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sábado, 10 de enero de 2009

Voces peruanas sobre Gaza


Afortunadamente, el silencio fue pasajer, el tiempo recobrado en el acto de reflexionar, puesto que a la persona que calla no se le puede juzgar solamente de indiferente, sino también existe la posibilidad que ese silencio sea el espacio ideal para la reflexión, espacio temporal que nos sirve para aportar luces en medio de tanta oscuridad. Los intelectuales de Espacio Compartido al parecer entienden muy bien su papel y su nombre. Bienvenida la luz.

ISRAEL, HAMAS, EL PASADO Y EL FUTURO/ León Trahtemberg (columnista invitado)
Frente a una fotografía de un niño muerto en Gaza o que corre presa de pánico a un refugio ante la inminencia de un ataque, no tengo mucho que decir. Siento que ese niño es tan mío como los niños israelíes que pasan por igual trance, aunque los medios prefieran no mostrarlos. La foto mata cualquier análisis.

EL ODIO DESPROPORCIONADO/ Ariel Segal (columnista invitado)
La acusación contra Israel de actuar con desproporción ante Hamas desde que su gobierno decidió, luego de 3 años de que la comunidad internacional, incluida la ONU, no actuara con proporcionalidad a los ataques frecuentes de esa organización islamista contra Israel, carece de proporción.

¿LEGÍTIMA DEFENSA? Farid Kahhat (columnista invitado)
En un contexto en el que mueren más de 100 palestinos por cada víctima mortal israelí, y en el que entre 30 y 40% de esas víctimas son civiles inermes (sin contar a los policías que, a fin de cuentas, tampoco son un blanco militar). Un contexto en el que, además, la severa escasez de alimentos, medicinas, energía y médicos que ya existía en Gaza se ha convertido según Naciones Unidas en una “catástrofe humanitaria”. En ese contexto, culpar a Israel por un uso desproporcionado de la fuerza (como hizo el Secretario General de la ONU), parece una crítica justificada.

GAZA Y LA SINRAZÓN/ Ramiro Escobar
Qué fácil es, cuando comienzan a sonar los cañones, caer por la pendiente de la sinrazón. Quizás no nos damos cuenta de ello, pero, una vez que se calla la palabra y suena la pólvora, incluso los que estamos lejos del escenario feroz podemos perdernos en el laberinto del absurdo y la desinformación. De allí a decir “desgraciadamente hay que hacerlo” para aprobar un bombardeo desquiciado, inmoral e ilegal hay sólo un paso.

WALTZ WITH BASHIR Y LA FRANJA DE GAZA / Liuba Kogan
Lo único que me queda totalmente claro sobre los acontecimientos en la Franja de Gaza, es que la violencia que sufre la población civil (palestina e israelí) es un asunto moralmente condenable y penoso. En segundo lugar, la incapacidad y/o desidia de los políticos –locales, regionales y mundiales- para construir y mantener interlocutores válidos que puedan establecer pautas mínimas para la convivencia pacífica.

HUEVOS DE ESTURIÓN / Carne de cañón / Fernando Rospigliosi
Los ataques de Israel a terroristas palestinos en la franja de Gaza han suscitado manifestaciones en todo el mundo. Incluso en el Perú, un pequeño grupo protestó ante la embajada de ese país. Cuando ocurre lo contrario, nadie protesta. ¿Por qué?

Hildebrandt y el silencio


César Hildebrantd da en el clavo. También nos despierta y activa nuestra indignación. ¿Qué está pasando en Gaza que nadie sale a protestar? ¿Por qué no se escucha a los intelectuales protestar, a todos? Será que este verano esta inmovilizando nuestra capacidad de ver más allá de la sentencia a Magaly Medina, los pases del fútbol peruano o una nueva decepción en las comisiones investigadoras del congreso. Allá, en el Medio Oriente, aunque es muy lejos, pasa algo. Y eso que pasa debe ser comentado por todos.


¿Y los intelectuales? ¿Dónde veranean? ¿En cuántos idiomas se callan? ¿O es que esperan el premio Jerusalén?

Y ese poeta borrachoso y alguna vez divertido que tiene la voz guarapera y desprecia a todos los que no se emborrachan y esnifan y jura que es el Guinsberg de la calle de las pizzas, ¿en qué cocina de Torre Tagle sirve y con qué bocaditos se atraganta?

Repúblicas del silencio, torres de jade, almas con sordina, viejos apolillados, jóvenes veletas, pendejos de todas las falanges:¿Dónde están que nadie los oye mientras los niños son troceados en Gaza?

¿Que esos niños están muy lejos y no nos conciernen?

Gaza está aquí nomás, a tiro de Al Jazeera: ustedes son los que están lejos.Además, valgan verdades, a ustedes ni los niños de Lima les conciernen.

Las becas Fullbright, las becas Guggenheim, las becaciones, las vacaciones, las contemplaciones: todo eso, muchachos, los ha sacado de la historia, los ha librado del dolor, los ha vuelto esa prosa oscura y fingidamente autista, esa poesía que se empeña en no decir nada y lo logra admirablemente, esa manera tan bien pagada de hacerse los cojudos.

De los viejos, digamos, hechas las excepciones tan escasas y visibles, no cabe esperar mucho. La mayor parte de ellos envidia a Pablo Macera, que se cansó de ser honesto y bailó para Fujimori mientras tramaba la pensión de la 20530 (diez mil trescientos soles que se lleva cada mes por haber estado sesenta días en el Congreso).

Los viejos empezaron a volverse incrédulos cuando ya nadie creía en ellos. Así pasa cuando la procesión va por dentro.

Pero, ¿y los jóvenes?Nadie dice que salgan a las calles y quemen banderas. Eso sí que puede estar pasado de moda.

¿Pero no pueden decir algo, escribir algo, balbucear algo, gritar un poco, enviar cartas, llorar por los niños de Gaza que son los mismos de Sabra y Chatila?

¿Y el señor Abugattás? ¿No es que era medio palestino? ¿Cómo están las exportaciones de textiles, señor Abugattás?

¿Y el señor Mufarech está de acuerdo con la ruleta de las balas israelíes? ¿O sólo hay tiempo para hacerse la cara de nuevo?

¿Y los Saba? ¿Tampoco tienen nada que decir? ¡Pues qué bien que lo dicen!Y así sucesivamente.

¿Es que en el Perú ya está la Fox News?

El silencio de la mayor parte de los periodistas tiene una explicación servil. Pero el silencio de los poetas y de las poetas, como se dice ahora, es un estruendo mudo, una afonía oportunista, una manera de congraciarse con lo peor.

En Gaza los niños son bombardeados.

En el Perú los niños pueden morir más despacio, en la cámara lenta de la tuberculosis y la anemia, caídos por el plomo de La Oroya.

En Gaza y en el Perú, en suma, los niños se mueren por causas evitables.Pero a los intelectuales eso no les importa.A los poetas y a las poetas no les importa.

A los novelistas que no han leído a Arguedas pero adoran a Bayly les importa menos.

A toda esa tribu la convencieron de que si su obra se metía con la realidad, entonces la realidad se metería con ellos y con ellas.

Y entonces nada de críticas arregladas en el dominical de “El Comercio”. Nada con la mafia malogradaza de los cuetos. Nada con postular a becas de los Estados Unidos, donde viven los faverón y despachan los viejos que el sistema desbravó hace un montón de años.

Por eso es que en mucho de lo que se publica, todo parece de cartón o mineralizado, abstracto hasta la desaparición del hombre, amoratado a golpes de evasión.

El sistema les dijo: no se contaminen y ellos no se contaminaron. Trabajan en quirófanos (donde opera el sistema).

Creen que si una rabia auténtica cruza por su prosa o tensa su poesía, entonces vendrán los viejos amaestrados en Texas y les dirán:-Hum, suena a poesía social y a populismo literario. Mala cosa.

Y entonces tendrán que guardar sus pasaportes y sus venias.

Por eso odian al pobre de Juan Gonzalo Rose, que amó tanto a los demás que su poesía parece un parque para enamorados, un asilo, un colegio que sirve de refugio, un templo de la cólera.

Y por todas estas razones estos muchachos creen que hablar de Gaza infecta y hablar de la pobreza impertérrita te vuelve anecdótico y hablar de las mentiras de la aldea global ensucia lo que debe parecer siempre aséptico y salido de un laboratorio de palabras.

¿Qué ensucia Gaza, en realidad?

No ensucia nada.

Porque la página en blanco –blanca como un mandil desinfectado- sigue en blanco después de ser llenada con esas frases que son como las buganvilias estériles y que están hechas para entusiasmar a los que creen que escribir es una manera de hacerse con un puesto en la cola de las visas.

Páginas que se quedan en blanco. Páginas en blanco que están más en blanco que nunca cuando son editadas (y aplaudidas por la crítica políticamente correcta).

Páginas blancas, pálidas de miedo.

Para entender lo de Gaza



Nuestra indignación debe escucharse ante cualquier acto humano cruel contra otro ser humano. Una guerra, por ejemplo, es el caso máximo de enajenación. Ya son cientos, y si esto no se detiene, miles de inocentes quienes están muriendo en Gaza. Sin embargo, acepto que tengo límites para explicar la complejidad de las tensiones sociales, políticas, culturales y religiosas que mantienen este conflicto ante la atenta, pero silenciosa, mirada de casi todo el mundo. No es solo una reivindicación judía post guerras mundiales, tampoco la defensa simple de la autonomía. El asunto vá más allá. En palabras de Ariel Segal, es decir desde otra perspectiva, lo que pasa en la franja de Gaza responde a las siguientes circunstancias:

Gaza: Claves sobre un conflicto anunciado


El análisis de la tragedia de Gaza, y en general, del conflicto palestino-israelí, es sumamente complejo y tiene muchos ángulos históricos, políticos, y sobre todo emocionales, que hacen imposible – como la mayoría de las atávicas confrontaciones que ocurren en el mundo – explicar con justicia hacia todas las partes, en el breve espacio o tiempo de columnas periodísticas o espacios de radio o TV.
Los palestinos tienen muchos argumentos para responsabilizar a gobiernos de Israel por sus actuales sufrimientos, al igual que a los israelíes no les falta razón al señalar al liderazgo palestino por el fracaso de aprovechar numerosas oportunidades diplomáticas para acabar con décadas de derramamiento de sangre entre ambos pueblos. Si se trata de buscar culpables del pasado, no faltan protagonistas, que incluyen, además de a los protagonistas directos del conflicto, al colonialismo europeo en el Medio Oriente, al mundo árabe en general y a las grandes potencias de ayer y de hoy.
Una vez aclarado la imposibilidad de explicar, con la profunidad que amerita, un conflicto de décadas complicado por factores actuales, y, lamentando la muerte de civiles inocentes en Gaza y el sufrimiento de residentes del sur de Israel, ofrezco algunas claves para analizar la reciente situación: - Los palestinos son un pueblo árabe, de mayoría musulmán, pero no exclusivamente, cuya mayoría habita en dos territorios que están separados: Cisjordania, que limita con Israel y Jordania, y Gaza, una pequeña franja entre el sur de Israel y Egipto. En 1993 Gaza pasó a jurisdicción de la llamada Autoridad Palestina, del grupo Fatah – herederos políticos de Yasser Arafat – hasta que en 2007, el grupo islamista radical Hamas, que había ganado las elecciones parlamentarias palestinas, tomó el control total de la franja.
- Hamas, a diferencia de Fatah, se niega a reconocer el derecho de Israel a existir, no renuncia al terrorismo y tiene como objetivo la creación de un Estado Palestino fundamentalista, basado en las leyes del Corán, mientras que en Cisjordania el Fatah plantea la creación de un Estado laico, coexistiendo junto a su vecina Israel.
- Israel se retiró de la mayor parte de Gaza tras los Acuerdos de Oslo de 1993, y en el 2005 sacó, de manera unilateral, a todos los colonos judíos y a su ejército de toda la franja.
- Desde que Hamas controla Gaza, son frecuentes los lanzamientos de cohetes Qassam contra ciudades del sur de Israel, y a su vez, bombardeos israelíes de represalia contra objetivos de Hamas.
- Hay consenso entre Israel, la Autoridad Palestina, Europa, Estados Unidos, Rusia y la ONU que Fatah debe retomar el poder de Gaza para que sea posible negociar, junto con Cisjordania, el establecimiento definitivo de un Estado Palestino.
- Hay polémica dentro de Israel, y por supuesto, en el mundo, sobre el bloqueo económico de Israel a Gaza, como medida para debilitar la popularidad de Hamas. Por supuesto, está en juego la crisis humanitaria de carencia de servicios básicos en el territorio más densamente poblado en la tierra, con 1,4 millones de habitantes en solo 360 km². Hasta el momento, esta política no ha dado los resultados deseados por Israel.
- Hay legítima preocupación israelí por la ayuda que está recibiendo Hamas de grupos como Al Qaeda, e incluso de Irán, que les ha permitido armarse hasta los dientes gracias a túneles subterráneos a través de la frontera egipcia (muchos de éstos han sido destruidos por los recientes bombardeos israelíes).
- Hamas apuesta a tumbar al Fatah, también, en Cisjordania y así hacer una guerra de aniquilación de Israel desde ambos territorios.
- No se puede negar que, aunque Hamas dio al actual gobierno de Israel, una gran excusa de represalias al lanzar durante tres días seguidos centenares de cohetes a ese país, que tanto Ehud Barack - Ministro de Defensa y candidato a Primer Ministro por el Partido Laborista, - como Tzipi Livni - canciller, y candidata al mismo cargo por parte del Partido Kadima - aprovechan la situación para sacar réditos políticos contra el favorito a ganar las elecciones de febrero, Binyamin Netaniahu, del partido Likud.
- El ataque israelí a Gaza, del Sábado 27 de diciembre, ha sido el más drástico desde 1967, cuando Israel conquistó la franja, quizá como elemento disuasivo ante un Hamas excesivamente confiado y desafiante, y el factor sorpresa fue un gran éxito para el gabinete israelí que había anunciado una espera de 48 horas para decidir cómo reaccionar a los ataques perpetrados por Hamas. Desde el punto de vista militar se nota un aprendizaje con respecto a los errores cometidos contra Hezbolah en El Líbano.
- Hamas ha tenido muchas pérdidas logísticas y militares, pero la experiencia demuestra que esto no necesariamente, con el paso de los días, sacará de juego a esa organización del juego político de Gaza.
- Ambas partes, cuando se hablan de las víctimas, responsabilizan a la otra. Israel insiste que casi todos los muertos son militantes de Hamas, mientras que esta organización dice que son civiles. En la guerra propagandística es difícil precisar la verdad.
- Comienza a generarse un consenso de que la solución de la crisis de Gaza pasa por el envío de tropas internacionales a ese territorio, que controlen a Hamas e impidan que siga en el poder.
Entre estas claves para la comprensión del conflicto no se detectan las cadencias emocionales – de dolor y sufrimiento – que quien las escribe las comparte, con todas las víctimas inocentes, sea cual sea su pertenencia.