viernes, 28 de enero de 2011

Cuento de Jeremías Gamboa

Hace poco conocí personalmente a Jeremías Gamboa, de quien ya había leído algunos cuentos. Muy agradable y versado conocedor de temas literarios. Pero, básicamente, un excelente escritor. Acerca de su libro de cuentos"Punto de Fuga", he encontrado una larga lista de halagos con los que estoy totalmente de acuerdo. En el "Hablador" se dice que "Punto de fuga" puede catalogarse como el botón de muestra de una Lima urbana, un texto que pretende, más que un análisis, hacer un cuadro de la ciudad, un cuadro incluso en el sentido artístico del término. De este modo, Gamboa presenta su mapa mental de Lima, con sus barrios marginales y zonas residenciales y las conductas que provoca esta disociación en sus personajes. He agregado uno de sus cuentos a la antología de narradores que viene armándose en el blog Escritores Peruanos Contemporáneos. Los invito a leer un fragmento de su cuento y a continuar con la lectura en el blog correspondiente.


LA TIERRA PROMETIDA

Jesus,

help me find my proper place.

Lou Reed

Tú estás sentado en uno de los asientos del carro que corre en la noche a un ritmo de locos y esta vez, inexplicablemente, no le tienes miedo a la velocidad. Has gritado, te has reído, le has dicho a él, le has escuchado decir que los dos se van a la tierra prometida, a Canaán, a un sitio que corresponda con tu nombre bíblico. Tú y Bruno a bordo del BMW, la mirada de ambos fija en la autopista, los ojos repasando una y otra vez las serpientes blancas, rígidas, que de pronto se iluminan en la grava y desaparecen bajo las ruedas del coche, tragadas por la brea. Más allá no hay otra cosa que una oscuridad apenas tachonada por las luces de los cerros lejanos, algunos carros que dejan atrás, conductores anónimos que, se te ocurre ahora mientras coges una lata de cerveza de las que están a tus pies, quizás no merezcan vivir.

Bruno canta rabiosamente «I`m So Bored With Th e USA» y después te busca con la mirada. Los dos se observan desde la distancia cómoda de sus cigarrillos aún deformados por la hierba y de pronto sabes que la música explota, está haciendo añicos las partículas de aire dentro del carro. Miras la hora en el tablero frente a ti —las once y veinte— y piensas que aún falta demasiado para que todo esto se desacelere o se pierda. Le das un toque al pucho, cierras los ojos y no sabes por qué te dan ganas de recordar cómo es que empezó todo esto. Te preguntas si podrás. Le preguntas a Bruno. Lo ves tomar una lata de cerveza, llevársela a la boca, succionarla, secarse los labios con la manga de la chaqueta. Los dos están parados en medio del Sargento Pimienta. No, antes habían ido a ver una película, ya ni recuerdan cuál. Después se metieron al Bohemia y allí, en el segundo piso, sentados en un par de bancas altas, mirando a ratos el óvalo y a ratos a las parejas que conversaban, se quedaron mudos. Salieron de ahí cagándose de la risa ya no recuerdas de qué, quizás de lo absurdo de la situación dice él, y se subieron al auto...

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1 comentario:

Anónimo dijo...

la versión limeña de Thelma and Louise con música de lou Reed. guenazo !!!