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miércoles, 18 de febrero de 2009

LO QUE UN LIBRO DIGITAL NO PUEDE HACER

Hace unos días coloqué un post en el que anotaba la nostalgia que sentiríamos algunos cuando el formato tradicional del libro terminara de mudarse a un libro digital. Se imaginan. Ya no más el olor del papel, la tinta y el tiempo estancado. Aunque, por otro lado, ya no habrá que estar preocupándose por problemas como el espacio en donde guardarlos ni por el tiempo que se le tenía que dedicar para, por ejemplo, desempolvarlos.

El libro como tal, el libro como lo conocimos y aprendimos a quererlo se convertiría en un recuerdo o, en el mejor de los casos, en una pieza de colección para los melancólicos. Ahora bien, tampoco es cosa de cerrarse a los cambios ni de quitarle méritos a la tecnología que - a su particular modo - hace los intentos por hacernos la vida cómoda. Después de todo, si de leer se trata, el libro digital ofrece una serie interesante de servicios: mayor cantidad de libros en microespacios, marcadores, soportes de ficheros, por mencionar algunos de sus servicios. No habrá excusa para los escritores, que tendrán que seguir escribiendo, ni para los lectores que simplemente tendrán que acostumbrarse a otro formato.

Xavier Velasco, desde su blog en El boomeran(g), también hace causa común con quienes andamos haciendo gestos adelantados por la futura despedida de los libros "a la antiguita". En un reciente post escribe una lista 36 imposibles para un libro digital. Dicho de otra manera cualidades irremplazables de los "futuros viejos libros". Por supuesto que la lista puede y seguro seguirá aumentando porque, después de todo, la costumbre suele ser más fuerte que la razón.

36 IMPOSIBLES PARA UN LIBRO DIGITAL

1. Imprimirle millares de huellas digitales.

2. Forrarlo de papel manila morado.

3. Sacarlo del agua y todavía leerlo.

4. Ocultar fotos viejas entre sus páginas.

5. Abrirlo en una página al azar.

6. Quitarle con lujuria la envoltura de plástico.

7. Llevárselo a una isla desierta.

8. Usar algún separador coqueto.

9. Saber a simple vista si ha sido leído.

10. Promoverlo quemando la primera edición en una plaza pública.

11. Darse el gustazo de comprarlo en pasta dura.

12. Preservar los ahorros a salvo de los ojos de los palurdos.

13. Enviarlo por correo con una carta perfumada dentro.

14. Hacer de su portada seña de identidad.

15. Apilarlo con otros: escultura fugaz.

16. Ensalivar sus hojas, hasta que se deshoje.

17. Guardarlo en una caja, ya deshojado.

18. Pagarse el lujo de reencuadernarlo.

19. Arrancarle algún prólogo infumable.

20. Fumárselo.

21. Leerlo cuasientreabierto, para no maltratarlo.

22. Imprimirle la huella de un beso en la última página.

23. Ahorrar mediante la edición de bolsillo.

24. Camuflarlo bajo la cubierta de un catecismo.

25. Toparse con un cheque sin cobrar dentro de la solapa.

26. Cambalacharlo en una librería de viejo.

27. Despatarrarlo un poco, de los puros nervios.

28. Lanzarlo en llamas a la casa del autor.

29. Envenenar sus hojas con pétalos cautivos.

30. Leerlo durante un baño de burbujas.

31. Olisquear el perfume de su última lectora.

32. Echarlo por la ventana y correr a rescatarlo.

33. Masajear las encías de un cachorro bibliófago.

34. Olvidarlo en un tren y comprarlo otra vez, sin mayor drama.

35. Aplastar a un mosquito impertinente.

36. Inspirar más incisos de esta lista de atavismos.

sábado, 14 de febrero de 2009

Psicología del amor

Pues sí, hoy es el día de amor y la amistad, aunque sobre esto último debe ser una ampliación dictada por el mercado, digamos que saber algo sobre qué elementos de la psicología se vinculan con el amor es un buen ejercicio por estos días. Por tal motivo, recomendamos la lectura de este libro editado por Peisa ya hace unos años. El autor, el especialista en temas dantianos (Danta Alighieri) Leopoldo Chiappo, escribió este maravilloso libro que combina una prosa sencilla con una inteligencia iluminadora. ¡Feliz día a los enamorados lectores!

Sinopsis

Para descubrir la sustancia recóndita del amor y hacer de él el fundamento de la vida, Leopoldo Chiappo nos lleva de la mano por las rutas de la historia y la literatura a contemplar a aquellos grandes amadores que se consumieron en tan alto fuego: Romeo y Julieta, por ejemplo. Con pasión y sabiduría, amplitud de criterio y sensibilidad, este ameno ensayo, pleno de sugestiones, nos propone una psicología del amor en la que lo material y lo espiritual no se excluyen, sino que mutuamente se potencian.

martes, 13 de enero de 2009

La envidia subjetiva

La envidia, pecado capital, se define en el ser humano como el simple hecho de querer con ciertos tintes negativos lo que otro posee. La envidia ha sido un motor frecuente en la historia de la literatura. Recuerdo como en algunas clases de literatura, en esas veces que me aventuraba a contar sobre lo que había leído sin mayor rigurosidad que el amor por la literatura, les decía a mis alumnos que los celos en la obra Otelo de Shakespeare no se debía entender como solo la pasión amorosa que siente el moro de Venecia, es cierto, la envidia cuando de amor se habla se convierte en celos. ¿Habrá alguna diferencia? Celo se define como el recelo que alguien siente de que cualquier afecto o bien que disfrute o pretenda llegue a ser alcanzado por otro. En cambio, envidia, es el deseo de algo que no se posee. Entonces, ambos poseen algo en común: desear aquello que no se tiene. Otelo monta en cólera, cegado porque otro poseía lo que era suyo. Hyago envidiaba lo que tenía Otelo. Entonces, les explicaba cómo este sentimientro movilizaba la obra. El escritor Jean-Francois Fogel advierte en el estupendo libro El viaje a la ficción de Vargas Llosa los hilos de la envidia que en nuestro escritor se transformaron en tributo.


El ensayo de Mario Vargas Llosa sobre Juan Carlos Onetti (El viaje a la ficción, Alfaguara) pertenece a un género específico: escritores que escriben sobre escritores. Son textos que dicen tanto sobre el autor como sobre su tema. Más allá de la expresión de una admiración hay envidia o desconcierto:¿Cómo puede ser una obra tan potente? En el caso de Vargas Llosa frente a Onetti, veo:

 
1. El celo de la crueldad. Me explico: Onetti es un autor que insulta y ridiculiza a sus personajes. Vargas Llosa no sabe o no se atreve a hacerlo. En el momento de escribir su ensayo, descubre que no tiene aquella violencia.
 
2. La pasión para Faulkner, compartida por ambos autores. Las páginas sobre la influencia de Faulkner son excelentes. Pero no se trata de la influencia de Faulkner sobre Onetti. Se trata de lo que Vargas Llosa sabe de Faulkner. Vale la pena escucharle.
 
3. El celo para la creación de la ciudad imaginaria de Santa María. No existe un lugar parecido en la obra de Vargas Llosa. Y con gran honestidad, el escritor peruano compone lo que es para mí la frase clave de su texto: "Santa María es una realidad literaria, ficticia, artificial: una antirrealidad" (página 95). ¿Cuántos autores pueden como Onetti, dentro de una misma novela, ubicar un mismo personaje a veces en la realidad y a veces en la ficción? Muy pocos, Vargas Llosa no figura entre ellos pero explica el proceso en la obra de Onetti con una transparencia genial.
 
4. El desconcierto frente al estilo de Onetti: "inusitado, infrecuente, intricado, a veces hasta la tiniebla, a menudo neblinoso y vago" (página 115). Para decirlo de manera rápida: la casa de Onetti es un caos; la casa de Vargas Llosa es la casa de un señor donde cada cosa está en su lugar. Cuando escribe, Onetti no se comporta bien, con el lenguaje y con sus personajes, tiene un "estilo crapuloso" según Vargas Llosa: me encanta esta manera de decirlo.

El libro de Vargas Llosa me parece de una lectura imprescindible por los amantes de la literatura. Pero aún más por los que se interesan en América latina, pues Mario Vargas Llosa proclama en una especie de mensaje político obvio (y no solo una vez sino dos veces) la victoria de la ficción sobre la realidad en la política del continente. Después de reconocer a los personajes de Onetti el derecho a la desesperanza, a la frustración y, al final, el derecho a fugarse a lo imaginario, denuncia este mismo comportamiento en los habitantes del continente que optan "por lo irreal" en su vida real, creyendo en revoluciones y lideres locos. La victoria de la ficción sobre la realidad se puede aguantar en una novela pero es insoportable, para el novelista peruano, en la vida diaria. En otras palabras: el mundo real no puedo copiar al arte sin provocar una catástrofe. "La mejor definición del subdesarrollo tal vez sea, escribe Vargas Llosa: la elección de la irrealidad, el rechazo del pragmatismo en nombre de la utopía, negarse a aceptar la evidencia, perseverar en el error en nombre de sueños que rechazan el principio de realidad" (página 231).


lunes, 12 de enero de 2009

La crisis, los libros e Internet

Al parecer las grandes olas de la crisis económica estadounidense ha empezado bambolear fuertemente los barcos editoriales del país del norte. Sin embargo, los analistas todavía discuten si es la crisis la verdadera responsable del descenso de las ventas y del miedo de miles de empleados que se verían aumentando las cifras de desempleo. El panorama se ilustra de la siguiente manera: antes los empleados no se daban abasto con la cantidad de clientes y pedidos en las instalaciones de las más importantes librerías, hay que acotar que una librería o bookstore allá puede ser del tamaño de un piso de un Saga Falabella o Ripley; en cambio, ahora las instalaciones suelen estar desiertas o, al menos, y es lo más interesante, los clientes se dirigen a la cafetería a leer el libro. Sí, ir a una librería, sentarse, leer el libro, dejarlo e irse. Aunque esa práctica no es masiva en el Perú, se puede dar con algunas concesiones en las librerías Crisol o Ksa Tomada de San Isidro. Los analistas se preguntan si es cierto que la crisis es la única responsable, ya que un libro es un entretenimiento muy barato en comparación a otras. Entonces como suele pasar en la historia de la economía esta crisis tiene un conglomerado de causas. Internet también tiene su cuota: el cine, la televisión, los videos musicales se trasladaron a Youtube, es decir, a Internet; acaso los libros no tendrían la misma suerte. Sí, confieso que a veces paso leyendo más tiempo frente a mi computadora que frente al irrenpasable y romántico libro, con sus textura, olor y calidez, pero la mayoría de lectores usa esta plataforma para llenarse de información, y sabemos que para eso está Internet. Entonces, el futuro estará en los ebook, el futuro estará comprar libros online, el futuro será lectores en los parques con conexión wi fi y una laptop muy pequeña donde lean Cien años de soledad, por ejemplo, mientras envían correos o hablan por teléfono.

Las bibliotecas estadounidenses bullen. Pocos lugares pueden presumir de tener más clientes en plena crisis económica, según cuentan periódicos locales de todo el país. Leer libros sin tener que comprarlos parece una sana manera de entretenerse en el universo de austeridad que millones de personas en todo el mundo han decidido autoimponerse mientras el temporal de despidos e incertidumbre arrecia.

En cambio, cadenas de librerías como Barnes & Noble o Borders, empiezan a sufrir la escasez de clientes. "Los sábados solíamos estar sobrepasados. Mira esto hoy, es un páramo. Y los que hay, se leen las revistas y los libros en la cafetería y se van a casa sin comprarlos. Estoy seguro de que la empresa va a empezar a despedirnos a nosotros también", comentaba hace unos días un empleado de una de las sucursales más céntricas de Barnes & Noble en Nueva York.

Los negocios no van bien en el mundo editorial. Esa librería, la más grande del planeta, con 40.000 empleados y casi 800 locales repartidos por todo Estados Unidos, lleva seis meses registrando una caída de sus ventas, que durante la temporada navideña encogieron un 7% respecto al mismo período del año anterior. Además, su cotización en Bolsa se ha devaluado a la mitad en apenas 10 meses. Uno de sus principales inversores, William Ackman Pershing Square Capital Management LP, acaba de anunciar la venta de todas sus acciones, y eso que aún no se han hecho públicas las cuentas de la empresa relativas al último trimestre, que no se auguran buenas.

Su principal competidor, Borders, la segunda librería del país, atraviesa una crisis aún más grave, con pérdidas continuadas a lo largo del año, falta de liquidez, acreedores pisándoles los talones y un bajón en las ventas navideñas del 12%. Tan mala es la situación que Borders se puso a la venta en primavera y ninguna empresa se atrevió a comprarlo. Para hacer frente a su propio caos se acaba de anunciar un cambio en su dirección, pero en el mundo del libro se rumorea que sus días están contados.

A esto hay que añadirle el goteo de despidos que han registrado todas las grandes editoriales estadounidenses, desde Random House, propiedad del grupo alemán Bertlesmann, a Simon and Schuster, del conglomerado CBS, o Harper Collins, brazo editorial de News Corporation. Hasta el mundo de las biblias, que en Estados Unidos son una importante referencia al tratarse del libro más vendido anualmente (25 millones de ejemplares en 2007), se prepara para el Armageddon: Thomas Nelson, la mayor editorial de contenidos cristianos del país, responsable del 36% de las ventas de biblias estadounidenses, despidió en noviembre al 10% de su plantilla.

Las ventas online en cambio, siguen subiendo, como demuestra el 17% de aumento que Amazon.com ha preanunciado respecto a sus resultados globales de 2008. Por eso hay quien asegura que el problema del mundo editorial no tiene ninguna relación con la crisis, sino con un sistema de negocio que se ha quedado obsoleto. "Los libros no suelen sufrir en tiempos de crisis porque son uno de los entretenimientos más baratos. El problema es que el mundo editorial hoy funciona de la misma manera que en el siglo XIX. Es muy ineficiente, así que esta crisis generalizada creo que nos va a venir bien para ponernos al día y adaptarnos al siglo XXI". Lo dice un veterano de las letras, Mort Janklow, uno de los agentes más poderosos de la industria neoyorquina, responsable de Janklow & Nesbit, donde están representados entre otros Tom Wolfe, Thomas Harris, Al Gore y Daniele Steele, entre más de mil autores.

Sus palabras no parecen descabelladas: mientras la música ha transformado radicalmente su modelo de negocio y el cine y la televisión comienzan a hacerlo obligados por los cambios que ha traído Internet, el mundo del libro se ha quedado rezagado. "Las editoriales no controlan la distribución y pierden mucho dinero por ello. Todo se basa en apuestas, en probabilidades, nadie sabe realmente cuántos libros imprimir o reimprimir y además las editoriales tienen que hacerse cargo de lo que esas librerías inmensas no son capaces de vender. Todo eso tiene que cambiar, sobre todo ahora que los pequeños libreros se han visto obligados a desaparecer", sostiene Janklow. En su opinión, las editoriales tienen miedo de los cambios que puede traer el mundo digital porque temen perder dinero. "Pero es que el negocio de la cultura nunca debería haber tenido como objetivo el ganar dinero a espuertas. Es ridículo gastarse millones en fiestas, viajes y cenas de lujo. Ahora todas las editoriales anuncian que se apretarán el cinturón. Normal. Lo absurdo es que vuelvan a despilfarrar cuando las cosas vayan bien. La cultura tiene que ser rentable pero no debería tener como objetivo el exceso", asegura un agente que consigue para algunos de sus autores adelantos millonarios. "Pero eso me permite que otros escritores menos conocidos al menos puedan publicar y vivir de su trabajo", se defiende.

Esos son los que más van a notar la crisis, afirma Janklow, puesto que las grandes editoriales no van a estar dispuestas a apostar por desconocidos. "Pero esto es sólo transitorio. Yo tengo mi propia teoría: en cinco años este negocio va a ser muy diferente. Y no va a ser el Kindle (el iPod de los libros) el que lo revolucione, me parece demasiado frágil. Yo creo que pronto se va a crear una impresora hiperveloz e hiperbarata que permitirá a la gente imprimir sus libros y encuadernarlos en su propia casa en cuestión de minutos. Y eso va a hacer que se pierdan muchos intermediarios por el camino".

Y como ocurre con muchas revoluciones, puede que sean precisamente los pequeños quienes introduzcan grandes cambios: esta semana la editorial escocesa Canongate Books anunció que digitalizará todo su catalogo -450 títulos- y comenzará a añadirleextras a sus libros digitales. Nick Cave va a publicar con ellos la novela The death of Bunny Munro, para la que el cantante australiano está además componiendo una banda sonora que vendrá con su ebook. Y la novela Homicide, de David Simon, creador de The Wire, también aparecerá en digital acompañada por entrevistas con el autor y protagonistas de la serie. Jamie Byng, de Canongate, lo ve así: "No nos limitamos a copiar y pegar el contenido online. Estamos usando el medio, ahí es donde están las nuevas oportunidades. Sería una locura no tomar en serio los cambios que ya se están produciendo. La industria de la música aún está sufriendo por no haberlo hecho a tiempo".

La nota aparecida en el Pais.com