lunes, 14 de abril de 2008

MAÑAS HABLA DEL LENGUAJE

EL LENGUAJE:
DEBE SER ABIERTO A NUEVAS EXPERIENCIAS LÉXICAS
El escritor español José Ángel Mañas, autor de novelas como "Historias de Kronen" y "Mensaka", narraciones que tienen como centro a los jóvenes, dejó unas declaraciones de corte idiomático que sacude un poco la polémica entre los defensores del purismo del lenguaje y los que proponen la libertad total del idioma: Dejemos que los jóvenes experimenten con la lengua y luego cribemos. Dicho de otra manera, que se deje a los jóvenes «experimentar» con el lenguaje, para luego «cribar» y «fijar lo que merece cierto respeto» y «descartar el resto».
Para Mañas, lo recomendable, y hasta lo necesario, es dejar que los jóvenes experimenten en el lenguaje, que lo vivan y que el lenguaje viva a través de ellos, que lo modelen. Ninguna sociedad puede vivir con un lenguaje conservador que terminaría siendo anacrónico e inútil para las necesidades contemporáneas. «La función de los jóvenes es inventar». Luego «hagamos la criba, fijemos aquello que merece cierto respeto por su plasticidad, por su originalidad, por su gracia y descartemos el resto».
Es más, en otro momento de sus declaraciones, ha dicho que se deben dejar las puertas del lenguaje abiertas a inclusiones como los anglicismos y otros extranjerismos siempre y cuando cumplan una función imprescindible: «Naturalmente, se verán los que arraigan porque tienen su utilidad y rellenan una laguna conceptual, y los que simplemente resultan modismos pasajeros», de tal manera que unos permanecerían y los otros desaparecerán de la misma manera como que llegaron por la presión de una comunicación eficiente antes que ornamentada y tradicional.
Ciertamente, muchos estamos de acuerdo que el lenguaje siempre está en la búsqueda una riqueza semántica, así como de nuevos matices expresivos. Con lo único con lo que se tiene que luchar es contra lo que suponga pobreza o imprecisión lógica. Dicho de otra manera, hay que «ser flexibles con el léxico e inflexibles con la gramática, abrir las puertas a la invención y cerrárselas a la imprecisión». «Sí a los nuevos vocablos, no a los leísmos y laísmos, puesto que no distinguir entre el pronombre en dativo y en acusativo es un lastre para el pensamiento, mientras que tener más palabras y expresiones supone, sencillamente, un incremento de las tonalidades de nuestra paleta lingüística».

2 comentarios:

Espacio en Blanco dijo...

profe...visite mi blog y digame k tal...me gusto el cuento sobre arturo..lokazo

Anónimo dijo...

Pero tambien hay que tomar en cuenta que sin un orden y alguna normatividad, la funcion de un idioma podria desorganizarse