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sábado, 29 de agosto de 2015

"La distancia que nos separa". Novela de Renato Cisneros. (Comentario)



“La distancia que nos separa” (Editorial Planeta -2015) de Renato Cisneros ha sido uno de los libros más solicitados en la reciente Feria Internacional del Libro de Lima. Dato que nos alegró mucho porque complementaba las otras buenas noticias que trajo la  FIL de este año: hubo más asistentes, se vendieron más libros, se eligieron mejores títulos. Lo que denotaba mejores lectores.
Ahora bien, hay que aceptar que la concitación sobre dicho libro  - en principio -  bien pudo  haberse debido al aprecio mediático – bien merecido – que se le tiene al autor quien, hasta unos días antes, conducía  programas periodísticos y culturales.  Del mismo modo, el tema, en sí mismo,  resultaba sugerente. Una novela de “auto ficción” que abordaba la vida del general Luis Cisneros Vizquerra, padre del autor, y controvertido  Ministro del Interior durante el régimen de Francisco Morales Bermúdez y  Ministro de Guerra durante el segundo belaundismo. Es decir, la alusión a un recorrido por las difíciles épocas que se vivieron en dicho periodo -  precisamente en el apogeo del general Cisneros -   era sugerente.
Sin embargo, luego de haberla leído, debo anotar que la novela de  Renato Cisneros se sostiene  sólidamente por sí misma y es mucho más que un contexto  histórico y un personaje controversial.  Me agradó haberla leído.
El narrador, el penúltimo hijo del general Cisneros, nos lleva por una exploración de su genealogía para comprender la figura de un padre desbordante. A ratos, carismático y en otros,  insufrible. Un padre con muchas facetas, contradicciones y  excesos tanto en el ámbito  familiar como en el espacio público en donde tuvo un papel relevante en el quehacer del país. No obstante, ese recorrido de reconstrucción también pasa por la búsqueda del autor para comprender su propia esencia. Desde el principio, se destila la inquietud del narrador por desgajar las capas de su historia familiar impulsado por un  deseo  subyacente, un deseo inaplazable  de rearmar todos sus recuerdos para colocarlos en un nuevo orden y, finalmente, reconciliarse principalmente con él mismo.
Ahora bien, la novela cobra un gran atractivo porque se trata de la decantación biográfica  del general Cisneros Vizquerra, hombre de gran importancia en la vida nacional del país en los difíciles años de la dictadura militar y la violencia terrorista de las décadas posteriores. Militar sobre el que se creó toda una leyenda – a veces exageradamente  oscura – y sobre quien se descargó toda la batería de fantasías y, seguro, también verdades completas y, en otras, a medias. Situación comprensible en una época en donde el caos ideológico y la confrontación armada interna pincharon todos los odios y todos los miedos que habían estado supurando el país.
Sin embargo, como ya dije, la novela de Cisneros, hijo, es significativa porque,  más allá de que el personaje central sea un hombre histórico¸ plantea un recorrido por una saga familiar – que con matices más, matices menos – pudiera ser  el descubrimiento de la historia  propia de cada lector. Siento que ese esfuerzo intelectual que lo lleva a escarbar en la memoria para confrontar los recuerdos idealizados con los que pudieran ser reales es una propuesta que bien pudiera tentar a muchos lectores. ¿Cuántos de nosotros no guardan asuntos inconclusos que así, irresueltos, conforman la maraña de nuestra existencia?   Con la diferencia, claro, de que, en el caso de la novela, el personaje es alguien de una intensa connotación histórica.
La novela es extensa, pero bien ordenada. En una estructura aparentemente lineal, se las ingenia para avanzar desde los inicios de la familia hasta los sucesos posteriores a la muerte del padre. Sin embargo, logra combinar hechos, reflexiones y claves que luego, poco a poco, se irán justificando. Por ejemplo, la mención de bisabuelo, abuelo, etc. es determinante para entender la naturaleza del padre y del propio narrador.  Por supuesto, esto desde el punto de vista planteado en la obra.
Escrita en de un modo bastante fluido, la narración avanza con un lenguaje limpio y claro. Mérito que le atribuyo al ejercicio periodístico del autor. Aunque, en lo personal, pienso que tiene momentos de parafraseo alegórico un tanto excesivos, sin embargo, por fortuna, no declinan la calidad de la novela.
Entiendo que, para muchos, lo que destaca, lo que la hace atractiva, es el develamiento de un personaje notorio en la vida del país, así como el hecho de que este develamiento sea llevado a cabo por su propio hijo. Y estoy de acuerdo, pero, creo los méritos de una novela deben sustentarse en la novela misma. Esto sucede cuando le lectura se despeja de los elementos extraliterarios y se manifiesta valiosa en sí misma. En lo personal, ese el mérito de la novela de Renato Cisneros.
En una de las últimas páginas de la novela, el narrador reflexiona: “Aquí he engendrado al Gaucho, dándole nombre a una criatura imaginada para convertirme en su padre literario. La literatura es la biología que ha permitido traerlo al mundo, a mi mundo, provocando su nacimiento en la ficción”.

Los invito a leerla.

sábado, 7 de marzo de 2009

"Memorias de una dama", la nueva novela Santiago Roncagliolo

Santiago Roncagliolo acaba de publicar su nueva novela "Memorias de una dama". Gracias a la editorial Alfaguara el ganador del Premio Alfaguara 2006 nos entrega una novela que se aleja mucho del tema del terror en el Perú de Abril rojo para introducirse en los claroscuros de la memoria. ¿Será que este tema es una forma de tocar tangencialmente el tema del terror? Ya Iván Thays lo hizo con Un lugar llamado oreja de perro. Si aceptamos que todo hecho violento genera en las víctimas y perpretadores recuerdos que en el futuro aspirarán a ser comprendidos o deconstruidos para poder ser procesados, entonces la novela de Roncagliolo va por ese camino. Esta vez no es la voz de una víctima del terrorismo, sino es la voz que trata de ser concretizada en una dama de la alta sociedad caribeña, Diana Minetti, quien se entrecruza con un mediocre escritor peruano que desea a toda costa el éxito literario. Así aquellos recuerdos de las dictaduras serán transformados o envanecidos por la farsa. ¿Acaso es un guiño a todos aquellos que tiene o tuvieron en sus manos hablar de un acto políticamente traumante y cómo en sus manos se envaneció hasta ser parte de lo que la memoria olvida? Solo especulo. Estaremos seguros solo después de leer la novela.
La página de Alfaguara presenta así la novela:
The New York Times
"La millonaria Diana Minetti quiere escribir sus memorias, una historia llena de glamour y fiestas de la alta sociedad en Londres y París. Pero contrata para el trabajo a un escritor peruano mediocre, arribista y casi ilegal que quiere publicar un libro de éxito cueste lo que cueste.Durante la investigación, el biógrafo descubre los vínculos de la familia de Diana con el fascismo, la Mafia italiana, la CIA y las dictaduras caribeñas de Trujillo y Fulgencio Batista. Y decide escribir una historia muy distinta de la que quiere su clienta. Jackie Kennedy, Benito Mussolini, la Revolución Cubana, Lucky Luciano, Mario Vargas Llosa desfilan por este libro, mezcla de comedia, thriller y novela histórica sobre las mentiras, el dinero y las buenas familias".
"Conocí a Diana Minetti en su residencia de la avenida Roosevelt, a pocos metros de los Campos Elíseos. Vivía entre las galerías de arte más exclusivas, cerca del palacio presidencial, y desde la terraza de su dúplex se dominaba toda la ciudad, de Montmartre a La Défense".
Para continuar leyendo las primeras líneas, hacer clic aquí.

martes, 24 de febrero de 2009

Los vivos y los muertos

Edmundo Paz Soldán es un escritor boliviano de gran talento que pertenece a un grupo de escritores ya no tan jóvenes que se vienen consolidando en las letras latinoamericanas, Fuguet, por ejemplo. Recuerdo que lo primero que leí de este escritor fue su cuento Dochera, cuento que le significó el premio Juan Rulfo. También, lo leo a menudo vía Boomeran(g) donde escribe su blog llamado Río Fugitivo. Ahora, con Los vivos y los muertos trata de retratar la violencia que existe en la sociedad americana que suele acoger en sus universidades número importante de intelecuales latinoamericanos. Desde su mirada, aspira a explicar los porqués de esta violencia y, a la vez, trazar las correspondencia con la violencia en nuestra sociedades. En unas semanas más, tendremos este libro en vitrinas.


Las frustraciones mueven el nuevo relato de Edmundo Paz Soldán (Bolivia, 1967), que lleva por título Los vivos y los muertos (Alfaguara), y en el que recoge nueve asesinatos de los once personajes que pasan por el libro, en pocas semanas en Madison (EEUU). El autor siembra de ficción hechos verídicos, para conseguir una crónica verosímil de la maldad a punto de cañón, por la que atraviesa la sociedad norteamericana.

"El problema de EEUU como sociedad es que tienen la tentación de las armas para dar respuesta. En Bolivia, si te deja tu novia o te emborrachas o te pegas con alguien, pero no solucionas los problemas con escopetas. Las armas y el arrebato son un cóctel muy peligroso", reconoce. Sin embargo, la violencia no queda tan lejos. Columbine no debería sonarnos tan extraño estos días. "Nadie está a salvo de esta violencia y cada vez será más común entre los jóvenes. Eso es lo que más me ha asustado", opina, aunque es consciente que la ausencia de las armas en nuestra cotidianidad nos libra.

El autor se ha metido en la piel de la primera persona de estos personajes alumnos, vecinos y un periodista para hacerles hablar desde el trauma que supone tanta desgracia, y tan cerca. De hecho, Amanda, la única alumna superviviente cuenta: "Estamos rodeados de gente que por no tomar la decisión correcta ha perdido su lugar en el mundo. Hay que entenderlos". Ella es la excepción que se impone al disparate, quien entiende que todo lo que le rodea es pura y dura hipocresía. Tanto ordenador, tanto YouTube, tanto MySpace, tanta Britney, Lindsay, Paris y Perez Hilton, tanto centro comercial y falsas esperanzas. Tantas fotos de Juan Pablo II, junto a las fotos de los entrenadores y banderines de los Jets. Tanta incapacidad para el fracaso.

"EEUU es una sociedad que no está acostumbrada a lidiar con el fracaso", explica el autor, que es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell (contigua a la ciudad de Ithaca, en el norte del estado de Nueva York). Recuerda que para algunos de sus compañeros en la universidad su ídolo era Donald Trump. "El aprendizaje para el éxito aparece en el High School con el deportista. Ese ritual genera muchas frustraciones para aquellos que no han podido llegar hasta el lugar de los elegidos", quizá por eso la gran soledad ante el cultivo de lo individual.

Cuando se enteró de la historia, porque son hechos reales, tuvo la tentación de hacer una crónica de los acontecimientos. Narrar con testimonios. Pero un día, recuerda, comenzó a escuchar las voces de los niños hablando en primera persona. "Me acordé de una novela de Faulkner, Mientras agoniza, que tenía esta estructura de monólogos interiores, que iban y venían. Ese era el modelo de estructura que más encajaba".

Entre esas voces, uno de los grandes logros de Edmundo Paz Soldán ha sido ponerle carne a los pensamientos que le pasan por la cabeza al asesino. No ha dibujado en este caso al típico vecino gris de-sagradable, que un día decide acabar con la vida de dos jovencitas tras aprovecharse de ellas. Encontró un motivo con el que sustentar toda la verosimilitud de la voz que estaba fabricando para un tipo enajenado: los chistes que se cuenta constantemente. Eso le ha terminado de dar la cara más perversa al personaje: "Era el desafío de la novela". En el detalle más absurdo encontró el retrato psicológico de un asesino.

Fuente: publico.es

lunes, 23 de febrero de 2009

El lector (primeras líneas)

Creo que debo decir que me gustó El lector, no solo por la trama intensa donde las pasiones humanas nos llevan al límite y cómo comprobamos que son fuerzas incontralobles para la razón. Sin embargo, también me gustó porque El lector tiene una narrativa directa, es decir, un estilo limpio que hace de la lectura un placer. El libro consta de dos partes. Aquí les dejo las primeras líneas, como antes se hizo con Benjamin Button, a los que deseen leerlo completo dejen un comentario.

1

A los quince años tuve hepatitis. La enfermedad empezó en otoño y acabó en primavera. Cuanto más fríos y oscuros se hacían los días, más débil me encontraba. Pero con el año nuevo las cosas cambiaron. El mes de enero fue templado, hasta el punto de que mi madre me instaló la cama en el balcón. Veía el cielo, el sol y las nubes, y oía a los niños jugar en el patio. Una tarde de febrero oí cantar un mirlo.

Vivíamos en el segundo piso de una espaciosa casa de finales del siglo pasado, en la Blumenstrasse. La primera vez que salí después de la enfermedad fue para dirigirme a la Bahnhofstrasse. Fue allí donde, un lunes de octubre, volviendo del colegio a casa, me puse a vomitar. Ya hacía días que me sentía débil, más débil que nunca en mi vida. Cada paso me costaba esfuerzo. Cuando subía escaleras en casa o en el colegio, las piernas casi no me sostenían. Tampoco tenía ganas de comer. A veces me sentaba a la mesa con apetito, pero enseguida me vencía el asco a la comida. Por la mañana me levantaba con la boca seca y la sensación de que mis órganos internos pesaban más de lo normal y estaban fuera de su lugar habitual en el cuerpo. Me avergonzaba de sentirme tan débil. Y me avergoncé especialmente cuando vomité. Eso tampoco me había pasado nunca en la vida. De repente, la boca se me llenó de vómito; intenté tragar, apreté los labios y me tapé la boca con la mano, pero el vómito se me salió a través de los dedos. Luego me apoyé en una pared, miré el charco de vómito y arrojé una papilla clara.

Una mujer acudió en mi ayuda, casi con rudeza. Me cogió del brazo y me condujo hasta un patio, a través de un oscuro pasillo. Arriba había tendederos colgados de ventana a ventana, con ropa tendida. En el patio había madera almacenada; en un taller con la puerta abierta chirriaba una sierra y volaban virutas. Junto a la puerta del patio había un grifo. La mujer lo abrió, me lavó la mano sucia y luego ahuecó las manos, recogió agua y me la echó en la cara. Me sequé con un pañuelo.

—¡Coge el otro!

Junto al grifo había dos cubos; ella cogió uno y lo llenó. Yo cogí y llené el otro y la seguí por el pasillo. La mujer tomó impulso, y el agua cayó sobre la acera y arrastró el vómito por encima del bordillo. Luego me quitó el cubo de las manos y arrojó otra oleada de agua sobre la acera.

Al incorporarse me vio llorar. «Ay, chiquillo, chiquillo», dijo sorprendida. Me abrazó. Yo era apenas un poco más alto que ella, sentí sus pechos contra mi pecho, olí en la estrechez del abrazo mi aliento fétido y su sudor fresco y no supe qué hacer con los brazos. Dejé de llorar.

Me preguntó dónde vivía, dejó los cubos en el pasillo y me acompañó a casa. Caminaba a mi lado, con mi macuto en una mano y mi mano en la otra. La Bahnhofstrasse está cerca de la Blumenstrasse. La mujer andaba deprisa, y tan decididamente que yo la seguía sin titubear. Se despidió delante de mi casa.

Aquel mismo día, mi madre llamó al médico, que me diagnosticó hepatitis. En algún momento le hablé a mi madre de aquella mujer. De no haber sido así, no creo que hubiera vuelto a verla. Pero mi madre insistía en que, en cuanto pudiera valerme por mí mismo, comprara con mi dinero de bolsillo un ramo de flores y me presentara en casa de aquella mujer para darle las gracias. En fin: un día de finales de febrero me dirigí a la Bahnhofstrasse.

El lector (Der Vorleser)

Si ya estamos en la librería Crisol, valdría la pena preguntar por la novela El lector (The reader o Der Vorleser) y así ampliar la lectura y autores. Aunque la película no llega aún a nuestras salas, pero sí a Polvos Azules, sería un gran ejercicio leer esta novela y saber cómo está la literatura de Alemania. Mención aparte es que la historia ha cobrado vida y más relevancia gracias a la premiada y soberbia actuación de Kate Winslet.  

(Adaptado de La Librería) El lector es una obra aparecida en septiembre de 1997 y que ha tenido ocho amplias ediciones en su formato original y unas cuantas en su edición de bolsillo.

 

La historia del libro es sencilla a pesar de los recovecos insinuantes en los que nos sumerge una vez iniciada la lectura. Un chico de quince años atraviesa una hepatitis en época de la posguerra alemana. Vive en un tranquilo y pobre barrio junto a su familia. Un día, volviendo a casa desde el colegio, se encuentra mal y empieza a vomitar en plena calle. Hasta él llega una mujer que aparenta ser unos veinte años mayor. Le ayuda a lavarse y a encontrarse mejor, hasta que vuelve a casa. Al cabo de unos días su madre le pide que le lleve un ramo de flores como agradecimiento por su bondad. Y es en ese momento en el que, a consecuencia de la edad y su inocencia, empieza una relación amorosa dotada de ciertos hábitos especiales. Una relación que empieza ineludiblemente en una bañera y con las lecturas de ciertos clásicos por parte de Michael y que a ella, Hanna, le causan un gran placer. La mujer ejerce de revisora en un tranvía con unos horarios alternantes. Esta relación, a veces tormentosa, llega a su fin en el momento en el que ella, sin ningún tipo de explicación, desaparece. Pero el destino siempre vuelve, y el azar hará que Hanna conviva con él hasta el fin de sus días.

 

Nos encontramos con una obra compleja, bastante compleja. Lo que puede ser una historia romántica al más puro estilo “El graduado”, se nos va enrevesando con unos complejos mecanismos que no acabamos de dilucidar bien. Y es que, cuando nuestro chiquillo pasa a estudiar Derecho y a hacer ciertas prácticas en un juicio, empiezan a aflorar esos fantasmas del pasado y que vuelven con unas facetas que no teníamos idea de su repercusión. Y son esos fantasmas del pasado los que le hacen madurar al protagonista y los que le logran perturbar tomando conocimiento de hechos que creía alejados y que, a la postre, atormentan a todos aquellos que han tenido una mínima relación con los sucesos del holocausto.

 

Porque de eso es lo que va el relato. De la pena y la redención, de la expiación y la culpabilidad, del amor y el odio, de todo ello mezclado y de cómo el tiempo, que todo lo borra, no es capaz de ni tan siquiera depositar una pátina de lejanía en unos sucesos que nos han dejado sin aliento. Micheal no es capaz de discernir, en su maduración, si ese amor que ha condicionado toda su vida y ha llevado a la bancarrota a su posterior matrimonio, es algo por lo que merece luchar y redimir o es algo por lo que olvidar y pasar página. Pero muy a su pesar, esa página pesa demasiado en su memoria como para dar esquinazo a ese primer amor que nos marca de forma indeleble. Y esas lecturas, que en un principio toma por puro placer sensual junto a la bañera, se convierten en una losa placentera pero ineludible y que mantendrá durante los casi veinte años de separación, gracias a cintas magnetofónicas, y a pesar de saber la verdad sobre la historia de su amante. Porque ¿somos nosotros, meros espectadores de ese pasado infierno, jueces valedores en caso de saber la verdad sobre los acontecimientos? En este caso ni los consejos de su padre, filósofo y maestro, ni los de su profesor de Derecho, le harán ver que la redención hay que trabajársela uno mismo. En este caso la culpable Hanna. Que sus ayudas pueden ser algo que haría más daño que beneficio está por ver, un algo que con los años entenderá aunque arrastre ese pesar toda su vida…


Sobre el autor, Bernhard Schlink  


Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) ejerce de juez y vive entre Bonn y Berlín. Es el autor de tres novelas policíacas acogidas con gran éxito de público y galardonadas con diversos premios: La justicia de Selb, escrita en colaboración con Walter Popp, y, ya en solitario, El engaño de Selb y El fin de Selb. Después publicó El lector, que fue saludada como un gran acontecimiento literario, tanto en Alemania como en sus treinta traducciones, se convirtió en un extraordinario best-seller internacional y fue galardonada, entre otros, con el Premio Hans Fallada y el Welt de Literatura, el premio italiano Grinzane Cavour y el francés Laure Bataillon, y el Premio Ehrehgabe de la Dusseldorf Heinrich Heine Society. Su posterior libro, Amores en fuga, confirmó su extraordinario talento. El regreso es su última novela.


La reseña de Anagrama de El lector es la siguiente:


"Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó... Bernhard Schlink ha escrito una deslumbrante novela sobre el amor, el horro y la piedad; sobre las heridas abiertas de la historia; sobre una generación de alemanes perseguida por un pasado que no vivieron directamente, pero cuyas sombras se ciernen sobre ellos".


Slumdog millonaire (A and Q o ¿Quién quiere ser millonario?)

Es curioso como el cine también nos presenta grandes novelas (A and Q o ¿Quién quiere ser millonario?) que si no fuera por toda la industria del cine nunca hubieramos podido leer. Esta vez, y tras la ceremonia de ayer, veo que la editorial Anagrama ya hace un tiempo que entre sus títulos ha incluido la novela de Vikas Swarup. Es muy probable que en los próximos días esta novela esté apareciendo en las librerías Crisol, estaremos atentos. Sin embargo, lo resaltante en este caso es cómo el Oscar reconoce en el mundo occidental lo que ya era reconocido por muchos en el mundo: la innegable calidad del arte de la India. Desde ahora tendremos que estar mucho más atentos con la calidad de los indios. Un último dato: la editorial Alfaguara tiene la serie Literaturas, la cual edita importante de novelas de la India y del Asia.

(Adaptado de La librería) Esta obra primeriza del autor trata de un chico de dieciocho años que se presenta al concurso de televisión ¿Quiere usted ser millonario?, y poco a poco, sin querer, va acertando todas las respuestas. La policía, a instancias del productor del programa lo detiene y le llevan a comisaría. Allí el pobre se ve interrogado de mala manera y torturado hasta casi perder el conocimiento. En esto aparece una chica que declara ser su abogada defensora. Le lleva a casa y le da un poco de alimento. Y cuando nuestro chico cobra la calma le empieza a contar su vida. Una vida que da las claves de cómo ha sido posible contestar esas doce preguntas que le han hecho ganar mil millones de rupias. Y es ahí donde empieza la historia que narra el libro.

Este es un libro que atrapa desde la primera página. Pero en el momento en el que el chico empieza a contarnos su vida, estructurada en doce capítulos, tantos como las preguntas del concurso, nos sentimos atrapados de manera inexplicable. El libro sigue las corrientes narrativas de los países orientales, pero sobre todo de la India. La sucesión de historias, increíbles y muy dispares, sin un orden cronológico establecido, hace recordar a los cuentos de Las Mil y Una Noches. Y es que el libro no anda muy lejos de esa obra maestra de la literatura. La sucesión de historias nos recrea un documental de toda la India en primera persona pero con la habilidad de involucrarnos con el protagonista, viviendo con él todos esos avatares que son imborrables en la mente. El libro está ambientado en los tiempos actuales y, desde la explicación del propio nombre del chico protagonista, Rama Mahoma Thomas, hasta la más mínima de las ocurrencias tiene originalidad y está soberbiamente contada. Hay historias con actores de Bollywood famosos y con otros venidos a menos. Hay otras que nos meten en las mafias de la prostitución y con la trata de niños minusválidos para mendigar por las calles. Hay también partes que nos hacen rememorar épocas memorables de la historia de la India como también nos meten en los conflictos actuales con países limítrofes. En fin, un repertorio de historias a cada cual más interesante.

Pero lo que por encima de todo trasmite el libro es el amor por la vida. No importa la riqueza o la pobreza, la India es un país que ama la vida y cada día está vivido por sus habitantes como si fuera el último de su existencia. Todos, absolutamente todos los personajes, hasta los más miserables y moribundos, a pesar de las religiones que profesen, se agarran a la vida como si de un clavo ardiendo se tratara. Y es una gran lección la que sacamos de todo ello. Hay penas -muchas-, tragedias -bastantes-, pero hay alegrías, y esas son las que cuentan a la hora de equilibrar la balanza.

El estilo del libro es el clásico de los narradores indios. No se andan por las ramas. Unas frases cortas que hilan la trama de manera sencilla y eficiente. Sin espacios aburridos para descripciones y con un ritmo endiablado. El libro viene dividido en un prólogo, epílogo y doce capítulos, como si de un libro de cuentos orientales se tratara y os aseguro que es imposible irse a la cama dejando un capítulo a medias. El escritor domina la técnica narrativa como pocos y nos mete en la piel del protagonista como en pocos libros. El tema del concurso no es sino una argucia para hilar la vida desmembrada de Rama Mahoma Thomas. Una vida que es como la de millones de chicos de ese inmenso país, intensa, alegre y trágica a la vez.

Vikas Swarup, hijo de una ilustre familia de abogados, nació en Allahabad, ciudad famosa por haber dado a la India cuatro primeros ministros. En la universidad de dicha ciudad estudió Historia Moderna, Psicología y Filosofía, y posteriormente ganó varios concursos nacionales de debate. Tras licenciarse se unió al Cuerpo Diplomático Indio, siendo destinado a Turquía, los Estados Unidos, Etiopía y el Reino Unido. Actualmente está destinado en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Delhi, como director de las relaciones de India con Pakistán. ¿Quién quiere ser millonario? es su primera novela y ha recibido una magnífica acogida de crítica y público y ha sido traducida a diecisiete idiomas. 

La reseña de Anagrama de ¿Quién quiere ser millonario? presenta así la novela:

"¿Por qué cree usted que Rama Mahoma Thomas, el protagonista de esta novela, un camarero sin un céntimo de Mumbai, está en la cárcel?: A) Por haberle dado un puñetazo a un cliente; B) Por haberle dado un puñetazo a una vaca; C) Por haber robado dinero de la caja; D) Por haber ganado la versión india del programa concurso ¿Quiere ser millonario? Si cree que la respuesta puede ser la D, bienvenido a Dharavi, el mayor suburbio de la India, donde todo es posible. Porque ¿cómo puede ser que un muchacho de dieciocho años, analfabeto y pobre, sepa todas las respuestas del programa concurso más famoso y gane los mil millones de rupias? Así, pregunta tras pregunta, se nos presenta un espejo de la sociedad y la historia de la India. Una novela que atraviesa muchos géneros, diversas épocas y diferentes lugares, en la que el autor nos conduce de la farsa a la denuncia social, del romance a la indignación, del lujo más desenfrenado a la más degradante miseria, para sorprendernos al final con un giro inesperado al más puro estilo thriller".

sábado, 14 de febrero de 2009

Jorge Eduardo Benavides ganador Novela Corta BCRP 2009


Porque jamás en asuntos de amistad, casi hermandad, seré poco generoso: ¡Felicitaciones, Coqui! Ayer me entero y recibo el correo de Jorge Eduardo, y no puedo más que estar más feliz por él, que desde España me cuenta que su alegría es grande. Leí su novela corta, escrita con maestría y talento, y muy pronto, previa coordinaciones les podré dar un adelanto o algunos datos más sobre ella. De nuevo: ¡Felicitaciones, Coqui!

BANCO CENTRAL DE RESERVA DEL PERÚ
NOTA INFORMATIVA
RESULTADOS DEL CONCURSO DE NOVELA CORTA 2009
CONVOCADO POR EL BANCO CENTRAL


El jurado calificador del concurso de Novela Corta 2009 “Julio Ramón Ribeyro” presidido por el doctor Luis Jaime Cisneros e integrado por los doctores Alonso Cueto, Mirko Lauer, Abelardo Oquendo, y Marcel Velázquez, acordó por mayoría premiar la novela “La paz de los vencidos” presentado bajo el seudónimo “Jerónimo de Azcoitía”. El ganador del concurso literario que anualmente convoca el Banco Central de Reserva del Perú, en esta oportunidad fue el señor Jorge Eduardo Benavides Medina.


Lima, 13 de febrero de 2009

sábado, 6 de diciembre de 2008

Le Clézio y América Latina

Este domingo 7 de diciembre en Estocolmo, Suecia, la Academia Sueca entregará en ceremonia tradicional los premio Nobel a todos sus ganadores. Como ya es costumbre, se aguarda diversos discursos de aceptación que celebren algún aspecto relacionado a las disciplinas o categorías de los premios. Por tal razón, se espera con expectativa la temática del discurso del Nobel francés. Se recuerda todavía el discurso de García Márquez, La soledad de América Latina, en el cual vincula la idiosincrasia de su prosa con la historia real maravillosa de nuestra América. Apenas tengamos noticias del discurso del escritor galo, lo comentaremos. Sin embargo, les dejo con un adelanto de la cadena ABC.

El premio Nobel de Literatura 2008, el francés Jean-Marie Gustave Le Clézio, destacó hoy la influencia de América Latina en su obra y, en especial, de lo que supuso la desaparición de las culturas indígenas, hecho que calificó como "uno de los grandes dramas de la historia de la humanidad". 

Le Clézio, en una rueda de prensa que forma parte de los actos previos a la entrega del Nobel, el próximo día 10, afirmó rotundo: "América Latina ha contado mucho en mi vida, desde que descubrí a los 25 años las grandes crónicas españolas sobre la conquista de México". "Los españoles llegan a México en el siglo XVI, están ante una sociedad perfecta que funciona de forma absolutamente ejemplar, que tiene una filosofía, una literatura, una moral muy, muy fuerte y esa sociedad es abolida en el espacio de menos de cien años. Desaparece con un tercio de la población".

Un hecho histórico que el escritor calificó de "encuentro fallido" y un descubrimiento que le llevó a darse cuenta de que "una parte de la historia del mundo había sido destruida". Y que le hizo pensar en "todo lo que ha faltado en la historia del mundo, en la historia literaria, filosófica. América Latina no es el reclamo de la latinidad, es la parte incompleta de la historia mundial".

Para seguir la nota de ABC hacer clic aquí.

La novela del siglo XX: Vida y destino

Los críticos afirman que es la Guerra y la paz del siglo XX. Además, afirman que no hay mejor novela que haya sido escrita con tanta maestría que esta. El autor es Vasili Semiónich Grossman (1905-1964), corresponsal de guerra judío de la antigua Unión Soviética.  En palabras del escritor Antonio Muñoz Molina, estamos frente a una novela que está al mismo nivel que la novela de Tólstoi, al mismo nivel, incluso, que la soberbia e indescifrable Ulises de Joyce. Les dejo un extracto de la crítica de Muñoz Molina sobre Vida y destino antes de comprarla en la Feria del Libro de Miraflores. Para leerla íntegramente, hacer clic aquí.  

Vida y destino confronta al lector con esos dos horrores, y lo hace con una clarividencia política y moral que sólo es comparable a su categoría literaria como obra de pura ficción. La fuerza suprema de Grossman es que combina en un solo acto de escritura la mirada exacta del testigo y la invención del novelista. Dice la verdad a la manera de Primo Levi o Evgenia Ginzburg, por poner dos ejemplos de testigos insuperables, pero también la dice a la manera de Tolstoi y de Joyce, lo cual sucede muy raramente en un solo escritor, en un solo libro. Cuenta lo que vio durante sus años como corresponsal en el frente junto al Ejército Soviético pero también lo que no pudo ver nadie, porque está más allá de la experiencia de los vivos. Como cronista, su relato tiene que detenerse a este lado de la antesala última del infierno: como novelista, acompaña a los personajes que ingresan en la cámara de gas y cuenta desde el interior su agonía y su muerte.

Por eso Vida y destino no sólo es una grandísima novela, sino una prueba de las posibilidades máximas de la ficción. Una novela puede contar cualquier cosa, pero hay un paso más allá en el que nos acercamos a algo mucho más serio, lo que sólo puede ser contado en una novela. La novela como verdadero conocimiento, y no sólo cómo mímesis, el artificio que nos cuenta eso que parece tan simple al enunciarlo en el dicho común: las cosas como son.

Cuando uno es joven y quiere ser novelista está tan enamorado de la ficción que ama sobre todo su sobreabundancia, su misma evidencia. Con los años se va volviendo escéptico y descubre que hay narraciones muy poderosas que no son novelas, y experiencias que no necesitan ser mejoradas ni manipuladas por los caprichos o las estrategias al fin y al cabo artesanales de la ficción. Uno descubre, simplemente, que el mundo es más rico que la literatura, y que en el prestigio de la imaginación del escritor hay una parte de tonta vanidad gremial. Vida y destino, como Ulysses, como Guerra y Paz, como À la recherche, como To the Lighthouse, nos devuelve la conciencia del poderío de la novela como forma suprema de narración del mundo. Palabras mayores. 

viernes, 5 de diciembre de 2008

Una más sobre Un lugar llamado Oreja de Perro

Unos amigos de Iván Thays han tenido la idea antiflaubertiana de visitar el lugar llamado Oreja de Perro en los Andes del Perú. Esta travesía es intersante pues se opone a esa tradición en la literatura que inauguró el autor de Salambó, la cual lo obligaba a visitar y estudiar cada uno de los lugares que iba a incluir en sus novelas. Esta estrategia para construir con más elementos la ficción también fue heredada y aplicada por Vargas LLosa en novelas soberbias como La guerra del fin del mundo, acaso su mejor obra, y El paraíso en la otra esquina. De nuevo el papel del autor como creador de un mundo paralelo al real estará en debate cuando, muy pronto, tengamos el placer de leer la novela. Para ir entrando en materia, el reciente finalista del Herralde nos relata en el blog dedicado a su novela lo siguiente:

Durante el proceso de escritura de la novela, muchas veces pensé en ir a Oreja de Perro y ver el lugar in situ, a lo Vargas Llosa. Pero lo cierto es que eso hubiera impedido escribir la novela tal como la tenía planeada. No soy un "narrador topográfico" y creo que, en la literatura como en la vida, los espacios físicos son estados mentales, objetos de los que nos apropiamos queriéndolo o sin querer. Así que preferí imaginarme Oreja de Perro y escribir la novela sin mayores datos que los que mi propia ficción exigía. Y, desde luego, me cuidé de poner una advertencia al principio de la novela en la que explicito:

Oreja de perro es el nombre con que se conoce a una zona ubicada en La Mar (Ayacucho) que incluye varios caseríos, algunos de ellos de muy difícil acceso. Aunque, lamentablemente, la zona fue en efecto muy golpeada por el terrorismo en la década de los años 80 todos los datos sobre la zona, los lugares mencionados y los personajes que aparecen en esta novela son ficticios.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Reseña "Un lugar llamado oreja de perro"


Recojo dos puntos acerca de la mención honrosa del incansable Iván Thays. Primero resaltar qué significa una mención honrosa en los premios literarios, y para aclarar el título transcribo las palabras del crítico Fernández de Castro:
"La novela, fuera ya del ámbito estrictamente literario, le ha cabido un inesperado final feliz, puesto que mereció el honor de ser señalada como novela finalista del Premio Herralde. Y ya se sabe que, en ese premio, cuando el jurado da a conocer una circunstancia así está diciendo que al final de las votaciones se produjo un empate y que cualquiera de las dos, la finalmente ganadora y la finalista podrían haberse llevado el premio. Y que le cayó en suerte a la otra. Pero después de una convivencia tan intensa como la que tiene lugar en Oreja de Perro, un reconocimiento así suena a victoria. Por fin."
Felicitamos nuevamente a Iván Thays por esta tan esperada novela. Aquí la reseña extraída de Boomeran(g).
Es una novela triste y que transcurre en un lugar oficialmente llamado Oreja de Perro, un diminuto y perdido caserío que, siempre oficialmente, pertenece al distrito de Chungui, en el departamento de Ayacucho, Perú. Sin embargo, y digan lo que digan los registros catastrales oficiales, el lector sabe reconocer de inmediato que ha sido conducido mediante engaños (o al menos utilizando como señuelo esa denominación de origen tan sugerente y singular) a uno de los confines más extremos del mundo. El cual, encima, ha sido erigido tan arriba en las montañas que sus visitantes padecen invariablemente el temido soroche, con sus inevitables y asquerosas secuelas.

Sería de plena justicia que los locales, ante las quejas de los recién llegados por las molestias físicas, la falta de comodidades e incluso de una mínima oferta de ocio, preguntasen a su vez: y quién se le ocurre venir a un lugar como Oreja de Perro.
Pero no hay queja porque, dentro de su homogeneidad (me refiero a que se trata de un estado del alma asumido, cotidiano y que afecta a todos por igual, sin altibajos) en la tristeza de Oreja de Perro no hay lamento. Porque éste, el lamento, es propio de quien ha perdido algo y nota su falta, o de quien vislumbraba una promesa de futuro y ha visto cerrarse esa puerta. Como si dijéramos, la queja es propia de quien sufre una irrupción de la realidad que marca un antes y un después, casi siempre para peor. Y de ahí la protesta, el lamento.

Pero qué novedad les cabe, y por lo tanto de qué van a quejarse los habitantes de un puñado de casas perdidas en uno de los confines del mundo y que desde hace veinte años, o sea desde toda la vida, han sido víctimas de la violencia imbécil, indiscriminada, alternada y bestial por parte de las guerrillas, el ejército y los paramilitares con sus respectivos regueros de muertes, torturas, violaciones y desapariciones cuyo fin parecen ser las (también respectivas) fosas comunes en las que los cadáveres son despedazados a bombazos para evitar una identificación posterior.

La cual es una práctica tan cruel como inútil porque el ser humano, qué menos, si no justicia, si no le son dados sus derechos fundamentales, aspira al menos a enterrar a sus muertos. Y contra esa voluntad ancestral no bastan las fosas comunes ni la identidad borrada a bombazos. La memoria, lenta, callada y tenaz -lo supieron en su día los militares argentinos y chilenos, acabarán por saberlo las autoridades religiosas españolas que tanto se oponen a dar sepultura a los muertos de hace más de setenta años-, continuará exigiendo concederles la paz a sus caídos.

Contra ese fondo, en semejante escenario, un capitalino que viene con su propia memoria a cuestas, trata sin demasiado éxito de implicarse en los trabajos que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, aquella iniciativa puesta en marcha por el presidente Toledo y que se llevó a cabo con resultados dispares. El tiempo narrativo trascurre mientras los miembros de la Comisión tratan de cerrar definitivamente veinte años, toda una vida, de crueldad y de olvido. Y al tiempo de tratar de poner en orden a su propia memoria, al capitalino trasplantado a ese confín del mundo le van saliendo al paso nuevos sucesos que se suman a los pasados, propios y ajenos, para configurarle un futuro tan incierto como no deseado. Un matrimonio con quien no debía, los agravios de antes y después de la separación, la tragedia irreparable de un niño muerto mientras todos dormían o las inoportunas llamadas de la vida para que se reincorpore ya a su devenir son como una barrera que una conciencia doliente opone a los horrores que irán saliendo junto con los cuerpos (esos perros famélicos desenterrando cadáveres para saciar su hambre) y las muestras de indiferencia, cansancio o cinismo que aquellos sucesos suscitan hoy. La vuelta a casa, la recuperación del horror cotidiano o las nuevas vejaciones, propias de toda ruptura matrimonial, no significan de hecho un cambio notorio en esa tristeza infinita que recorre esta novela desde su primera a la última página.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Iván Thays finalista del XXVI Premio Herralde de novela



Felicitaciones, Iván Thays.

El escritor peruano destacó con su novela Un lugar llamado Oreja de Perro . La obra Casi nunca, del mexicano Daniel Sada, obtuvo el máximo galardón concedido por la editorial Anagrama.

El peruano Iván Thays resultó hoy finalista del XXVI Premio Herralde de Novela, concedido por la editorial Anagrama, con la novela Un lugar llamado Oreja de Perro.El máximo galardón, dotado con un premio de 18 mil euros, fue para la novela Casi nunca, del escritor y periodista mexicano Daniel Sada.Thays se declaró “muy orgulloso de compartir podio con Sada” y aseguró que le llevó ocho años escribir este trabajo, “durante los cuales aprendí al final algo” y es que “todos vivimos en algún momento en un lugar como Oreja de Perro”.Un lugar llamado Oreja de Perro es un pueblo peruano que existe y que fue destruido en los años 80, durante el terrorismo.Thays, nacido en Lima en 1968, es autor del libro de cuentos Las fotografías de Frances Farmer ; así como de las novelas Escena de caza, El viaje interior y La disciplina de la vanidad . Obtuvo el premio Príncip Claus 2000 por su contribución cultural.Las otras tres obras seleccionadas finalistas que optaron al premio entre un total de 244 originales recibidos por Anagrama fueron el argentino Carlos Busqued ( Bajo este sol tremendo ), el mexicano Tryno Maldonado ( Temporada de caza para el león negro ) y el español José Morella ( Asuntos propios ).Anagrama destacó “la alta calidad literaria de las otras tres obras seleccionadas, de autores de edad inferior a los 40 años, muy poco conocidos y que se presentaron con su primera o segunda novela”.Esta cinco obras se publicarán en “enero o febrero”, anunció el editor Jorge Herralde.

Nota tomada del diario Peru21