jueves, 2 de agosto de 2007


Un momento, en doce minutos le imprimimos el libro que solicita

LIBROS A LA CARTA


La tecnología, como siempre, va sorprendiéndonos a cada paso. Es tan abrumador todo esto. En un momento cualquiera aparece una máquina o un sistema que ofrece un servicio que hasta allí parecía una cosa de las películas de ciencia ficción. Todavía recuerdo mi primera computadora que era una 286 con 20 megas de memoria con monitor de letras naranjas en un fondo negro. Sin embargo, ya eso era maravilloso para quien se equivocaba tantas veces al momento de pulsar las teclas de las máquinas de escribir mecánicas. Un invento de locos que me mantuvo dos noches despierto y fascinado frente a esa pequeña pantalla en donde podía escribir y corregir una y mil veces.

Pero por supuesto que la cosa no iba a quedar allí. La tecnología se colaba y se sigue colando por todos los espacios de nuestra sociedad modificando nuestros modos de vida.

Ahora bien, muchos tienen que haber pensado en la revolución que se acerca con relación a los libros. Desde hace tiempo se viene hablando de que los libros cibernéticos tendrían que reemplazar a los libros tradicionales. Libros virtuales que se pueden leer desde la pantalla de una computadora o desde pantallitas transportables. Problemas como la fatiga visual que podían ocasionar los monitores se irían corrigiendo paulatinamente. Como que nos íbamos resignando al hecho, aunque muchos asegurábamos que extrañaríamos los libros a la antigüita. Tener algo tangible, tener hojas que marcar, ver una carátula, ordenarlos en la biblioteca.

Pero ahora que leo un post de Ivan Thays que, a la vez, coge rebote del blog de Jean-François Fogel, me quedo, otra vez, gratamente sorprendido. La marca Espresso Book Machine evoca la sencillez de la máquina que hace café porque puede imprimir un libro de 200 páginas en unos 12 minutos, repito, 12 minutos. Son libros encuadernados, con su respectiva raya de goma y correctamente pegadas a la tapa. La máquina tiene una memoria que almacena hasta 200 mil titulos. Entonces es solo cosa de solicitar el título y 12 minutos después ya se tiene un libro impreso en la mano. Adiós a la búsqueda fatigante del libro, de una librería a otra, o a la espera de que esta llegue después de varias visitas.

Ivan Thays agrega... sin duda no será difícil permitir que la máquina acepte libros que se guardan en los memory sticks de los clientes. ¡Ese tiene que ser el futuro del libro! Habrá que ver cómo se evita la piratería de pasarse de mano en mano el zip del libro comprado, pero ahí está el futuro. Nunca más viajes a librerías trasatlánticas y maletas repletas que demoro horas en cerrar, y cobros por sobrepeso, ni cobros inauditos por traerte un libro en DHL.

La máquina, al parecer cuesta como millón de dolares, pero no es tan grande como para no caber una libreria mediana. Todo es cuestión de esperar a ver qué viene después. Por lo menos, por ahora, larga vida a los libros.

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