lunes, 21 de septiembre de 2009

"De puño y letra" (demasiada bulla para tan poco)

Me auno a todos aquellos que han considerado un desatino mayor la exacerbada actitud del Gobierno con relación al libro escrito por Abimael Guzmán. Después de todo, es al Gobierno a quién se le ha escapado el control sobre lo que hacía Guzmán en su celda de máxima seguridad. Ahora bien, más allá del relajamiento en el control de los internos por subversión, las autoridades cayeron en un descalabro mayor proponiendo una cruzada que retirara el mencionado libro. Como si no se hubiera aprendido de la dura lección que se vivió en aquellas épocas infaustas del terrorismo, hoy algunos siguen auspiciando una actitud tan intolerante y fundamentalista como la de aquellos que nos atacaron.
Las ideas se combaten con ideas. La insinuación de que habría que cerrar - con todo y de cualquier manera- cualquier publicación contra el sistema, nos coloca en la misma condición de aquellos detractores de este sistema y, más aún, contradice el principio de la democracia en donde, básicamente, las ideas se exponen, se discuten, se confrontan con el fin de hallar la verdad. Considero que la democracia, a pesar de los muchos puntos críticos que pudiera tener, es el mejor camino para intentar llegar a una mejor relación entre los hombres. Y si estamos de acuerdo con esto, entonces hay que difundir estos principios, hay que criticarlos, hay que someterlos a una constante discusión, pero de ninguna manera hay que tomar prestadas herramientas fundamentalistas que terminarían, a la larga, corroyendo nuestros anhelos de una mejor sociedad.
Si tan seguros estamos de que tenemos la razón, no tengamos temor de confrontar estas ideas con aquellas otras que nos llevaron una pesadilla violentista. Expongamos nuestros argumentos con la suficiente claridad como para convencer a todos aquellos que aun no comprenden las diferencias entre libertades y totalitarismos de cualquier tinte.
Además, aun cuando he podido leer, solo algunos fragmentos, en verdad, pienso que nada hay que temer de un libro lleno de enunciados débiles y de parafreseos trasnochados.
Agrego algunos comentarios que encuentro en la web.
Federico Salazar, en el diario La República, El pensamiento de Guzmán es equivocado. Pero, ¿cómo demostrar su error si no podemos leerlo? ¿Acaso la mejor manera de erradicar errores de pensamiento es escondiendo el pensamiento? Al contrario. Es necesario mostrar y demostrar, discutir e iluminar. Al esconder un pensamiento (erróneo) sólo se logra darle una dignidad que no tiene. Sólo se logra evitar su discusión, sólo se logra su mitificación.
¿Queremos exaltar las ideas de Abimael Guzmán? ¿Negamos un derecho palmario para crear una víctima, un héroe, un mito? El gobierno debe reprimir el terrorismo. No debe perder tiempo en cortinas de humo para disimular su ineficacia. No debe conculcar los derechos de nadie.
En el blog Puente Aéreo, Gustavo faverón Mi aprensión, sin embargo, es de una cualidad distinta: si en verdad hay razones para sospechar que nuestra sociedad se podría ver afectada por la publicación de un libro de Abimael Guzmán, entonces hay que temer que nuestra sociedad no ha podido ser educada en las razones de la violencia, sus motivos y motivaciones, las condiciones que la propiciaron, etc.
La pregunta es qué cosa ha hecho el gobierno de Alan García para propiciar en nuestra sociedad el conocimiento y la reflexión sobre la violencia política: qué ha hecho para explicar por qué se produjo, qué errores fueron cometidos, por qué la salida terrorista fue inmoral, criminal y destructiva y por qué la respuesta estatal fue incapaz, inmoral y también nociva.
Quizá si libros como el Informe Final de la CVR y el invalorable Hatun Willakuy estuvieran en todas las bibliotecas, en todos los colegios del país, si los documentos que explican la guerra y la participación en ella de cada uno de sus actores hubieran sido incorporados a los currículos escolares, si la discusión y la comprensión hubieran sido animadas y propiciadas desde el Estado, la aparición del libro de un asesino masivo con el intelecto de un zancudo y el poder de argumentación de una plancha a carbón no serían peligrosos para nadie en lo absoluto.
Mi propuesta para el ministro de Justicia: no pierda el tiempo persiguiendo las tonterías impresas de un cretino. Más bien, disponga que su ministerio y el de Educación hagan el Hatun Willakuy accesible a todos los maestros y estudiantes del país. Cualquiera que lea ese libro no podrá sino cerrar con asco y disgusto cualquier cosa escrita por Guzmán.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Richar. ¿Cómo estás? Siempre que he ido a la Feria del Libro he tenido la oportunidad de verte, sobretodo cuando se realizó en el Jockey Plaza; pero nunca te he visto en alguna Narratón. Me da mucho gusto que sigas escribiendo y que te hayas dedicado a aquello que te gusta con pasión; yo, que también amo la literatura, sólo la veo pasar, de lejos, sin intervenir, como me hubiese gustado, como fue mi vocación.
Tengo tres hijos que son como mis libros, espero alguna vez poder escribir -en serio- por lo menos uno (cada libro es un parto, ¿no?).
Te envío un fuerte abrazo. Me gustó leerte, incluso, el cuento de Pedro (¿qué es de él? ¿qué es de Mario y de Tulio?). Si los ves, mis saludos cariñosos y agradecidos, pues fueron mis profesores preferidos. ¡Escríbeme! Shila Curiel

Anónimo dijo...

Y porfis, envíame tu correo electrónico para ponerme en contacto contigo. Otro abrazo. Shila Curiel

Ríchar Primo Silva dijo...

Shila, Gusto de volver a encontrarnos, al menos a través de este medio. Mi correo es richarescribidor@yahoo.com.

Anónimo dijo...

Escribidor,una cosa es defender el concepto democrático y otra ser candelejones.