho y ajeno es la obra más importante de Ciro Alegría, y, a juicio de muchos, la mayor novela peruana de todos los tiempos. Con ella ganó el Premio Latinoamericano de Novela Farrar & Rinehart (1941), en Nueva York, con un jurado presidido por John Dos Passos.
Traducida y publicada en 48 idiomas y en 70 países, es la novela peruana más difundida en lengua castellana. Publicada por 20 editoriales españolas y desde los años 60, cuando salió por primera vez en el Perú, con una tirada de 100 mil ejemplares para un festival del libro, nunca ha dejado de reimprimirse en la patria de Vallejo, que fue maestro de Alegría, cuando éste era niño.
Brillante desde el título, El mundo es ancho y ajeno, ocurre en una comunidad de la sierra del norte del Perú, convulsionada por la resistencia de sus habitantes y su sabio alcalde a la expoliación de los gamonales, el holocausto y la emigración de las víctimas.
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martes, 3 de noviembre de 2009

Ministerio de Cultura ¡Cuidado!

Si acaso no tuvieron tiempo de leer el artículo escrito por Alonso Cueto en el diario Perú 21 sobre la creación de un Ministerio de la Cultura, lo transcribo líneas abajo.
Por mi parte, me aúno con quienes opinan que este proyecto debe analizarse con sumo cuidado. A primera vista, la idea parece loable, sin embargo, el asunto podría convertirse en una hidra de cabezas monstruosas, las que terminarían devorándose las buenas intenciones de los ingenuos. Finalmente, solo nos quedaría, otro monstruo burocrático.


El tema del Ministerio de Cultura en el Perú se ha venido discutiendo desde hace muchos años, y en su favor y en su contra se han esgrimido con frecuencia los mismos argumentos. Por un lado, creo que hay que saludar la medida del presidente Alan García, como una expresión política de un hecho evidente: que la promoción de la cultura peruana supone una gran inversión que, sin embargo, tiene mucho que ofrecer. Solo la extensión de nuestro patrimonio cultural requiere de un manejo considerable.
Sin embargo, el futuro Ministerio de Cultura se enfrenta a tres grandes desafíos que, desgraciadamente, pueden convertirlo más en un obstáculo para nuestro desarrollo cultural que en un estímulo. El primero es el partidismo o la ideologización de la cultura. El segundo es la falta de presupuesto. El tercero es la burocracia. Todos estos son los problemas habituales en los ministerios o entidades estatales, y no es difícil pensar que se puedan seguir reproduciendo en una nueva propuesta.
A todos estos problemas se agrega el de las definiciones. Para muchas personas, la palabra 'cultura’ tiene significados distintos. En el tema de la música, por ejemplo, muchos consideran 'cultural’ no solo la música clásica o la popular, sino también el rock, la cumbia andina o el heavy metal. Las mismas divisiones se pueden hacer en diferentes géneros, y habría que preguntarse quién, en un ministerio, decide cuáles son parte de su ámbito y cuáles no. Por último, el trabajo del Ministerio de Cultura siempre debe partir de su labor de promoción, sin escollos. El gestor cultural es una figura importante. En su extremo opuesto está el burócrata.
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El Caín de Saramago despierta polémica

Me entero en el diario español Abc que la reciente novela de José Saramago, titulada Caín, ha levantado la suficiente polvareda en el los medios católicos y conservadores como para llamar la atención de los lectores y convertir al libro en un suceso de ventas.

Casi veinte años después de su controvertida novela 'El evangelio según Jesucristo', obra que fue vetada por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura, Saramago, vuelve a despertar las iras del fundamentalismo católico con "Caín". Por lo que entiendo, la reciente obra es un irreverente, irónico y mordaz recorrido por diversos pasajes de la Biblia.

Tendré que adelantar el turno de lectura de esta novela para brindar una mejor opinión. Por lo pronto, aunque parezca mezquino, sería ingenuo pensar que el equipo de editores de Saramago no haya previsto el bolondrón y los buenos efectos de esto en las ventas.

Parte de la nota dice:

Saramago presentó hoy su novela en la Casa de América, en una multitudinaria rueda de prensa en la que el Premio Nobel de Literatura 1998 se refirió a la gran polémica que «Caín» ha suscitado en su país, Portugal, donde ha sido criticado con dureza por la Iglesia Católica y «por la extrema derecha política».

Por supuesto que el escritor esperaba que, por la lectura que él hace de la Biblia en la novela, «la Iglesia tuviera algo que decir», pero no «con la impiedad, la falta de misericordia y la falta de caridad» con que lo ha hecho, y, además, «sin haberse leído el libro», aseguraba Saramago.
En Portugal llueve sobre mojado, ya que la reacción que desató en 1991 «El Evangelio según Jesucristo» llevó a Saramago a abandonar su país para venirse a vivir a España.
Pero la polémica no ha evitado que la nueva novela haya tenido «un éxito sin precedentes», como dijo el editor portugués Zeferino Coelho, que acompañó al escritor durante la presentación, junto con Pilar del Río, esposa y traductora de Saramago, y con Pilar Reyes, directora de Alfaguara, el sello que ha distribuido el libro en España e Hispanoamérica.
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