jueves, 28 de junio de 2007

CHRISTIAN REYNOSO (PUNO) PUBLICA NOVELA


REYNOSO Y SU "FEBRERO LUJURIA"
Ese, al parecer, va a ser el título de la próxima novela de Christian Reynoso, un querido amigo que, desde Puno, vive con la pasión necesaria la literatura;aparte de una preocupación constante personal por la difusión de la cultura puneña. Probablemente la novela sea publicada por la editorial Matalamanga. Espero que también me envíe un adelanto de su obra para colocarla en esta ventana. Como que la cosa ha gustado.
Reconozco que he visitado Puno muy poco, casi de pasada, y por las fiestas de la Virgen de la Candelaria, momento cumbre de la algarabía puneña donde el color rompe una vez al año la coloración grisácea de ese mundo situado a más de tres mil metros de altura y con una temperatura que - por estos días, se habla - ha bajado hasta los diez grados bajo cero.
Aquella fue una visita algo borrosa porque el escribidor anduvo de tumbo en tumbo por estar entre copa y copa (entre chela y chela, para ser más claro). Sin embargo, aun así, la belleza dura de Puno y la cantidad de tradiciones y símbolos con los que se vive, le dejan a uno la sensación de haber llegado a un mundo aparte, mágico. Desde el borde del Lago Títicaca, alguna pensé que podía haber hecho una vida en Bolivia.
Mientras coseguimos el adelanto de la novela, les recomiendo leer un cuento de este joven escritor. Solo tienen que hacer clikc en escritores contemporáneos y buscar con paciencia.

lunes, 25 de junio de 2007

LA PROXIMA NOVELA J.E.BENAVIDES


A propósito de su siguiente novela
J.E. BENAVIDES NOS ENFRENTA CON LOS LADOS OSCUROS DE NUESTRA HISTORIA

En 1975, yo vivía como a diez cuadras de la avenida 28 de Julio, muy cerca del cuartel de Radio Patrullas. Punto de inicio de una serie acontecimientos dramáticos que marcaron con sangre el comienzo de la posterior caída del dictador militar Juan Velasco Alvarado. Esa madrugada del cinco de febrero de aquel año, cuando el ruido sordo y poderoso de los blindados del ejercito cercaron cuartel de Radio Patrullas y luego desataron el horror de la masacre contra los desprevenidos guardias civiles en huelga, pude escuchar nítidamente el estruendo de las explosiones y el traqueteo de las ametralladoras.

Al día siguiente, mi madre escondió en la casa a un policía que estaba huyendo asustado (aquella vez me pareció más un niño perdido) y después lo disfrazó con las ropas de fiesta patronal de un primo cantante para que pudiera escapar hacia lo incierto. Todo ese día fui testigo de la violencia que se desató en la ciudad. La palabra "saqueo"daba vuelta por todos los sitios y los rumores de caos general se expandían casi a gritos. Confieso que hasta allí, el general Juan Velasco Alvarado y su Junta Revolucionaria eran apenas las noticias con las que se llenaban los periódicos de la casa. Después se hizo una certeza cuyo bordes nunca estuvieron muy claros, aun años después, cuando ya el general Morales Bermudez entregaba el poder a un mando civil.
Ahora que se anuncia la próxima novela de Jorge Eduardo Benavides cuyo contexto, al parecer, es el periodo de gobierno Velasco Alvarado, a quien podría definirse como el último modelo de dictador tradicional - militar, resentido, egocéntrico, con afanes de todo poderoso - estaba rememorando aquellos hechos ya bastante confusos en la memoria. Esperamos con entusiasmo la pronta salida de dicha novela cuyo título, probablemente, sea La navaja Occam.
Jorge Eduardo Benavides viene de haber logrado dos estupendas novelas anteriores. Ambas cubren etapas conflictivas de la vida peruana (de otro lado, ¿cuándo no han habido etapas conflictivas en es país). Con Los años inútiles logró alcanzar un retrato del complejo Perú de fines de los 80’s, una de nuestras etapas más difíciles definitivamente. A través de tres personajes centrales provenientes de diversos sectores sociales, todos ellos empujados, por la crisis política y económica, a un acelerado proceso de degradación y corrupción, consigue devolvernos a una época que no siempre quisiéramos recordar.
En su segunda novela, El año que rompí contigo, que alcanza contextualmente la primera etapa del gobierno de Fujimori, es donde termina por afirmarse como un escritor con una voz propia y un manejo eficaz de la técnica narrativa. En ésta, hay una trama que implica dos parejas de jóvenes de clase media agobiados por la grave crisis económica y política: hiperinflación y atentados terroristas. Junto a ello, también deben enfrentar las mezquindades domésticas de cada día.
De los pormenores de la siguiente novela, habrá que esperar a encontrarse con Jorge para sacarle un poco más. Por lo pronto, tenemos una página de lo que terminaría de publicarse oficialmente en la segunda mitad de este año.
Fotos:
- El escritor Jorge Eduardo Benavides
- General Juan Velasco Alvarado
- Gráfico de un periódico de la época

ADELANTO DE NOVELA

LA NAVAJA DE OCCAM

Al parecer, sería el título de la siguiente novela del reconocido escritor Jorge Eduardo Benavides. Aquí un fragmento del nuevo título a modo de cortesía total y que, de entrada, hace recordar - con un inevitable estremecimiento - el olor enrarecido de las dictaduras.

«Sudaremos, sudaremos, sudaremos»: la frase le salta inopinadamente, de vez en cuando, en medio del frenético ritmo que no lo ha abandonado desde hace cuatro días, tiñéndole el rostro de rojo, obligándolo a detener lo que está haciendo en ese momento, avasallado de humillación. El General Carranza se lo ha preguntado en algún momento, ¿sucede algo, Juan? Y él hace un gesto con la mano, nada, Benito, nada, y continúa despachando con quien en ese momento se encuentre, pero ahí sigue la frase, como un maldito mal presagio, un nubarrón repentino en su futuro centelleante de obligaciones para con la patria: sudaremos, sudaremos, sudaremos, carajo, qué imbécil. Quizá a eso se debe el permanente mal humor que lo tiene empantanado en una ciénaga de imprecaciones, piensa levantándose con sigilo para no despertar a Amparo, que duerme tranquilamente a su lado. Ya deben ser cerca de las cinco, calcula y atisba por entre las cortinas: el parque solitario, mustio, emboscado por la neblina, los dos coches patrulleros estacionados en la puerta, el murmullo de la conversación de los policías militares, qué ganas de fumar, maldición.Sudaremos, sudaremos, qué imbécil, carajo. El reloj de la sala ha dejado caer otra gota de tiempo, lenta, pesada, que sugiere como un batir de aguas que inunda la casa y el General se revuelve incómodo, maldiciendo en voz baja, acezando como un buey por el cansancio, por el insomnio que no lo abandona pese a que el doctor Ezquenasi ha dicho que no es nada, un poco de relax, mi General, y él lo fulminó con la mirada, se quitó de mala manera la goma de medir la presión, cómo iba a tener relax, carajo doctor, masculló frente a los perplejos ojos azules del médico, cómo iba a conseguir tranquilidad si desde hace tres días apenas ha dormido unas horas, ha comido sin saber qué se llevaba a la boca, ha recibido en audiencia a cien, doscientas personas, ha tenido que despachar con Benito Carranza, con el General Antón del Valle, con el Almirante Saura, con el Comandante Carlin, con el Coronel Figueroa, ha tenido que lidiar desde el principio para que los marinos y los aviadores acepten los hechos, que participen y respalden al Gobierno de la Nación, al gobierno del pueblo, al gobierno mío, carajo: ha tenido que bregar con gente cuyo nombre apenas recuerda y que se acercó a Palacio desde que él tomara el poder, y en algún momento ha sido asaltado por un sentimiento de burla, ha sentido que no, que no era él quien había tomado Palacio, sino ese enjambre de gente que de pronto encuentra en salitas de espera, en salones solemnes, en el despacho contiguo al suyo, carajo, si apenas ha tenido tiempo de familiarizarse con ese palacio de arañas deslumbrantes y tapizones encarnados, de caminarlo de arriba a abajo sin desorientarse, incómodo porque se siente observado a cada momento y todo ha sido tan rápido que apenas han conseguido un par de secretarias que andan tan perdidas como él. De pronto, en algún momento del día el General Nolasco se ha sentido extraviado, embarullado y acechado: sácame de una vez a toda esta gente de aquí, Benito, le dijo ayer mismo al General Carranza mientras avanzaban apresuradamente hacia su despacho y dos civiles se acercaron a saludarlo, casi se le tiran encima, mi General, el placer de estrecharle la mano, le dijo uno de ellos adelantándose, bajito, calvo, de un bigote cuidado con relamido esmero. El Primer Ministro, al darse cuenta del gesto de sorpresa del General Nolasco, interpuso su mano de labrador entre él y el senador De la Puente y el senador Ramiro Ganoza, mi General, dijo haciendo un discreto movimiento como para contener o presentar a los otros: los señores han pedido audiencia con usted y están aquí desde las once, escuchó la voz de la secretaria Gladys, a sus espaldas y Nolasco gruñó algo, estrechó las manos, un momento, por favor, caballeros, dijo con la voz exasperada, alzó una mano inapelable y entró a su despacho seguido del General Carranza, como un paquidermo adormecido, con una tranquilidad y una pachorra que es sólo apariencia, simulación, estrategia: Juan, tranquilízate, vamos a organizar todo esto, pero tienes que comprender, tú mismo...sí, dijo Nolasco encendiendo un chalán, ya lo sabía, Benito, caracoles, que no amolara más, cholo, y se sentó frente a una ruma de documentos, sudaremos, sudaremos, qué imbecilidad, en todos los periódicos, malditos gacetilleros: sí, de acuerdo, ya sabía que él mismo había decidido aceptar casi todas las peticiones de audiencia que habían hecho repiquetear exasperadamente los teléfonos de Palacio, mientras unos operarios instalaban otros aparatos más porque los que tenían eran insuficientes, había exigido el General Carranza desde el primer momento en que llegó a la Casa de Pizarro, y Nolasco le dio una palmada en el hombro, que le pongan además línea directa con el General Carranza, su mano derecha, carajo, él único en el que podía confiar plenamente, cholo, le dijo casi al oído cuando se encontraron en las instalaciones del Centro de Instrucción Militar de Chorrillos a la una de la mañana del tres de octubre, y junto con el Coronel Blacker y el Coronel Martínez del Campo esperaron tensamente que sonara el teléfono. En la División Blindada del Rímac, a sólo dos kilómetros de Palacio de Gobierno, el General Arrisueño por fin marcó el número convenido: «General Nolasco, nos ponemos en marcha.» En aquel momento se abrazaron, todavía habitantes de esa redoma tibia de intimidad que pronto se desbarataría, casi desde que a cinco minutos para las seis de la tarde del mismo tres de octubre descendiera del helicóptero que lo dejó en el Parque de Palacio, junto a su equipo de gobierno. Ya serían las cinco y media de la mañana, aventuró.

sábado, 23 de junio de 2007

CONTRA VIENTO Y MAREA Y EL HACKER




PORQUE UN DIA
LAS COSAS TERMINAN, EXACTAMENTE
CUANDO OTRAS VAN A COMENZAR





Estas páginas tenían el propósito de hablar de literatura, así como de otras artes. Claro que, por lógica consecuencia, se iba a hablar de toda la cosa cultural que viene adherida inevitablemente al arte. Pero, principalmente, se iba ha hablar de literatura.
Ahora sucede que quien escribe también vive el ajetreo diario y seguramente se mete en tantos líos como cualquier homínido.
Pues bien, alguien se picó por la sutileza irónica de una de mis Crónicas de la Ciudad. Se sintió aludido, mordido y, desde su posición de ganador y poderoso no lo aceptó. Entonces, claro, soltó a sus piratas de la cibernética para anular esta página y las demás que manejo desde la zona del escribidor.
No era para tanto, sabes. Si bien hay gente que usa la literatura para cosas menudas, no lo somos todos. En la mayoría de los casos - te explico - los escritores escarbamos dentro de nuestros demonios interiores, estamos atentos la borrasca de cosas que nos suceden o que suceden en nuestro entorno y de ella componemos nuestras historias sin otro compromiso que la verosimilitud de nuestro relato. Ahora bien, en el camino a veces recomponemos todo, o no tanto; lo distorsionamos o hacemos que parezca verdad; pero eso ya no es cuestión de qué parte fue verdad o qué parte ficción; es una nueva verdad que se solaza en el espacio único y fabuloso de la palabra. Aprende. No todo es como lo supones desde tu estrecho espacio de vida envilecido por hacer dinero y joder vidas ajenas para llenar tu reseca existencia.
En todo caso, no creo que valga la pena que te preocupes por la insignificancia de esta página, ni por el efecto que pueda tener la literatura, ni este escritor en tu futura vida de hombre adinerado. Cada quien con lo suyo y a lo suyo. Para mí, el camino que he elegido está bien y responde a las espectativas que tengo para mi tiempo en esta tierra. ¿Tú? ¿Seguro?
Eso sí lamentaré, siempre , que en mi camino se hayan alejado ilusiones que parecían posibles, pero eso ciertamente no es tu culpa. Cada quien es responsable de lo que hace o no hace.
Si te molestó la Crónica, resígnate. Piensa esto, cuando gires algunos cheques ahogados de ceros y finalmente consigas lo que buscas, verás que la palabra no te quitó nada concreto. En todo caso, las palabras que te han molestado están ya adheridas en el recodo de tu memoria y contra eso ya nada puedes hacer, sino sobarte con disimulo y firmar inmediatamente otro cheque y hacer otra llamadita de perrito lastimado.
Para todos mis lectores, las más caras disculpas por el alejamiento y por reiniciar este ciclo con este descargo. Las ventajas de tener una página y muchos amigos lectores.
Para que la cosa no sea tan personal. En el blog siguiente encontrarán una primicia sobre la siguiente y esperada novela de Jorge Eduardo Benavides. Un capítulo de ella.
" ESTAMOS POR VOLVER,
PACIENCIA,UN HACKER NO NOS VA GANAR