martes, 10 de julio de 2007

El desbarrancadero



Fernando Vallejo en Lima

Hijo de un senador de la república y politico de larga trayectoria, el abogado conservador Aníbal Vallejo Alvarez . Se licenció en Biología en la Universidad Javeriana. Viajó a Europa para estudiar cine en Italia. Vallejo ha sido destacado mundialmente como novelista. Sin embargo, además de nueve novelas (cinco de las cuales conforman un ciclo autobiográfico), ha publicado tres libros de ensayos, una grámatica del lenguaje literario y dos biografías de poetas colombianos. Su actividad como director y cinematógrafo, anterior a toda su obra literaria, dejó tres películas de tema colombiano, pero producidas en México.
Desde 1971 vive en Ciudad de México, donde produjo el total de su obra. Desde entonces no ha vuelto a vivir en Colombia.

Probablemente, Fernando Vallejo sea parte de los invitados a la Feria Internacional del Libro en Lima. Inserto - esperando no meterme en un lío editorial - un pequeño fragmento de su novela para ir conociéndolo.

EL DESBARRANCADERO

Cuando le abrieron la puerta entró sin saludar, subió la escalera, cruzó la segunda planta, llegó al cuarto del fondo, se desplomó en la cama y cayó en coma. Así, libre de sí mismo, al borde del desbarrancadero de la muerte por el que no mucho después se habría de despeñar, pasó los que creo fueron sus únicos días en paz desde su lejana infancia. Era la semana de Navidad, la más feliz de los niños de Antioquia. ¡Y qué hace que éramos niños! Se nos habían ido pasando los días, los años, la vida, tan atropelladamente como ese río de Medellín que convirtieron en alcantarilla para que arrastrara, entre remolinos de rabia, en sus aguas sucias, en vez de las sabaletas resplandecientes de antaño, mierda. mierda y más mierda hacia el mar.

Para el año nuevo ya estaba de vuelta a la realidad: a lo ineluctable, a su enfermedad, al polvoso manicomio de su casa, de mi casa, que se desmoronaba en ruinas. ¿Pero de mi casa digo? ¡Pendejo! Cuánto hacía que ya no era mi casa, desde que papí murió, y por eso el polvo, porque desde que él faltó ya nadie la barría. La Loca había perdido con su muerte más que un marido, una sirvienta , la única que le duró. Medio siglo le duró , lo que se dice rápido. Ellos eran el espejo del amor, el sol de la felicidad, el matromonio perfecto. Nueve hijos fabricaron en los primeros veinte años mientras les funcionó la máquina, para la mayor gloria de Dios y de la patria. ¿Cuál Dios, cuál patria!¡Pendejos! Dios no existe y si existe es un cerdo y Colombia un matadero. ¡Y yo que juré no volver! Nuca digas de esta agua no beberé porque al ritmo a que vamos y con los muchos que somos el día menos pensado estaremos bebiendo todos el aguamierda de ese río. Que todo sea para la mayor gloria del que dije y la que dije. Amén.

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