domingo, 1 de julio de 2007

LA REALIDAD DETRÁS DE LA FICCIÓN




LOS 800 AÑOS DE EL CID
Y los otros tantos años de ficción más duradera que la "realidad"


Leo en el suplemento de El Comercio que se conmemoran los 800 años de existencia de El Cantar de mío Cid desde que fuera transcrito por Per Abatt, allá por 1207. El articulista destaca el hecho de que hasta el momento sería el texto literario más antiguo que del castellano se recuerde. En un siguiente artículo, Héctor López Martinez, se ocupa del personaje real a partir del cual se desarrollaría la Gesta (ese es el nombre correcto para la épica de esa naturaleza, nos educa el articulista) y que haría inmortal al hombre y designaria un epoca histórica y literaria.
No voy a despertar calambres de educación secundaria con un resumen argumental de una historia que ocupó horas y horas de verborrea educativa y, probablemente, algunos cientos de hojas de insípidos trabajos monográficos (asignación le decían en mi tiempo) en el curso de literatura. Curso que, en lo personal, siempre debió renombrarse como Historia de la literatura o Manual para no querer leer una novela en la siguiente década.
Este post tiene más bien el propósito de anotar que la curiosidad por ir más allá de una historia ficcional es siempre una urgencia en el lector y que el periodismo u otro género trata de satisfacer. Mostrar la verdad que va más allá de la ficción literaria. Intentar la recomposición de los escenarios y de los personajes, pero desde su lado real. Sacarlos del universo en el que se hacen trascendentes y hallarles el referente objetivo. Esto es algo que siempre aparecerá , si se quiere, como el material adicional que acompaña a las grandes novelas, o gestas en este caso, para ser más exactos.
En el artículo de desmitificación nos cuentan que Rodrigo Díaz de Vivar vivió entre 1043 7 1099. Interesa, dice, inmediatamente, recordar al hombre que está detrás del poema quine vivió en el siglo XI, cuando ya no existía la monarquía visigótica y lo que hoy es España estaba fragmentada en varios reinos.
Muy bueno el artículo, en términos periodísticos, claro y aleccionador. Pero, siempre me deja un sabor ácido. A veces, y muchas, las verdades de la ficción son ya de por sí trascendentes como para buscar el casacarón reseco de donde salió.

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