Hace muchos años, junto a unos jóvenes y quijotescos amigos, fundamos una revista literaria denominada "Insurgencia": insolente, apasionada, crítica. Una revista que no pasó de los seis números y que tuvo más buenas intenciones que logros. Nunca me arrepentí de ella, aunque reconozco que aún se me enrojecen las orejas, tanto por uno que otro artículo recargado de ingenuidad, y también por lo artesanal de la impresión.
Sin embargo, en el caso de la revista "Distopía Literaria" - que ha lanzado su primer número - sucede lo contrario. Ellos comienzan su aventura editorial con propósitos claros. Por un lado, el análisis del panorama literario desde una perspectiva más responsable. Basta indicar que todos ellos - o casi todos - son egresados de las facultades de literatura, lo que anticipa una visión y crítica más enterada y entendida del trabajo literario. De otro lado, la inclusión de escritores que no son atendidos por una crítica oficial de carácter exclusivista. Para ellos, solo basta comprobar la calidad del trabajo literario.
No creo compartir mucho sus ideas acerca de la exclusión; no obstante, es gratamente saludable el propósito inclusivo con el solo requisito de la calidad creativa. He leído con mucho gusto el primer número que incluye un editorial que los define, unos lúcidos comentarios sobre la obra de varios autores y, entre otros, un artículo crítico sobre la responsabilidad de los editores de este tiempo.
Aun cuando no han organizado la presentación oficial de esta revista, entiendo que ya está en los estantes de la "Selecta Libreria".
Cuando puedan, consíganla, vale la pena leerla.
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