lunes, 20 de octubre de 2008

CUENTO DE EDUARDO GONZÁLES VIAÑA

Nacido en Chepén. Eduardo González Viaña obtuvo, muy joven, el Premio Nacional de Literatura del Perú con su libro "Batalla de Felipe en la casa de las palomas". Entre sus novelas se destacan "Identificación de David", "Sarita Colonia viene volando" (he leído ambas obras con deleite y admiración); también ha publicado "Los sueños de América" (Alfaguara) –traducido al inglés -American Dreams- (Arte Público, Houston 2005) y que ha sido reeditado doce veces. Con esta obra, González Viaña obtuvo el Premio Latino de Literatura de los Estados Unidos.
Hasta el momento, su novela acerca de la inmigración, "El Corrido de Dante" ha tenido cinco ediciones y en en julio del 2007 obtuvo el Premio Latino Internacional de Novela de los Estados Unidos en el que el segundo premio fue compartido por las reconocidas novelistas Gioconda Belli e Isabel Allende. "El Corrido de Dante" es considerado como un clásico de la inmigración en Estados Unidos. González Viaña es otro escritor peruano imprescindible en la antología de escritores peruanos contemporáneos.

HELLO, THIS IS SUSAN IN HOT LINE

Puedes creer que mi nombre es un nombre lánguido y pálido, y puede ser el nombre de un sue­ño, y como dices parece el nombre de una mujer que nunca hubiera salido a la calle. Y es exactamente como te lo imaginas. Soy rubia y delgada, y mis piernas son largas y lánguidas, y el color de mi cuerpo se parece al color de mi vida. Y el color de mi vida se parece al color de esta habitación de donde nunca he salido, y por eso mi carne tan sólo ha sido calentada por la luz de la luna, y cuando la luna entra en mi cuarto, me desnudo y le muestro todos mis rincones, y me acuesto y me miro y me toco y me huelo y me enrosco y, me abro hasta el infinito, hasta que la humedad forma caminos en mis piernas, hasta que todo mi cuerpo es un desierto silencioso y hambriento, hasta que mi silencio se convierte en un gemido, y mis piernas largas, mis muslos dolorosos, mi cadera redonda, mi cintura estrecha, mis senos duros, mis labios abiertos y mis ojos iluminados: toda yo soy un cuerpo solitario, una playa olorosa, una cueva profunda, una herida que palpita, un pensamiento enfermizo y una voz como un aullido que repite tu nombre hasta que le sobra el amor y, le falta la vida.
Si quieres, dame tu nombre. Dame un nombre cualquiera, y te comenzaré a llamar y a reclamar en esta celda donde tan sólo hay una cama caliente y una mujer solitaria. Dime cómo te llamas o cómo quieres que te llame, y te traeré a mis sábanas y a mis sueños. Y mencionaré tu nombre muchas veces cuando rezo desnuda, de rodillas sobre la almohada. Y te rezaré y te traeré a mi vida. Y podrás olerme, y podré tocarte. Y primero nos miraremos con una mi­rada fría como el frío que, en este instante, eriza mis vellos y mi carne. Y primero estaremos a un metro de distancia. Y primero nos miraremos como dos anima­les bellos. Y primero nos desearemos como dos caní­bales. Y primero se mojarán nuestras lenguas y nuestros labios. Y primero estaremos llorando de hambre. Y primero nuestros ojos brillarán como brilla el infierno. Y nunca habrá después porque cuando nuestros cuerpos se encuentren será siempre primero antes de después.
Ese nombre que me das ya lo conozco...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el libro que mencionas se vende en el Perú?

Carlos Enrique dijo...

Escribe muy bien. Y hasta ahora no he podido verlo cuando ha llegado por Chepén.

Algún momento que se coincida lo conoceré.

Saludos,


comolarecuerdo.blogspot.com

Anónimo dijo...

me gusta mucho como escribe