jueves, 15 de noviembre de 2007

CREAMFIELDS


CREAMFIELDS EN LIMA


El sábado 17,Lima se unirá, por primera vez, al festival electrónico Creamfields. Conversamos con Hernán Cattaneo, uno de los DJ más cotizados del momento. La fiesta será en el Club Hebraica, de La Molina. Vienen también John Digweed, James Zabiela y otros. Entradas en Teleticket. Lo que hizo que me convirtiera en DJ -no sabía entonces que lo era- fue mi pasión por la música, que me hacía sentir muy especial. Mi primera forma de compartirla -que es lo que hacemos los DJ- era invitar a mis amigos a casa para que oyeran los discos que a mí me emocionaban, para ver si les pasaba lo mismo", recuerda Hernán Cattaneo. Conversamos por teléfono, antes de que venga a Lima.

¿Qué discos eran?

De todo. Mis hermanas mayores escuchaban Pink Floyd, soul de Filadelfia y bandas como Kraftwerk, que influyeron mucho en la música electrónica después. Si no hubiera sido por ellas, a esa edad, yo hubiera escuchado música para niños. Gracias a mis hermanas escuché música más elaborada.

¿Cuándo creyó poder vivir de esto?

Empecé haciendo fiestas en mi casa o en las de mis amigos. Había un club en mi barrio, el Club Italiano de Caballito, donde hacían fiestas grandes. Insistí en que me dejaran musicalizarlas hasta que los convencí. Ese fue un buen puntapié inicial. Yo tenía 15 años. Luego comencé a musicalizar unos clubes en la costa, lo cual sirvió para, de regreso en Buenos Aires, trabajar en otros clubes.

¿Cuándo comenzó a mezclar la música al modo contemporáneo?

Lo que importa en un DJ es la personalidad musical. Eso incluye la capacidad técnica, el gusto y la decisión. Ningún DJ empieza pensando en dinero o fama. Uno solo tiene este pensamiento juvenil de querer hacer escuchar a los demás lo que uno cree que es lo mejor.

¿Cómo se conectó con la escena internacional?

El salto tiene que ver con Club Land, en Buenos Aires, donde trabajé desde el 93 hasta 2001. Iban DJ de todo el mundo y yo tenía la suerte de compartir la cabina con ellos. A Europa llegué con Paul Oakenfold, que vino a Argentina en el 98, me escuchó y quiso que abriera sus shows alrededor del mundo. Un hada madrina...Por supuesto. Luego la agencia inglesa que lo manejaba me dijo que me quedara en Europa. No lo dudé. En Argentina, en ese momento, yo sentía que había llegado a un techo. Me fui y empezó la mejor parte de mi carrera. La figura del DJ genera una empatía muy fuerte con la gente, ¿no?El público de música electrónica es bastante fan. Los más jóvenes están muy informados de lo que hacen los DJ gracias a Internet. En Sudamérica, la gente es muy cálida y afectiva, por eso nos gusta tocar ahí. En Europa, el público tiene una actitud menos demostrativa, lo cual no quiere decir que la música le guste menos.

¿Los DJ producen en el público femenino el atractivo que los rockeros?

Depende de cada uno. Por supuesto que chicas en la noche y en los shows hay siempre, pero jamás he usado mi faceta de DJ para relacionarme con las personas. Al margen de que estoy casado y tengo familia, me tomo muy en serio lo que hago y me gusta que la gente me reconozca por la música.

Lógicamente, el que quiere aprovecharlo tiene con qué. Hay quienes relacionan drogas con música: la hierba con el rock y las pastillas con la electrónica.

Yo sé, porque hace años trabajo en esto en todo el mundo, que las drogas son un tema social en todos los rubros. Hay drogas en el fútbol, en la calle o en cualquier situación social. Obviamente, la música electrónica atrae a muchos jóvenes y, por supuesto, habrá drogas, pero no es una condición indispensable. El que quiere responsabilizar a la música electrónica de las drogas se está lavando las manos de algo mucho mayor. Yo no fumo cigarrillos ni marihuana, no uso drogas, nunca en mi vida tomé alcohol y desafío a cualquiera a encontrar alguien que disfrute más de la música que yo. Creo que es muy fácil apuntar a los jóvenes porque ellos son menos hipócritas y no tratan de ocultar las cosas, como sí lo hacen otras personas.

¿Qué tal venir al Perú?

No solo es uno de mis lugares favoritos en Sudamérica sino que lo disfruto muchísimo. Me siento muy querido en el Perú. En los últimos cuatro años creo que festejé mi cumpleaños en Lima, tocando. Estoy muy entusiasmado con que haya un Creamfields allá. Creo que Lima lo necesitaba. Además, tiene una escena muy buena y, para eso, no basta traer a los mejores del exterior. Eso tiene que ver con los DJ locales -Rodrigo Lozano es uno de los responsables-, con los promotores y con el público, que es excelente.

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