jueves, 5 de agosto de 2010

Acerca del suicidio de Silvia Plath

Para cuando tengan algo de tiempo disponible, les dejó un fragmento de un artículo que encuentro en el diario El País, gracias a un dato alcanzado por Gabriel Ruiz Ortega. En la nota del diario se da cuenta del libro publicado por la periodista de origen checo Janet Malcolm, libro titulado 'La mujer en silencio' y que indaga acerca de la turbulenta vida de la poetisa Sylvia Plath, que se suicidó a los 30 años.
La tentación del suicidio alguna vez pasó por mi vida, aunque con el tiempo comprendí que aquello fue apenas un arrebato mental frente a una fuerte depresión en la que caí. No obstante, entiendo que los entrecijos del suicidio suelen ser mucho más complicados. Janet Malcolm se adentra en el caso particular de la escritora norteamericana. Un libro más en la cola de aquellos que debo leer.

Parte de la nota dice:

La obsesión por la muerte llevó a Silvia Plath a intentar suicidarse tres veces en sólo 30 años. A la tercera lo consiguió. Metió la cabeza en el horno, abrió la llave de gas y ejecutó un suicidio perfecto. A pocos metros sus dos hijos dormían. Ella había dejado una nota al vecino de abajo para que llamara a un médico. La niñera la encontró a primera hora de la mañana, demasiado tarde. Janet Malcolm (Praga, 1934) describe en La mujer en silencio (Gedisa) la retorcida vida de la poetisa americana Silvia Plath (Boston 1932-Londres 1963) y la relación con su marido, el también poeta Ted Hughes...
...La muerte de su padre cuando solo tenía diez años marcó para siempre a Plath. A los 20 años trató de suicidarse con pastillas un verano al regresar de la universidad, tras lo que fue tratada en una institución psiquiátrica. Poco después viajó hasta Cambridge (Inglaterra) con una beca y fue allí donde conoció a Ted Hughes. Después de nacer sus dos hijos, ella no pudo compaginar su papel de madre, amante y artista, a pesar de que, como aclara Malcolm, se repartía con su marido el cuidado de los niños. Los problemas llevaron a la pareja a la separación, y Plath acabó malviviendo en un pequeño piso de Londres, donde finalmente se suicidó.
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