domingo, 31 de enero de 2010

Descansa en paz, David Salinger

David Salinger, el uraño escritor que alguna vez subrayó que estaba en este mundo, pero que no era parte de él, ha muerto a los 91 años edad. Sólo nos queda el conflictivo Holden Caufield, personaje central la novela El guardián entre el centeno.
Caufield seguirá viviendo su acelerado y corrosivo paso hacia la madurez en el espacio literario creado por la genialidad de Salinger.
La novela, publicada en 1951, traducida a casi todos los idiomas y que ha vendido más de 65 millones de copias, le ofreció el camino más amplio y fácil hacia el reconocimiento mundial y a la fama. Sin embargo, Salinger siempre rehuyó las mieles del éxito y la vanidad de las apariencias. Se recluyó en su propia casa y solo se dejó ver lo imprescindible; evitaba la presencia en público y no concedió ninguna entrevista en casi tres décadas. Siempre continuó escribiendo, pero no siempre publicando.
Se corren rumores de que el escritor,en estos años de aislamiento, llegó a terminar algunas novelas y que desde hace tiempo las tenía bajo siete llaves, firme en esa especie de desdén para con el gran público. Solo ahora, después de su partida, se especula sobre una supuesta búsqueda de dichas novelas.
No he pensado lo suficiente sobre este asunto, pero, así en primera, a pesar de la ansiedad por conocer algo más de la ficcionalidad del controvertido escritor, pienso que las obras son de quien las creó y que aquél puede haber hacer con ellas lo que mejor le parezca.
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Nota:
La fotografía - como se comenta en la revista Abc - es una clara evidencia del mal humor que generaba en el escritor la persecución mediática. En la imagen, Salinger se crispa contra un fotógrafo.
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