En Madrid, España. Exactamente en las hermosas instalaciones de estilo republicano de la Casa de América, cuatro escritores peruanos y tres escritores colombianos tuvieron una larga conversación sobre un tema tan ingratamente común en nuestros países: La Literatura y Violencia en América Latina.
La mayoría de nuestro países latinoamericanos tiene una larga y amarga experiencia violentista. La violencia política (que ha arrastrado por años a miles de personas por el fango de la miseria y la muerte), la violencia social, la violencia económica. El constante asecho de la muerte que llega desde cualquier parte y por cualquier razón siempre sorprendente, a veces ridícula. Es verdad que la literatura es vista como un sensor constante de estos acontecimientos y que se espera que ella refleje la vida, pasión y muerte de cada día. No hay que demandar una obligación a quien no la tiene.
Jorge Eduardo Benavides, Fernando Ampuero, Alonso Cueto y Fernando Iwasaky fueron los peruanos que expusieron sus ideas sobre esta suerte de mala sombra colectiva de Latinoamérica. Por lo que he leído y luego he escuchado de algunos amigos que anduvieron por allá. Se dejó presente que la literatura no tiene, necesariamente, que convertirse en un reflejo fidedigno de la violencia. Es cierto que quien escribe está alerta a lo que sucede y que no puede, como persona, mantenerse indiferente ante la violencia que se vive en cualquiera de sus facetas (y vaya que la violencia tiene varias caras); pero que esto no es, necesariamente, el núcleo de la creación literaria.
"Los escritores peruanos y colombianos que acudieron a Casa de América, sin embargo, no aceptaron que los encasillen en ese modo de entender el rol del escritor. Todos, incluso Juan Gabriel Vásquez y Jorge Benavides, autores con una obra de marcado tono político, rechazaron esta percepción. "Un escritor debe tener absoluta libertad para elegir los temas de sus libros", dijo Benavides. Y Vásquez acotó que la literatura ha de ser el "bastión de la libertad y que la mejor manera de escribir una novela política muchas veces depende del tratamiento de soslayo de la cosa política, con lo cual no se perjudica el desarrollo de una buena historia" Dice Fernando Ampuero, desde una nota que recojo del blog de Gustavo Faveron, Puente Aéreo.
De allí mismo, destaco otros fragmentos interesantes: Benavides consideró que era mejor hablar de una "literatura de diagnóstico" y no de una "literatura de denuncia", y compartió conmigo mi "pesimismo con ilusiones", tanto para asumir la vida y la literatura, agregando que aquellos que se declaran "optimistas por lo general son gente mal informada". Cueto señaló incluso que un escritor puede ser político sin hablar para nada de política. Con lo cual yo agregué que la novela Un mundo para Julius, con sus universos de patrones y empleados domésticos tan tajantemente separados, era el mejor ejemplo de ese tipo de novela política que no habla nunca de política.
Fernado Ampuero ha tenido la cordialidad de permitirme colocar la ponencia que presentó en dicho encuentro. Creo que es una buena manera de despertar en quienes me leen la reflexión siempre necesaria sobre la violencia y el papel que puede tener la literatura en esta desgracia colectiva.
LA MUERTE TIENE SESENTA MIL CARAS
Por Fernando Ampuero
La violencia, ese impetuoso trance del ánimo por el que las personas ceden a la ira, nos recuerda siempre que pertenecemos al mundo animal. Las bestias irracionales, cuando rugen y muerden, lo hacen por hambre, miedo o necesidad de resguardar su territorio; los humanos, como se sabe, revestimos con argumentos propios de nuestra especie tales sentimientos primarios. Desde el bíblico Caín, que ardía de celos frente a su hermano Abel, la quijada de burro es un péndulo eterno que define nuestro paso por el tiempo.
La violencia en el Perú, como expresión colectiva, es muy similar a la que existe en otras partes del mundo. La sociedad peruana, mestiza, pluricultural y, sobre todo, tercermundista, cuenta con motivos que responden a su contexto histórico: diferencias étnicas, económicas o ideológicas, las cuales se traducen de diversas maneras pero que a la larga apuntan más o menos hacia lo mismo: rechazo al abuso, a las hegemonías de un injusto orden político o social, así como la negación de espacios que permitan diluir los prejuicios de orden cultural y racial, y los atavismos mondos y lirondos.
A diferencia del mundo musulmán, la discusión religiosa –la manera de imaginar a Dios, junto a los deberes que le debemos a esta gloriosa fantasía humana–, no nos enfrenta.
A los peruanos, creo yo, nos enfrentan una serie de discordias, frustraciones y resentimientos de larga data. Tan antiguas que, para muchos, ya son una herida que jamás cierra. Nuestras desavenencias comenzaron antes de la peruanidad propiamente dicha. Quiero decir, precedieron a la conquista española. El imperio incaico, una cultura de espléndidos ingenieros líticos y con gran poderío bélico, dominó a otras culturas del antiguo Perú, los Nazcas y los Chimus, entre otros, reconocidas hoy como exquisitos centros de civilización en la costa, pese a tratarse de culturas que rendían culto a dioses sanguinarios como el presunto Dios marino Aipayec, el degollador de los mochicas, pero que sin embargo revelaban a la vez un avanzado desarrollo artístico y tecnológico. Los incas actuaron como los romanos hicieron con los griegos. No los destruyeron, sino que asimilaron esa cultura, aprovechando su notable creatividad, y, tras sojuzgarlos, los incorporaron al imperio. Las culturas pre-colombinas fueron sorprendidas durante estas guerras internas por la llegada de los españoles. Y estos, según cuentan los cronistas, cosecharon tempestades: contaron con la resentida colaboración de los indígenas costeños, quienes darían información a los españoles sobre los invasores incas. Naturalmente, las culturas precolombinas, a su vez, no eran solo un gentío de finos textileros, orfebres y estetas. También se mataban entre ellos, en trifulcas de señoríos, como lo atestiguan los ceramios y los murales de las huacas.
Indudablemente, eso sí, la conquista española acarreó un desastre mayor. Ya no era un mero lío de invasores locales. Los antiguos nativos debían fajarse ahora con invasores foráneos, que los atacaban con cañones atronadores, toda una ruptura de moldes, y, ni qué decir, España no actuó como Roma con la Grecia clásica, ni como los incas con las culturas costeñas del Perú. Las huestes de Francisco Pizarro vinieron a llevarse el oro de las Indias y a extirpar idolatrías. Derritieron los hermosos ídolos de oro de los dioses indígenas y los convirtieron en lingotes. A cambio de tanta rapiña, nos entregaron su idioma, su religión y sus bellas artes. Fundaron ciudades e instauraron métodos modernos de matar al prójimo.
Es difícil, a estas alturas, juzgar lo que aconteció entonces en el Perú. Pero yo tengo una teoría: pienso que, desde que el primer español se amancebó con una india por estos nuevos reinos, no solo nació el primer mestizo en territorio inca, dando lugar a la progenie que convirtió a ese territorio de América en el país que somos ahora, sino que también apareció en la historia uno de los seres más desconfiados del mundo: el peruano.
No hay individuo más desconfiado que este mestizo sudamericano. Los peruanos desconfían de todo. Los han engañado tantas veces, y de formas tan variadas, que ya no creen en nadie. El andino prodiga miradas torvas y el selvático sonrisas taimadas; pero quizá nada supere la desconfianza del costeño, maestro de la suspicacia. Piensa mal y acertarás, dicen los peruanos de la costa con triste y agónica sabiduría. No obstante, el exponente más fino y desarrollado, el escéptico por antonomasia, reside en Lima, zona costera que constituye el núcleo del poder. Un limeño, bien macerado en rumores y chistes venenosos, no te cree ni lo que comes: es alguien que desconfía hasta de su sombra.
¿A qué viene esta personalísima teoría? A que ella, de alguna manera, explica la actitud de los peruanos, seres en permanente colisión con su mundo. El Perú, que es todas las gamas de su mestizaje, nos une y nos separa. Se nos presenta como un territorio hostil, donde campea el cinismo y escasean las oportunidades, en tanto aplasta los sueños de sus habitantes. El Perú, por lo tanto, nos llena de resentimientos, pero, humanos al fin, también de ilusiones. Somos pesimistas con ilusiones, escépticos con expectativas.
Yo soy un mestizo peruano que habla en castellano. En el Perú se habla un centenar de lenguas y dialectos, pero los principales son el castellano y el quechua. El quechua, hasta dónde se sabe, no ha tenido escritura. Los pocos textos que existen en quechua son una castellanización de su fonética. Yo, hispanoparlante, me dedico a la literatura: escribo cuentos y novelas, y lo hago, en efecto, con el idioma del último invasor victorioso, que es, para un tercio del país, la lengua del opresor, de la clase dirigente dominante. Esta forma de ver las cosas, maniquea, polarizada al cien por cien, responde a una arraigada convicción: nuestros gobernantes, gentes invariablemente formadas en la mentalidad del provecho propio, han repetido hasta el hartazgo la conducta del expoliador español. Y a pesar de que hoy vivimos en un régimen político democrático, nos falta mucho para integrar el país en esa forma de gobierno. La democracia sólo tendrá sentido algún día en el Perú cuando las mayorías constaten que la justicia y la igualdad son bienes fraternalmente compartidos.
Con este preámbulo, en fin, pongo mis dudas en vitrina. Yo no sé si en el Perú se puede hablar de una literatura de la violencia, o si lo correcto es hablar simplemente de literatura. Violencia siempre hubo, y no se distingue mucho de la acontecida en otras latitudes. Hubo violencia en las cabezas trofeos de los Paracas y en las cabezas reducidas de los jíbaros. Hubo violencia asimismo, por citar hitos de nuestra historia, en las grandes sublevaciones indígenas, la guerra de la independencia, la guerra del Pacífico y las decenas de cuartelazos o golpes de estado durante los casi dos siglos que tenemos como república emancipada. La violencia, de hecho, no es que más que el énfasis a un punto de vista. La necesidad de orden y de fijar reglas busca precisamente atajar el jaque constante de ese énfasis. A tal punto nos ha sumido la violencia en el caos, y este en la violencia, que en el siglo XIX una famosa banda de salteadores de caminos, encabezada por el negro León Escobar, ingresó como si tal cosa en los salones de Palacio de Gobierno. El bandolero Escobar, fugaz símbolo de su época, se fumó un cigarro repantigado en el sillón presidencial.
¿Esto generó una literatura? No lo creo. Generó más bien un sentimiento de autodefensa, mezcla de desconfianza y buen humor. Más allá de las crónicas y las reseñas de nuestros historiadores, no afloraron grandes cuentos y novelas en el siglo XIX. Tal vez, eso sí, generó un peculiar estado de ánimo, propicio para afilar nuestra percepción. Y eso podría explicar la existencia preponderante de autores como Ricardo Palma, Alfredo Bryce Echenique, el Mario Vargas Llosa de Pantaleón y La Tía julia, el Julio Ramón Ribeyro de Tristes querellas en la vieja quinta, el Jaime Bayly de sus novelas y entremeses y el gran talante de agudos cronistas y humoristas con el que muchos peruanos curamos las tristezas.
Incluyendo al inca Garcilaso, nuestro primer escritor nacional, la literatura peruana es una crónica de la realidad. De ella se nutre la lira satírica de la Colonia y el costumbrismo del siglo XIX, formas de realismo virulentas y amables al mismo tiempo, y de ella además se desprende nuestra narrativa, pasando por el indigenismo y la novela urbana, las dos grandes vertientes que han definido el Perú literario del siglo XX.
Ahora bien, nuestro acendrado realismo, naturalmente, fue un vehículo para exponer las situaciones indignantes (y por cierto muy violentas) que se vivían en el país, cosa que está muy bien desarrollada en los relatos de Enrique López Albújar, Ciro Alegría, José María Arguedas y Manuel Scorza, el canon de toda la literatura con vocación de denuncia de nuestras generaciones posteriores.
Sin embargo, hay a estas alturas una serie de cuentos y novelas recientes, aparecidas entre los años ochenta y principios de siglo, que se ha dado en llamar la literatura de la violencia política. Se refieren con eso a obras que narran historias acontecidas durante los años de la barbarie terrorista que desataron Sendero Luminoso y el MRTA. ¿Estamos en verdad ante una corriente literaria, como sostiene la crítica, o es que tan solo los autores peruanos recogen los acontecimientos que les ha tocado vivir, tal como lo han hecho antes? Tal vez sea lo último. En lo que a mí respecta, yo escribí entonces, según parece, el primer cuento, o uno de los primeros cuentos, sobre esta terrible guerra interna. El cuento se tituló “El departamento” y narraba las desventuras de un individuo que tuvo la mala fortuna de arrendar un departamento en el que antes se había alojado un sospechoso de terrorismo.
Escribí ese relato – lo recuerdo bien – porque estas historias eran algo que yo veía más de cerca que otras personas. El fenómeno terrorista era mi rutina, mi material de trabajo, ya que en esos años, en mi habitual tarea periodística, dirigí el programa televisivo Uno más uno y, posteriormente, ocupé la subdirección de la revista Caretas. Trasladar esa cruenta realidad del periodismo hacia la literatura no fue otra cosa que un tránsito bastante natural. Yo no estaba haciendo literatura comprometida, cosa que jamás ha sido mi intención, sino literatura a secas. Es decir, recreaba una circunstancia dolorosa que ocasionó muchas muertes (tal vez para entenderla mejor).
¿Y cómo me explico entonces este inesperado brote de tantos cuentos y novelas sobre la violencia? Por el mismo criterio con el que mañana podríamos juntar un conjunto de obras sobre otra temática específica, la adolescencia de los peruanos o las dificultades para encontrar trabajo, digamos. Crecer y pelear por un quehacer digno –la adolescencia y el desempleo– son también dramas en el Perú, y de esto hemos escrito mucho. Somos un país lleno de jóvenes y que además registra un 70 % de empleo informal. Hace años se hizo una encuesta en la ciudad de Lima, a propósito de la inmensa devoción que despertaba una santa popular, Sarita Colonia, y, cuándo preguntaron a sus fieles qué milagro les había hecho, la mayoría respondía: “me consiguió trabajo o le consiguió trabajo a mi hijo”. Vivir en una sociedad, donde el hecho de conseguir un trabajo se considera un milagro, puede darles una idea del nivel del desequilibrio social que afecta a tantos peruanos.
A todo ello, el Perú literario, a lo largo del siglo XX, entró en una fase de madurez. O para decirlo con la ironía del poeta Martín Adán, la literatura peruana dejó de ser finalmente un invento en varios tomos de Luis Alberto Sánchez. Hay, pues, un país literario, con diversas preocupaciones, y una de ellas, ciertamente inevitable, ha sido y es la violencia política.
Y es que el terrorismo de los años ochenta e inicios de los noventa constituyó para el Perú una experiencia traumática. Matanzas indiscriminadas (tanto del terrorismo como de las fuerzas armadas), apagones, bombas y asesinatos selectivos, secuestros, masivos desplazamiento de poblaciones, pérdidas económicas, escasez de agua y alimentos.
De toda experiencia traumática sale generalmente una literatura interesante y valiosa. (Surgiría en esta ocasión, a fines del siglo XX, aunque no curiosamente tras la ya mencionada guerra con Chile, de fines del siglo XIX, habiendo sido también ese conflicto un enorme trauma nacional, pues el Perú fue saqueado e invadido por varios años. ¿Por qué no se noveló esa guerra? ¿Porque no se escribe de las derrotas nacionales? ¿O acaso porque estas no duelen tanto como las guerras entre hermanos, las guerras civiles?)
No obstante, las experiencias traumáticas traen asimismo una literatura partidista y panfletaria, con un interés ajeno al arte narrativo. Nosotros tenemos de las dos, pero pienso que nuestros autores, incluso aquellos que dejan flamear banderas en su corazón, tienen la calidad suficiente como para que algunas de sus obras literarias se sostengan. Lo que no se sostiene, en cambio, son varios de sus artículos y sus declaraciones a la prensa. Un conocido escritor, por ejemplo, tropieza hasta en la terminología básica, un desliz francamente inmoral. Al referirse al terrorismo habla de la “guerra popular”, utilizando los falsamente justificativos términos del senderismo. Ya el crítico y estudioso Gustavo Faverón le ha hecho ver con toda razón que, para referirse al Holocausto, al exterminio sistemático de los judíos en la Segunda Gran Guerra, nadie en su sano juicio emplea el término nazi “La solución final”.
Como los demenciales nazis, el terrorismo de Sendero, que tomó lo peor del maoísmo y que postulaba una revolución cultural entre los peruanos, planteó la barbarie como un método para afiliar seguidores. Si el pueblo o los campesinos no se plegaban a su credo, los mataban. Asesinaban al mismo pueblo por el que supuestamente pretendían luchar. Pero ahí, desde luego, no quedó la cosa. Lo mismo, lamentablemente, haría muchas veces el Estado, las fuerzas armadas encargadas de combatir al terror, tal como lo revelara el periodismo en su momento y luego la Comisión de la Verdad y Reconciliación tras la caída de la dictadura fujimorista.
Durante esos convulsos años recuerdo haber conversado en privado con un afligido militar, que estaba horrorizado por lo que pasaba en las serranías del país. Desesperado en su lucha contra un enemigo invisible, y frustrados por no conseguir resultados satisfactorios, me contó que los Operativos de Limpieza del Ejército, acatando una estrategia infame, solían barrerlo todo para asegurarse de eliminar terroristas. Los operativos, en los que buscaban medir la lealtad de la población, se hacían en los pueblos y en los caseríos. El comando enviaba una patrulla a un pueblo y esta sacaba a los pobladores de sus casas, los cuadraba en una larga fila y los amenazaba con sus Fal, exigiéndoles vituallas y alojamiento. Los pobladores, asustados, les daban de todo. Pero unas semanas más tarde, en ese mismo pueblo, aparecía otra patrulla, aunque esta vez sin vestir su uniforme de reglamento. Enmascarados con pasamontañas y vistiendo ropas civiles, iban disfrazados de terroristas. Y si los pobladores se comportaban igual, dándoles vituallas y alojamiento, su suerte estaba echada. Todos los que daban comida a los terroristas eran considerados cómplices. Es decir, la patrulla fusilaba a todo el pueblo, incluyendo mujeres y niños. Y ese operativo lo repetían en otros pueblos.
Creo que esta historia del Operativo de Limpieza da cuenta cabalmente de la tragedia que padeció un pueblo que tuvo que vivir entre dos fuegos. La barbarie rondó a diestra y siniestra, las heridas aún no cicatrizan, y los escritores cuentan, recrean y reflexionan sobre lo que nos sucedió y hasta sobre lo que nos podría suceder.
Los escritores que me acompañan en esta mesa han tocado el tema con gran perspicacia en algunos de sus relatos, Jorge Eduardo Benavides en La noche de Morgana, y Alonso Cueto, en Pálido cielo y en La hora azul, esta última ganadora del prestigioso Premio Herralde de novela. También lo han hecho, con anterioridad, autores destacados como Mario Vargas Llosa en Lituma en los Andes, Miguel Gutiérrez en La violencia del tiempo, y a ellos se suma una importante legión de narradores de todo linaje que ofrecen diferentes modos de asomarse a dicha tragedia. Julio Ortega con su Adiós Ayacucho, Luis Nieto Degregori con Vísperas, Oscar Colchado con La casa del cerro El Pino, Guillermo Niño de Guzmán con Una mujer no hace un verano, Pilar Dughi con El cazador, o bien narradores más jóvenes como Daniel Alarcón en Guerra a la luz de las velas y Santiago Roncagiolo en Abril Rojo. Hay incluso dos muy importantes antologías que reúnen textos literarios sobre este asunto: El cuento peruano en los años de la violencia de Mark R. Cox y Toda la sangre. Antología de cuentos peruanos sobre la violencia política de Gustavo Faverón. Todos estos libros, y sin duda muchos otros con méritos diversos, revelan atisbos o bien miradas detenidas sobre la violencia, sobre sus causas y consecuencias, sobre la enorme miseria y desolación que ha sembrado a su paso.
En tal concierto de voces, yo, como escritor, me siento realmente un tanto al margen. La violencia política, así como la corrupción, me hace trabajar para el periodismo incontables páginas, pero en mi obra de ficción, salvo uno que otro cuento, éstas figuran más bien como una latencia, una ingerencia tangencial o un insoslayable telón de fondo, ya sea en las historias de mis personajes de origen burgués, que pululan en una burbuja, o en aquellas de mis personajes marginales, más expuestos a la descarnada realidad. Y ello, a lo mejor, se ajusta a las luces y sombras de mi visión del país. Yo no lo puedo decir, claro está. No tengo la distancia para semejante ejercicio. Pero en todo caso, pensando en quienes sí puedan decirlo, les puedo asegurar que, en mi lado literario, opto por utilizar la única brújula legítima en medio de la niebla: una desconfianza que se quiere honesta, junto a una actitud de solidaridad, libre de prejuicios, lo más próxima posible a mi modesta percepción de la coherencia y de lo que podría ser la verdad.
Cosa difícil, considerando la avalancha de autores que escriben sobre la violencia. ¿Quién posee la verdad? Todos y ninguno, como siempre. La muerte tiene miles de caras –sesenta mil caras ha contabilizado la Comisión de la Verdad–, y cada escritor, me parece, solo ve algunas de ellas. En cada rostro de nuestros muertos, por una u otra razón, se leen motivos de sobra para discrepar o para aliarnos. La prensa, la sesuda investigación académica, el ensayo literario, aunque parezcan los géneros más adecuados para hurgar y desentrañar ese misterio, nos llevan por lo común a nuevos desacuerdos. El cuento y la novela, por el contrario, son más abiertos, quizá porque las más de las veces se trata de textos que en vez de decir prefieren sugerir, y por esa vía iluminan con mejores luces los pasajes más oscuros. En esto, me parece, estamos casi todos. Muchas gracias.
2 comentarios:
sensor? nu piiiiii
Los ideólogos del MAS:
Walter Chavez (peruano) – Estratega. Maneja Indimedya Bolivia, Bolpress, El Juguete Rabioso, entre otros. Miembro del MRTA, protegido actualmente por Bolivia.
Luis A. Gomez (mexicano), tiene asignado a su cargo ABI agencia boliviana de información, y otras páginas en Internet, blog de agencia de noticias santa cruz. Luis A. Gómez es encargado para el área andina de la revista Narco News que se publica en Internet. www.narconews.com
Wilson Mérida, director de la revista Datos&Análisis, tiene a cargo la estrategia comunicacional y estrategias políticas del Mas en la ciudad boliviana: Cochabamba, bastión político de Evo Morales.
Sergio Cáceres, socio del peruano Walter Chávez.
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Luis A. Gómez: “Evok jendartearen eta Estatuaren artean sortu ziren hausturak konpondu ditu”
(Senda India/J.Portilla & L.K.Garcia)
Luis A. Gomez Mexikon jaio zen, baina 9 urte eman ditu Bolivian. Ederki asko ezagutzen ditu aymarak, Omasuyos eta El Alto ingurukoak batez ere. Kazetaria da eta ‘El Alto de pie’ liburua (S
martes, 03 de octubre de 2006
http://www.eutsi.org/kea/index.php?option=com_search&Itemid=5&searchword=+andres+gomez&submit=Buscar&searchphrase=any&ordering=newest
Escrito por Txarli
martes, 03 de octubre de 2006
Luis A. (andrés) Gomez Mexikon jaio zen, baina 9 urte eman ditu Bolivian. Ederki asko ezagutzen ditu aymarak, Omasuyos eta El Alto ingurukoak batez ere. Kazetaria da eta ‘El Alto de pie’ liburua (Soldepaz Pachakuti) idatzi du, 2003ko iraila-urriaren altxamenduaren kronika. Oso kritikoa ageri zaigu Evo Moralesen Gobernuaz: “Ahalegin mardula egiten du Evok esparru politikoaren erdira jotzeko, nahiz eta bide horrek iluntasuna besterik ez duen sortzen, eta, jendarteak, Gobernuan indigena bat dagoela jakinik ere, beste bat baino ez dela susmatzen du, klase politiko berriarekin bada ere”. Ondorioz, bere ustez, herriak interesa galtzen du. (Artículo bilingüe
(Euskera/Castellano).
¿Dirías que hay desmovilización ahora mismo en Bolivia?
Sí, por supuesto. El Gobierno tiene un proyecto político particular, un camino hacia el centro que pasa básicamente por llevar adelante un proyecto por dos décadas, pero para llevar un proyecto político de 20 años en este país o eres millonario o controlas el Estado, y las movilizaciones de mayo-junio del año pasado redujeron al Estado en Bolivia a su mínima expresión, esto es, apenas a la administración del bien público que está en las arcas, nada más. El MAS está fortaleciendo el Estado, y eso pasa por fortalecer la burocracia, por eliminar el déficit presupuestario, por no pelearte con el capital transnacional o local… ¡Por una opacidad que no motiva! Así que la gente no está ni a favor ni en contra. Pero es que, además, siguiendo a Raúl Zibechi, un movimiento social es la dinámica de vida de una organización social y normalmente tiende a tensionar su relación con el Estado cara a las demandas que le lanza: pues bien, el Estado fortalecido de Evo Morales tiende a estabilizar esas fisuras.
Pero ¿es materialmente posible otro tipo de Estado que defienda otras prerrogativas que no sean las que siempre han defendido los Estados? ¿Desde Bolivia se ve posible eso?
Sí. Siempre digo, cuando alguien viene de visita a Bolivia, que, si Marcos tiene razón y estamos en la IV Guerra Mundial del Libre Comercio, acabas de llegar a la primera línea de combate: aquí derrotamos a las transnacionales, al Estado, y aquí es donde el capital no pasa y si pasa pasa como nosotros decimos, porque nosotros tenemos la fuerza, no hay tal empate… En un país con 80% de indígenas, que tienen formas de convivencia y organización y relacionamiento horizontales, no de ahora sino desde ocho siglos, ¡claro que se puede! Si ha podido sobrevivir a la Corona española primero, al Estado liberal luego y al neoliberalismo salvaje, ¿por qué mierda no van a poder fundar un Estado? Las discusiones van por otro camino. Y se dice: bueno, es que eso ya no sería un Estado, llámalo como quieras, pero ya no lo es, pues el Estado es un producto de una cultura occidental que funciona así y así… Pablo Mamani dice: es un Estado indígena, es decir, es una forma de gobierno autorregulativo que el pueblo escoge para sí. Sí, sí se puede. Tienes normas de convivencia sociales que Zibechi traduce de forma certera cuando dice: “Nada ocurre fuera de la comunidad, nada fuera del barrio: la fiesta, el trabajo comunitario, las relaciones sociales, los matrimonios o la guerra”.
O sea, que es posible cambiar el mundo tomando el poder.
No, no tomamos el poder: ejercemos el poder. Ese poder es el Estado y nosotros no tenemos que tomar su poder. En todo caso, para ese Estado indígena, para esa nueva forma de autorregulación, destruimos esta y construimos la nuestra. No tomamos el poder, creamos el nuestro, vivimos con nuestro poder.
John Holloway nos reconocía que el caso de Bolivia, aun y a la espera de cómo evoluciona, sería la excepción a la regla de su libro.
Esto no es cambiar el mundo sin tomar el poder, aquí no están cambiando el mundo y tomaron el poder, aquí tomaron el poder para no cambiar las cosas. Evo es un campesino educado en lo político occidentalmente, sus formas de creer en la política son sindicales, como cualquier sindicato de la vieja izquierda en cualquier parte del mundo, campesino u obrero. No, no. Un campesino, por indígena que sea, es conservador, no es revolucionario, los campesinos luchan para que las cosas no cambien.
Sin embargo, el impacto de algunas medidas, sobre todo en el exterior, ha sido fuerte. Los hidrocarburos, la reforma agraria…
No cambiaron nada. Néstor Kirchner es un ejemplo claro. Llega al poder en un momento en que el Estado en Argentina no tiene ningún sentido, carece de fuerza. Bueno, pues ahí tienes a Hebe de Bonafini, a algunos piqueteros, al segundo del ERP trabajando en el Estado… Ha conseguido demoler la vitalidad del movimiento social argentino y apropiarse de lo mejor de él para estabilizar, han estabilizado la fisura entre Estado y sociedad, que no se acabó, pero sí se estabilizó, se soldó, y ahorita no hay bronca. En Bolivia, primero, no tienen, como Chávez, la renta suficiente para hacerlo; y segundo, porque no tienen esa idea de vamos a hacerlo ahorita porque dentro de cinco años quién sabe.
¿La Asamblea Constituyente es un muro de contención de los movimientos sociales, como ha caracterizado Raquel Gutiérrez?
Un asesor de Cancillería dijo a Raquel Gutiérrez en marzo pasado que estaba pidiendo demasiado a un Gobierno que tenía dos meses, que era poco tiempo para evaluar el trabajo, y le dijo que no entendía cómo ella estaba hablando de sociedad y Estado como algo separado, cuando el 18 de diciembre se consiguió unirlos en una sola cosa. ¡Decía haber logrado lo que nadie en la historia! ¡Son unos simuladores, pues!
Y… sí: han creado una Asamblea que contiene un montón de cosas. La reivindicación de la Constituyente surge a partir de la Guerra del Agua. La gente se da cuenta otra vez que tiene capacidades sociales de organización. Oscar Olivera llama a eso recuperación de la dignidad y de la palabra. Lo hacen y se ven capaces de organizarse horizontalmente, capaces de producirse y reproducirse materialmente, sin necesitar a estos animales que se han apropiado de la palabra, la dignidad y la representación, y han ejercido de la política durante cinco décadas. “No los necesitamos”, es su corolario.
Da la sensación de que se puede romper la baraja en Bolivia, de que hay sectores indígenas que saben que “si a Evo le va mal a nosotros nos va mal”, pero eso no es razón suficiente para darle un cheque en blanco.
Claro, porque el ejercicio de la política en los pueblos andinos es diferente al de Occidente o como en las formas occidentales como el Estado liberal de Evo Morales. El alcalde de Achacachi es uno de los líderes aymaras más respetados y poderosos, tal vez el más poderoso hoy en día: el tipo ha sido maestro, ha sido locutor de radio, ha sido jefe militar y vive su cultura comunitaria desplegada en el último eslabón del Estado, en la alcaldía de Achacachi. Esa gente puede tirar presidentes, esa es la fuerza: aquí no se ejerce la política si no es horizontalmente; los aymaras deciden en cabildos, donde manda la comunidad y llega a consensos, no se vota por mayoría, y si no se llega a consenso a las dos horas nos quedamos cuatro… Eso es una maquinaria de deliberación muy poderosa. Y la representación política no existe. No eres elegido por el pueblo para ejercer el poder; tienes un mandato, eres electo para hacer algo, cavar zanjas o combatir al Ejército, lo que toque a la hora de llevar adelante la vida comunitaria en un período determinado, pero tu no la decides, la decide la comunidad. Esto es una de las cosas más lindas del mundo andino, porque es una vocación de servicio; no recibes sueldo, ni poder, no puedes negociar solo. “Nada fuera de la comunidad”. Y el Evo, y el vicepresidente sobre todo, saben que todo eso es lo que ha hecho la gente con ellos, esto es, les han dado un cierto crédito, pues los votos no son un cheque en blanco. Teníamos un hombre con la posibilidad de anotar el gol, y se la dieron: ¡Orale, guey, métela! Pero no le creen, no hay confianza mientras él no cumpla su mandato, porque ha llevado a cabo medidas políticas, algunas veces con muy buenos efectos dentro de la economía estatal, pero la mayoría de las veces son medidas no consultadas y que la comunidad no decidió, y, por otro lado, medidas que los alienan otra vez, como la Asamblea, que queda en manos de los partidos otra vez. Un asesor del presidente me decía que estaban extrañados porque la gente no les había dicho ni que no ni que sí a la Asamblea. ¿Por qué será? ¡Porque han dejado a la gente fuera del proceso! No son transparentes, ni consultan. ¡Ojo! No hay revolución. Los cambios son revoluciones y las revoluciones modifican la estructura del Estado, etc., pero estos no lo han hecho, están gobernando en el Estado liberal, con la organización, funcionamiento y burocracia del Estado liberal, y, también, con sus finalidades: la redistribución de la renta. Y tienen la vana pretensión de fortalecer el Estado y tener su proyecto a 20 años, y ejercer ellos el monopolio de la política. Tan es así que invisibilizan todo lo que les queda a la izquierda. Ellos son la izquierda del país, ellos son los movimientos sociales, dicen.
Pero los sectores indígenas y a la izquierda del MAS, críticos con él, parecen estar, todavía, a la espera.
Yo juraría que Rojas votó por Evo Morales. Insisto: ¿tu eres el que mete el gol? Pues dale, ahí tienes la bola. Todos están por Evo Morales. Hace unos meses discutíamos esto en estos términos: con Evo no gana el sector más radical aymara, pero tampoco pierde.
Antes enlazabas la situación en Bolivia con Venezuela, y la de Evo con la de Chávez. ¿Dónde querías llegar?
En Bolivia no tienen la radicalidad política de un Gobierno como el de Chávez, o sea, la voluntad para llevar adelante las cosas, y es que no tienen equipo para hacerlo. Jugar como Chávez requiere un equipo de economistas que controla el Estado con la renta que tiene Venezuela. Pero no lo tienen, y no son radicales. Se han tratado de asimilar al poder en la que ellos son ‘la hora 0’, así lo dijo el vicepresidente el 18 de diciembre. ¿La hora 0? ¿Nos partimos la madre durante seis años con el Estado, el capital y las Fuerzas Armadas y ahorita es la hora 0 y estamos empezando? No, no lo es. ¡Son las 11:45 ya! Se aferran al Estado y no están preparados, así que se abren frentes para ganar tiempo mientras se preparan. No nacionalizan los hidrocarburos, lo que hicieron es ejercer de facto la propiedad de recursos naturales con vistas a forzar la redistribución de la renta. Tiene un efecto bonito, vale, pero no nacionalizaron nada, no cambiaron el esquema de las cosas, lo único que hicieron es cambiar el contrato para que yo me lleve una buena parte y no tu. Pero ya veremos los efectos reales de eso. Y tampoco es tanto. Por lo demás, están acabando con el déficit del Estado, les están condonando deuda, pero no explican a la gente que en realidad es un intercambio de servicios que propicia el Banco Mundial: te dejo de cobrar aca pero tu me das oportunidad de hacer aquello alla.
¿Hay alguna expectativa de que el proceso de transformación de ese proceso pueda avanzar…
… en algo más profundo? Sí. El mandato es clave. La gente espera que los que estén en la Asamblea Constituyente hagan las cosas o se las van a reclamar. Un modo muy particular entre los aymaras es: “Y ¿no hiciste las cosas que te dijimos? Puta, pero nosotros te pusimos para que lo hicieras…”. Y te bajan a golpes.
El mundo indígena tiene potentísimas armas derivadas de sus formas de organización comunitaria. Pero ¿no se corre el riesgo de que se vayan oxidando poco a poco en este proceso de Bolivia?
No. Esto no es un rincón de occidente, pero tampoco es la América Latina que conoces hasta hoy. Lo que los mantiene vivos es lo que les lleva a la guerra, es una potencia comunitaria que viene de atrás en el tiempo, que ha sobrevivido a relaciones de dominación histórica, o sea, que se ha construido en el tiempo, y que ellos han resistido mucho tiempo con sus tradiciones. Eso no se apaga. Hay que aniquilarlos para eso. Son los portadores vivos de un conjunto de tradiciones que se expresan en principios muy básicos para la vida, que sirven para la fiesta, la tierra o la guerra. La reciprocidad andina, por ejemplo, es muy simple en los aymaras: a cada quien según sus necesidades y cada quien según sus capacidades. De modo que en lugares tenían un tambo o bodega donde la comunidad guarda el excedente de las cosechas, y toman lo que necesita el que se ha quedado sin cosecha ese año. Eso mismo te sirve para ir a la guerra.
O los matas, o, mientras vivan, vivirán así.
El Alto es una ciudad del neoliberalismo, con sus 20 años. En 1999 tenía una tasa de crecimiento anual de 1.200 %, con más del 90% aymara. Llegan de las comunidades a los barrios, y han transplantado su capacidad de reproducción de la vida comunitaria a un barrio: entonces, donde ya no trabajan la tierra construyen la plaza, o lo que sea.
¿Dónde criticarías la práctica indígena?
En algo que el propio Rojas tiene muy bien visto, y es la incapacidad de llevar esa política al paso siguiente, a la construcción de las alternativas, instituciones o poderes que sustituyan lo que tenemos. En mayo y junio de 2005 el asedio de la Plaza Murillo de los aymaras fue de lo más simple, ellos mismos lo decían. ‘Pero, y ¿luego?’. Se replegaban a las comunidades. O, mientras no sabemos qué hacer, mantenemos el asedio. Esa incapacidad de ir al despliegue. Los Caracoles zapatistas, por el contrario, expresan que ellos gobiernan como quieren y los chavos en las escuelas estudian lo que ellos dicen.
Me acuerdo también del caso de Ecuador…
En Ecuador los indígenas han hecho dos veces el mismo error, entrando al Gobierno. La CONAIE sale hecha mierda del Gobierno de Lucio Gutiérrez, con sus principales cuadros trabajando ya para la contrainteligencia. O el caso de Nina Pacari: ella es uno de los casos más alucinantes latinomericano, pues siendo una de las más lúcidas expertas en tierra y territorio, doctora en Derecho, diputada… ¡Y la cabrona termina defendiendo al FMI y ahora vive de la ONU! En Ecuador acaban, primero, chupados por la estructura de poder del Estado, y, después, subsumidos por una clase política blanca-mestiza que los acaba deteniendo, que cuando ellos ya sentían que cambiaban por fin el Estado desde el Estado les dijeron que ya no se jugaba al juego, no, ‘porque ustedes son indios’. En Ecuador cometen ese error. En Bolivia los que para mi son realmente poder nunca han entrado.
¿Pero por qué esa incapacidad de generar alternativas?
Una relación de dominación que se construye en el tiempo no se destruye en el espacio. Si tu sobrevives una relación de dominación en el tiempo no la destruyes ocupando el Palacio, la destruyes en el tiempo. Critico porque hacia alla no han ido. Hay una cosa en el mundo aymara que es como endogámica. Se saben fuertes e inteligentes, pueblo reflexivo como ellos no hay, pero… En un sentido muy curioso digo que aymaras y zapatistas son inversamente proporcionales: los aymaras están demasiado ensimismados en la capacidad de controlar un espacio y el zapatismo controla un carajo de espacio pero han dado un paso adelante en el sentido de que no tienen espacio pero la agenda y decidir cómo viven la tienen ellos. En cuanto a los aymaras la limitación es fuerte, no ven para fuera: ¿de qué sirve tomar el poder o deshacer el Estado si no sabes qué hacer con él? Así que regresan a sus comunidades y discuten, y se ve que es un pueblo que mientras no tenga dónde pisar firme, no se mueve. Y a veces esperan años y años hasta verla clara…
¿Qué ha pasado en México?
Había peligro real de que dejara de repartirse la torta entre unos pocos y determinados. El Estado en México es poderosísimo, la gente de a pie no ve otra cosa que el Estado, pues tienen vocación publica, tiene servicio de salud, etc. El Estado en México genera un nivel de articulación de la vida muy poderoso. Y había riesgo de que ese control pasara de manos, de quienes tradicionalmente lo han ejercido, del PAN (que no es sino el PRI más a la derecha) a una bola de gueyes que entendieron que se podía hacer de otra manera y que encontraron muchas gentes dispuestas a hacerlo. En México le tenemos mucho miedo a la violencia, sobre todo a la del Estado.
¿Hay un miedo acendrado en la sociedad a la dominación del poder?
Claro. Pero por el mismo lado hay también cierta rabia. Y ahora el tiempo del malestar ha llegado. Hay un proceso real en el sentido de que la gente siente que vota y su voto cuenta otra vez. Después de décadas manipulados, los votos cuentan.
Poco que ver, pues, la reacción de la sociedad ante un fraude (2006) y otro (el que sufrió Cuauthemoc Cárdenas en 1988).
Nada. En 1988 hubo sectores que inician la via de bloqueos de carreteras armados, pero Cárdenas y lo que hoy es el PRD se desmarca de ellos porque eran “violentos”. Ahora hay un malestar muy cabrón, un malestar que polariza a la sociedad mexicana por primera vez en casi 100 años. Se ha visto en las calles: en el plantón, por ejemplo. La gente dice que su voto cuenta y quiere que se note que cuenta. Yo tengo mis sospechas en el sentido de que esa resistencia civil no va a pasar de ser eso, resistencia: una vez que la resistencia objetiva cumple su función pasas a la ofensiva, y yo no creo que pasen pues ni quieren ni saben cómo. El PRD en realidad no controla al Peje (Andrés Manuel López Obrador), y el Peje tiene un Consejo de 5 asesores y los 5 vienen del Gobierno de Salinas de Gortari… ¡Son salinistas, pues! Así que no van a decir bien qué mecanismos ha tenido el fraude, pues sería como reconocer que los conocen, y si los conocen es porque los han puesto en práctica.
Dudas que pase a mayores la via de la resistencia.
No pueden romper el orden de la legalidad.
¿Y la sociedad no podría jugar autónomamente?
Ahorita no. Ahorita le están apostando de la manera más occidental al caudillo, y el caudillo conoce bien los tiempos mexicanos, mejor que nadie, sabe bien en qué momento pedir en la asamblea del Zócalo y en qué momento imponer.
En realidad, fue un poco soberbia la actitud del PRD, pensando que tenían un margen lo suficientemente amplio para ganar sin importarles las pendejadas que les hiciesen. En Bolivia también hubo fraude, le quitaron como 600.000 votos; hubiera ganado con el 70% de la votación… La idea no era hacer fraude para que perdiera: querían que tuviera el menor margen posible para gobernar, y, además, la derecha no podía permitirse la humillación de ser derrotados de esa manera.
Todo lo acontecido en México da la razón al zapatismo, aunque tampoco sirve de mucho…
Los zapatistas, para mí, tienen dos problemas. Una es que son bien verticales.
¿Cómo?
La Otra Campaña no se hace como los otros quieren, sino como los zapatistas dicen que hay que hacerla. Son verticales. Y te van dejando caer las formas y los medios que ellos quieren para hacer lo que desean. No es propiamente horizontal. Pero tiene un gran efecto: ha articulado a la gente marginada, a la invisibilizada.
El otro error es peor. A la gente jodida de este continente no les puedes decir: “¿Sabes qué? ¡Esto no más!”. A la gente no le gusta que se le diga des esa forma lo que tiene que hacer.
Atenco fue un golpe represivo que buscaba atemorizar, pero otro efecto buscado fue condicionar La Otra Campaña, introducir una variante para redireccionarla.
Por supuesto. Insisto, no controlan el territorio, controlan el tiempo. Razones hay de diverso tipo. Pero es la gran venganza. El poder no perdona, y si perdona es una concesión, el indulto. Y en México la primera gran derrota del siglo fue la del aeropuerto internacional, que ya tenían amarrado. Eso se paga y se paga con sangre. Es el terror de Estado que dice que la próxima vez que te metes conmigo es esto y más… Y, después, fuerzan a Marcos a moverse en el espacio como ellos quieren. Por eso es urgente que los zapatistas recuperen su tiempo político, el de la discusión.
http://www.eutsi.org/kea/content/view/119/67/lang,es/
Evo Morales asume la presidencia y pone fin al neoliberalismo en Bolivia
www.lafogata.org/06latino/latino1/bol_24-2.htm
Nos sometieron y condenaron al exterminio, pero ahora "cambiaremos la historia"
Sostiene que los recursos naturales deben pasar a manos del pueblo boliviano: agua, gas o coca
"Los indígenas somos la reserva moral de la humanidad"
Gobernará obedeciendo y sin rencor
Luis a. Gomez
especial para la jornada
Eran exactamente 13 minutos después de las 14 horas cuando Evo Morales derramó las primeras lágrimas de la tarde, y con él lloró toda Bolivia. En ese instante, el vicepresidente de la República, Alvaro García Linera, le impuso en el cuello la Medalla del Libertador, símbolo máximo del poder republicano en este país. La medalla colgó sobre la banda presidencial y entonces, ya, era un hecho: el primer presidente indígena del siglo estaba listo para gobernar su patria. Pero había que cerrar capítulos, cuadrar las cuentas.
"Señor presidente del Congreso Nacional", dijo Evo a García Linera, quien tiene entre otras la atribución de presidir el Poder Legislativo, "por su intermedio quiero solicitar un minuto de silencio para recordar a nuestros héroes caídos". Así comenzó su discurso el presidente de Bolivia: pidiendo un poco de paz y de silencio para recordar a los muertos. En un recorrido por los siglos y la sangre derramada en esta parte del mundo, Evo mencionó entre otros a Tupaj Katari, al Che Guevara, a decenas de líderes indígenas y, finalmente, a los ciudadanos de la ciudad de El Alto masacrados en octubre de 2003, a sus compañeros cocaleros y todos los héroes anónimos de este país.
En memoria de ese linaje rebelde boliviano, el vetusto edificio republicano del Congreso vivió tal vez el minuto más largo de su historia. Solamente el lamento del pututu (cuerno de res usado como instrumento de viento) se escuchó esos 60 segundos. Y al final, el entrecortado grito de Evo Morales pidiendo gloria a los mártires por la liberación.
Por ese hilo negro, de muertes y de derrotas, comenzó el nuevo gobernante su discurso, porque "esa es nuestra historia... hemos sido condenados al exterminio y ahora estamos acá... justamente para cambiar nuestra historia", tomó vuelo Evo, explicando que los indígenas en Bolivia han sido sometidos y humillados durante siglos, pero que su gobierno es el punto de quiebre desde que ahora habrán de "buscar cómo resolver este problema histórico".
Y en ese memorial de agravios, Evo Morales dejó clara una sola cosa, como había hecho antes sus pares en las ruinas arqueólogicas de Tiwanaku un día antes: los 500 años de resistencia han terminado y ellos, los pueblos originarios de América, deberán prepararse para "tomar el poder por 500 años". Pero sin rencor, insistió, "porque los indígenas no somos rencorosos".
Ante los ojos llenos de llanto de sus hermanos, como la dirigente cocalera Leonilda Zurita -quien desde un palco lloró de pie toda la ceremonia-, Evo hizo en este punto un perfil del ser indígena que mezcló emotivamente con la fuerza del Che Guevara. También situó este momento de la historia, con él como presidente, como una continuidad de la lucha de Tupaj Katari, quien en 1781 cercó esta ciudad durante meses y por poco termina con el dominio de la corona española.
Pero, "y esto se los digo con mucha sinceridad, con mucha humildad", Evo hizo todo este recuento afirmando que era solamente bajo el gobierno de los pueblos indígenas que las cosas cambiarán, porque "los pueblos indígenas somos la reserva moral de la humanidad". Y recibió una ovación cerrada, una más de las muchas que interrumpirían su discurso inaugural. Luego comenzaría a hacer recuento de sus ideas, de sus propuestas, todo mezclado con algunas indirectas y alguna pregunta o queja bastante más frontal.
Acabar con el Estado colonial
Se acabó, enfatizaba el presidente Morales con un índice moreno y recto, eso del capital en unas pocas manos. "Son políticas que tienen que cambiar en democracia", dijo. Y anunció que así será en su gobierno, pero sin humillar y sin maltratar al otro, como le hicieron a él.
Entonces Evo recordó el mandatario que una tarde de marzo del año pasado, dirigiéndose a pie desde el edificio del Congreso hasta palacio de gobierno, para dialogar con el ex presidente Carlos Mesa durante un periodo de conflicto, fue agredido por algunas personas en la calle, que "lo querían colgar al Evo Morales". Y esa ofensa por parte de los simpatizantes de Mesa (quien se encontraba en el auditorio), fue nada más un aliciente para que la gente siguiera despertando en su conciencia, dijo.
"Ex presidentes, entiendan: eso no se hace, no se margina", remató Evo mirando hacia el palco donde tres ex mandatarios bolivianos, invitados a su toma de posesión, aparentaban calma y tensaban las mandíbulas. Y es por todo esto, continuó el mandatario indígena, que debemos "acabar con el Estado colonial".
Morales siguió entonces con completo resumen de lo que siempre dijo sobre racismo y discriminación. Y en esta etapa, donde los presentes interrumpían el discurso cada pocos minutos con sus aplausos y sus vivas, los pocos parlamentarios de la derecha mantuvieron una actitud serena y sin aplausos, hasta que Evo anunció que la democracia era la mejor forma de descolonizar al Estado, acabando así con la corrupción.
Y comenzó la explicación política...
El poder de la conciencia
Sin sacarse la chaqueta de cuero adornada con tejidos andinos, Evo comenzó su explicación por el histórico saqueo de los recursos naturales, algo tolerado y fomentado por anteriores gobiernos y parlamentarios. "No hubo amor a la patria", dijo Morales, "cuando se realizó ese saqueo... Entiendo que la política es la forma de mejorar la economía de las personas... y esto no ha sucedido en nuestro país".
El agua, enfatizó en principio, debe ser de servicio público. Explicando que era un absurdo la privatización del recurso y que eso tendrá su final en su administración. De hecho, el presidente boliviano mencionó que fueron las políticas relativas a los recursos naturales, como "el agua, la coca y el gas", lo que incentivó "la conciencia del pueblo boliviano".
Y habló de la redistribución de la tierra, apelando a la necesidad de diálogo con los terratenientes bolivianos para revertir al Estado las hectáreas de tierra improductiva. No es posible que "para criar una vaca se necesiten 40 o 50 hectáreas... no es posible que tengamos que ser una vaca para tener 40 o 50 hectáreas", dijo Morales.
La industrialización, el gran desafío
Lo mismo para la productividad y la industria, temas en los que recordó, por ejemplo, que desde el 6 de agosto de 1825 (día de la creación de la República de Bolivia) no se ha industrializado nada en este país, que se ha mantenido, durante más de siglo y medio, como exportador de materias primas, pero sin beneficarse mucho por ello.
"Todos los recursos naturales deben pasar a manos del pueblo boliviano, sean éstos agua, coca o gas", dijo el flamante presidente de esta nación que posee la segunda mayor reserva de gas de Sudamérica, al señalar que "un desafío de todos los bolivianos es industrializar nuestros recursos para salir de la pobreza".
Pero también afirmó que esta recuperación de los recursos naturales deberá ser "responsable", al subrayar que habrá negociaciones con las petroleras extranjeras, en alusión a Repsol, Total, y Petrobras, una readecuación de los contratos para establecer el control estatal pleno sobre la industria y elevar los ingresos fiscales por la explotación de gas y petróleo.
En pocas palabras, hablando también de la necesidad de mejorar los programas de salud y eduación, "este modelo económico no sirve", concluyó Evo, dando como posible que tal vez sí funcione en Europa o en algún país africano, pero "en Bolivia el modelo neoliberal no va".
Y dijo que era justamente esa conciencia popular, la de la inutilidad del neoliberalismo, la que lo había llevado al poder, ganando las elecciones, por lo que habría de respetar su mandato.
Morales, de 46 años, soltero, expuso que habrá respeto para "quienes quieren vivir mejor", pero sin explotar a nadie.
"No se pongan nerviosos"
Evo se dirigió varias veces en forma directa a los ex gobernantes apostados en el palco arriba a su izquierda. Pero fue al hablar de la seguridad jurídica, algo que piden las transnacionales y varios gobiernos para seguir invirtiendo en Bolivia, cuando el presidente Morales Aima hizo su mención directa más dura al hablar del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, "el tal señor Shannon que anoche nos visitó", para hablar claro que los valores y políticas estadunidenses no serán ya políticas aceptadas sumisamente.
"No a la importación de políticas", fue la consigna de Evo Morales, invocando para ello la compresión de la comunidad internacional. Para seguidamente aclarar que lo que toca es crear localmente las políticas y las leyes necesarias para el desarrollo y el crecimiento. En este pasaje, nuevamente tejió Evo su historia política personal con la historia.
"Recuerdo cuando llegué a este edificio en el 97", dijo Morales en referencia a su primer periodo como diputado. Mencionó que fueron cuatro los diputados campesinos que trabajaron en esa legislatura, a los que les bloquearon cada uno de sus proyectos de ley. Y mirando hacia el sector del Congreso donde estaban los parlamentarios de los partidos de oposición, el presidente les dijo: "No se pongan nerviosos, no les vamos a hacer lo mismo que ustedes nos hicieron a nosotros"... de hecho, Evo los llamó a trabajar, porque las tareas pendientes son muchas.
Profundizar la democracia
Mencionando claramente la necesidad de convocar a la Asamblea Constituyente para el próximo junio, Evo Morales recordó que es necesaria una forma diferente de organizar el gobierno en Bolivia. "Somos diversos", recordó Morales, lanzándose a contar una anécdota de su reciente visita a Argentina donde, fijándose con calma, se dio cuenta del parecido entre él y el mandatario argentino Néstor Kirchner: la forma de la nariz en ambos. "Él es loro blanco y yo soy loro moreno... somos iguales en la diversidad".
Por ello, para dar una nueva forma de gobierno a Bolivia, que incluya sin dudas la autonomía regional y de los pueblos indígenas, Evo pidió un trabajo conjunto al Parlamento, que debería convertirse en "un ejército en la lucha por la segunda independencia de Bolivia". Aunque dejó claro que si no lo hacen, si no pueden, la tarea quedará en manos de los movimientos sociales e indígenas, que seguirán luchando. Porque esas medidas y procesos, dejó claro, servirán para "profundizar la democracia, que es el derecho no solamente de votar sino de vivir bien".
Coca cero no
Sobre la línea productiva regresó el presidente boliviano, para hablar de industrialización, de la política de austeridad que seguirá su gobierno, comenzando por subir el salario básico (que es de menos de 60 dólares mensuales) y de bajar los salarios de los funcionarios del Estado. Para todo, por cierto, pidió apoyo y respaldo del pueblo, de los profesionales y algunas veces de los presidentes de otros países, concretamente de Cuba y Venezuela.
Evo habló de alfabetización (con un programa que apoyará Cuba), de salud, de documentar oficialmente a todos los bolivianos, de apoyo a la micro y pequeña industria, de erradicar la corrupción... porque en algún momento "este país tenía el subcampeonato de la corrupción", dijo Morales, para sin pausa preguntar al ex presidente Jaime Paz Zamora cómo pudo permitir eso, ya que en su mandato Bolivia fue calificada por Transparencia Internacional como el segundo país más corrupto del planeta.
Y bueno, viendo que ya su discurso era largo, Evo dijo que ya mero terminaba, que "no piensen que Fidel o Chávez me están contagiando", lo que le valió las risas del respetable y un nuevo aplauso general, que no fueron tan intensos como cuando habló con firmeza del tema espinozo de la coca.
Evo Morales habló del daño que hacen la droga y el narcotráfico en el mundo, "es un mal que nos han importado". Y propuso a Estados Unidos un verdadero acuerdo de lucha antinarcóticos, pero que no incluya, como dijo muchas veces durante su campaña electoral, "coca cero, pero sí narcotráfico cero".
Como dice el Subcomandante
En la parte final de su discurso, Evo no escatimó elogios a algunos de sus hoy homólogos latinoamericanos como Lula, Kirchner, Fidel Castro, Lagos y Chávez. No mencionó al colombiano Alvaro Uribe ni al peruano Alejandro Toledo.
Tampoco al presidente mexicano, Vicente Fox, que pese a haber sido invitado, delegó en su embajador en La Paz.
El EZLN tampoco llegó y eso que también fue invitado.
Habló además de reactivar la minería y de terminar con la deuda externa, pidiendo a la comunidad internacional y a los organismos financieros condonar toda deuda en forma definitiva. Sólo produciendo, dijo igualmente, "es posible salir de la pobreza", pero el flagelo de la deuda y las desigualdades son algo importante en este camino.
Sin embargo, "los países son iguales en el derecho a ser dignos y soberanos"... por ello, en breves alocuciones en aymara y quechua, Evo Morales llamó a todos los indígenas de su país a la unidad, porque en el nuevo gabinete no habrá nepotismo ni corrupción.
Explicando su manera de gobernar, Evo finalizó: "como dice el Subcomandante Marcos: mandar obedeciendo al pueblo... muchas gracias". Y se retiró...
www.lafogata.org/06latino/latino1/bol_24-3.htm
Bolivia vivió su último día de miedo, sostiene el escritor Eduardo Galeano
El racismo no es una fatalidad del destino, no estamos condenados a repetirlo"
Llegaron de México, Cárdenas y Amalia García; Lage por Cuba y Hugo Chávez... resfriado
Hace 2 años corríamos bajo las balas en esta plaza, recuerda el vicepresidente García Linera
Luis a. Gomez
especial para La Jornada
Desde el balcón del palacio de gobierno, saludan el vicepresidente Alvaro García Linera y el primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales; arriba, un retrato del héroe nacional Andrés de Santa Cruz FOTO Reuters
Faltaban varias cosas al salir del Congreso Nacional. De todos modos, el presidente Evo Morales caminó sin prisa los 20 metros que lo separaban de su despacho en palacio de gobierno. Saludó sonriente a la gente en la plaza y entró entre vítores al edificio. Era algo más de las cuatro de la tarde y varios regimientos de las fuerzas armadas esperaban por él para rendirle respeto y obediencia. Así que subieron él y su vicepresidente al balcón presidencial, adornado con banderas, a presenciar la parada militar que les estaba reservada.
Abajo, mientras recogían la larguísima alfombra roja, que sirve de camino a dignatarios y algunos invitados, quedaron entre la gente los cientos de periodistas y algunos personajes más ilustres. Entre los mexicanos asistentes fue notoria la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas, amigo personal del mandatario boliviano, quien sonreía preguntando sin prisas por los detalles de aquello que atestiguaba, acompañado de su hijo del mismo nombre. También estaban ahí la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, y el senador Cuauhtémoc Sandoval, consejero nacional del PRD.
Luego de la parada, Evo y su comitiva caminaron, escoltados por una guardia de 2 mil mineros y campesinos vestidos con poncho rojo, las cuatro o cinco cuadras que los separaban de la Plaza de los Héroes para asistir a la celebración popular que cerraba la transmisión del mando. Ahí, la multitud agitaba wipalas (bandera andina de siete colores), y aguardaba por su presidente cantando y lanzando al cielo cargas de dinamita.
Fatigado por el viaje, pero muy emocionado, el escritor uruguayo Eduardo Galeano fue el primer orador del masivo acto en la plaza. Bajo un cielo de nubes preñadas de lluvia, el autor de Patas arriba comenzó su discurso a la gente contando la célebre pregunta de Domitila Chungara, boliviana famosa y viuda de un minero en los años 70: "¿Quién es nuestro peor enemigo, compañeros?". El miedo.
"Ayer, contó Galeano, fue el último día del miedo en Bolivia"; explicó que ya nunca más habrá de paralizarse el pueblo con la sensación de temor ante el poderoso. El escritor también dijo que el mundo se divide entre indignos e indignados, y que en todo caso él estaba feliz, porque, tomando partido, era muy importante estar aquí, en este parto.
"El mundo entero padece una dictadura del miedo que emite gases paralizantes", explicó ante los miles congregados en la Plaza de los Héroes. "Un miedo a recordar, a vivir, a morir y, sobretodo, miedo de ser, de reconocernos en toda nuestra espléndida y poderosa plenitud", dijo al describir el festivo acto como un "acto de dignidad colectiva".
El vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, felicita a Evo Morales, quien asumió ayer la presidencia de Bolivia FOTO Reuters
Nuestros países nacieron condenados a una suerte de fatalidad del miedo que nos impide vernos como somos y como podemos ser", indicó el autor de Las venas abiertas de América Latina.
"Lo que ha sucedido en Bolivia nos enseña que ese miedo de ser lo que podemos ser no es un enemigo invencible; el racismo no es una fatalidad del destino, no estamos condenados a repetir la historia.
"Nos han entrenado para andar en silla de ruedas y ahora estamos recuperando la posibilidad y energía en América Latina de caminar con nuestras propias piernas, pensar con nuestras propias cabezas y sentir con nuestros propios corazones", añadió.
Todas las constituciones latinoamericanas fueron hechas "por pocos y para poquitos, y generaron naciones donde las mayorías estaban y siguen estando malditas". El mundo se divide, sobre todo, "entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar", agregó el escritor, quien pidió un viva por "el alumbramiento de otra Bolivia, ¡que viva el nacimiento de otro mundo posible!"
En forma similar y acorde, el vicepresidente Alvaro García Linera realizó un largo discurso para puntualizar: "La Bolivia indígena está de pie y le dice al mundo que nunca más discriminación, nunca más represión y racismo". La patria, dijo el matemático de 43 años, "nació el 18 de diciembre pasado; la patria nace este 22 en esta plaza... la historia se ha fijado en nosotros.
"Hace dos años aquí, recordó García Linera, corríamos bajo las balas", en referencia a la insurrección de octubre de 2003, que culminó con el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada y dejó saldo de más de sesenta muertos. "Hoy tenemos que salir victoriosos de este trabajo", enfatizó el mandatario. Luego dejó paso al presidente...
"Hemos avanzado bastante"
Relajado luego de tanta actividad, pero fatigado, Evo Morales se dirigió al micrófono para pronunciar un nuevo discurso que sintonizara con su gente. Ataviado aún con la banda presidencial, Morales habló durante 45 minutos de los mismos temas que en su discurso inaugural en el Congreso Nacional, salvo que esta vez se interrumpió un par de veces para invitar a algunos a acompañarlo en su mensaje.
Los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; Néstor Kirchner, de Argentina y Nicanor Duarte, de Paraguay, durante la ceremonia en la que Evo Morales asumió como primer mandatario indígena de Bolivia FOTO AP
La primera pausa en el discurso fue tomada por el vicepresidente cubano Carlos Lage, quien entre otras cosas, dijo que no había que lamentar la ausencia de Fidel Castro, a quien el presidente describió como su "abuelo sabio". "Yo veo a Fidel en todos ustedes", dijo Lage. Luego del cubano, la gente enardecida pidió la presencia de Hugo Chávez quien, según Morales, estaba delicado de salud y se habría excusado de asistir al acto a causa de un resfriado.
Otra interrupción quedó a cargo de la indígena quechua Blanca Chancoso, ecuatoriana, quien en su lengua materna pidió a Evo convertirse en el principio de lucha de los pueblos indígenas americanos. Tras agradecer el discurso de Chancoso, Evo recordó los muchos logros que han tenido los indígenas bolivianos en la vida política desde que comenzaron creando sus propios partidos políticos. "Hemos avanzado bastante", reconoció.
Evo interrumpía varias veces su discurso político para felicitar o agradecer a algunos de los presentes, como el artista plástico Gastón Ugalde, quien diseñó y elaboró dos murales de tejido especialmente para la ocasión. También presentó a los dirigentes sociales que lo acompañaban en la tarima desde donde fue presidido el festejo. Abajo, a la derecha del gobernante boliviano, los más de doscientos invitados internacionales seguían atentos el discurso mientras les servían café, té y pastelitos.
Con la noche comenzó la lluvia y Evo, ya para terminar, habló del miedo que siente de ocupar la residencia presidencial, por temor a "alguna trampa o algún micrófono". Recordó una vez más que cuando se inició hace casi nueve años como diputado, en 1997, vivió compartiendo casa con dos de sus colegas, e hizo morir de risa de pueblo cuando dijo que ha invitado a su vicepresidente, al presidente del Senado y al de Diputados a compartir la casa con él.
Ante la risa, satisfecho, Morales dijo que no era payaso, que hablaba en serio. "Cuatro presidentes viviendo juntos: el presidente de Bolivia, el del Congreso, el de la Cámara de Diputados y el de la Cámara de Senadores. Trabajando juntos las 24 horas para resolver sus problemas", concluyó, consiguiendo el aplauso más nutrido de la jornada antes de dar gracias y dar paso a la fiesta musical programada.
Mientras se servían las bebidas calientes y se entonaban canciones, la gente mojada y sonriente comenzó sus bailes y celebró a su presidente, quien los observó cómplice desde su silla, antes de retirarse sin prisas al palacio donde prometió, desde mañana, seguir en contacto con ellos y sus permanentes necesidades. Eran casi las 8 de la noche y la Bolivia profunda era un jolgorio masivo por vez primera.
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Wilson García Mérida
Director del Servicio Informativo Datos & Análisis, antropólogo y comunicador boliviano. Sitio en Internet www.selvas.org
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Datos & Análisis Febrero 2, 2007, 1:27 EST. Cochabamba, Bolivia -- ... Según el analista Wilson García Mérida, aquel armamentismo confirmaría la vieja ...
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Wilson García Mérida
03-02-2007
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http://www.voltairenet.org/auteur1970.html?lang=es
Sergio Cáceres [Voltaire]
Sergio Cáceres | Editor de El Juguete Rabioso, corresponsal en París, Francia. [Voltaire]
www.voltairenet.org/auteur1970.html?lang=es
El Juguete Rabioso [Voltaire]
Por Sergio Cáceres | París (Francia) | 10 de marzo de 2005 ... Walter Chávez, Sergio Cáceres Edición web: Sergio Cáceres Periodistas: ...
Entrevista a Evo Morales (Sergio Cáceres)
http://www.politiqueinternationale.com/revue/read.php?id_revue=26&id=434&content=abstract
http://revistabarataria.free.fr/revista1.html
Consejo de Redacción: alvaro garcía linera
BARATARIA es la revista trimestral del Juguete Rabioso
El nombre lo hemos tomado de Cervantes
y su Quijote, Barataria es la ínsula que efímeramente gobernó Sancho Panza.
Dirección: Carlos Medinaceli 1204, Alto Sopocachi,
La Paz. Bolivia
Datos & Análisis
CARTA DE RESPALDO A WALTER CHAVEZ
... Pablo Groux, Edgar Arandia, Amanda Dávila, Mario Conde, Luis Rico, Susana Peñaranda, Hugo Moldiz, Red Tinku Juvenil de Cochabamba, Sergio Cáceres. ...
Solidaridad de Intelectuales: Walter Chavez
www.bolpress.com
01/02/2007 11:59
Carta de Solidaridad con Walter Chavez
www.bolpress.com (30/01/2007 19:06)
SU ASESOR WALTER CHAVEZ SE FUE DEL GOBIERNO
EVO PERDIÓ AL OTRO CHAVEZ
Página/12 Web :: El mundo :: Evo perdió al otro Chávez
Sergio Cáceres, uno de los cofundadores de Juguete Rabioso, recordó la larga historia de su amigo en Bolivia. “Llama la atención que sea sólo ahora que la ...
Persecución contra un periodista en Bolivia
¿Ajuste de cuentas mediático contra Walter Chávez ?
Sergio Cáceres
02-02-2007
WALTER CHAVEZ
Irrupción de una "nueva izquierda"
El modelo de resistencia boliviano
Walter Chávez y Sergio Cáceres
Editores del bimensual El Juguete Rabioso, La Paz, Bolivia.
Los partidos de izquierda bolivianos nunca tuvieron votaciones superiores al 5%. Es por eso que el 20,9% alcanzado por el dirigente campesino Evo Morales significa un logro histórico de los sectores progresistas, y expresa la oposición de un sector importante de la sociedad después de diecisiete años de políticas neoliberales. En efecto, el ascenso de este nuevo líder indígena supone la reacción concertada de los movimientos sociales ante la crisis y contra las políticas impuestas por el FMI y los organismos crediticios internacionales.
Número 38, agosto de 2002
Persecución contra un periodista en Bolivia
x Alai . Corresponsal Editor: Sergio Cáceres
La procuraduría antiterrorista de Perú intenta obtener una orden de captura contra Walter Chávez, periodista e intelectual peruano, fundador del quincenario boliviano El Juguete Rabioso y director de la versión boliviana de Le Monde Diplomatique. Esta persecución fue iniciada en Bolivia por el partido opositor Podemos, con el apoyo del escritor Juan Claudio Lechín, el ex trostkista Filemón Escóbar y varios medios de comunicación.
Todo comenzó con la expulsión del cubano anticastrista Amauris Sanmartino, acusado de participar en la agitación separatista de la región de Santa Cruz. Inmediatamente, políticos de la oposición exigieron que se procediera de la misma manera con Walter Chávez, quien fuera jefe de campaña de la candidatura de Evo Morales, y que actualmente se desempeña como asesor de comunicación de la presidencia. Este pedido de expulsión, que fue a tiempo rechazado por el gobierno boliviano, comenzó a cobrar carácter de escándalo meditático, cuando el programa Panorama (Panamericana, Perú) difundió un "reportaje" donde se presenta a Chávez como un personaje siniestro con pasado terrorista, una eminencia gris detrás del gobierno y se lo asimila además con el nefasto Vladimiro Montesinos, que se encargó de dirigir el terror durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Walter Chávez llegó a Bolivia en 1992 y pidió el status de refugiado político. Dos años antes había sido arrestado en Lima y acusado de pertenecer al MRTA. Según declaraciones de Chávez, pasó un mes detenido. Los primeros quince días fue torturado, pero nunca aceptó las acusaciones y finalmente fue liberado porque no se pudo probar ninguna de las acusaciones que se le imputaba. A Bolivia entró de manera regular y luego de presentar su caso a Amnesty International y ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidades para los Refugiados) obtuvo el estatus de refugiado político.
Desde 1994 se ha desempeñado como periodista en Presencia, Hoy, La Razón. Fue creador de la revista de sociedad Cosas, el suplemento de crónica roja Extra. Luego con otros periodistas creó el quincenario el Juguete Rabioso, dirigió la versión boliviana del mensual francés Le Monde Diplomatique y la revista de estudios sociales Barataria.
En los últimos días, la Procuraduría peruana antiterrorista está solicitando tanto a la Fiscalía de su país, como a la Interpol, una orden de captura contra Chávez. Según el procurador Guillermo Cabala, el Estado va a demostrar que Chávez no es un perseguido político sino que está buscado por delito común : "terrorismo".
Sin embargo, llama la atención que sea sólo ahora, y a raíz de la expulsión del cubano Amauris Sanmartino, que la procuraduría peruana intente esta orden de captura y no lo haya hecho en los más de 15 años de vida pública que Chávez mantuvo en Bolivia. Según Cabala, hasta el momento no se tenía conocimiento de la presencia de Chávez en Bolivia, lo que corroboraría la tesis de Panorama según la cual el periodista peruano "opera desde las sombras"; pero ambos argumentos caen por tierra si tenemos en cuenta la larga trayectoria del periodista y que, además, a finales del 2005, el cotidiano peruano La República dedicó un reportaje de página plena, con fotografía a colores, de Walter Chávez (1). Este reportaje tuvo como tema la exitosa campaña que llevó a la victoria a Evo Morales.
En Bolivia, el partido opositor de derecha Podemos, junto al escritor Juan Claudio Lechín y el ex dirigente minero de filiación trostkista (expulsado del MAS por pactar con la derecha y por intentar, como senador, permitir un convenio de inmunidad para los norteamericanos que cometieran crímenes en Bolivia) Filemón Escóbar se encargan de llevar adelante una campaña desde los medios para exigir al gobierno que tome medidas contra el periodista Chávez. La dura campaña tiene visos de linchamiento mediático, puesto que abunda en adjetivos y exageraciones y escasea en argumentos o pruebas.
Esta situación lleva a pensar que se estaría forzando un proceso contra este periodista. Durante la campaña electoral, la labor de Chávez fue responder a la guerra sucia llevada adelante contra Evo Morales. Esta guerra sucia, que incluía insultos y mentiras contra Morales, fue orquestada por la casi totalidad de medios de comunicación bolivianos, medios que ahora se prestan a esta campaña contra Chávez. ¿Se tratará de un ajuste de cuentas mediático y político?
Las caras del juez candidato al Nobel de la Paz
Baltasar Garzón, gavilán y paloma
Sergio Caceres
Rebelión
El hombre sabe hacer el juego. Se granjea las simpatías de la izquierda bien pensante encausando a Pinochet, pero por el otro lado ordena detenciones arbitrarias, cierra medios de comunicación y permite el ejercicio de la tortura en el País Vasco. Hasta el momento ya ha recibido duras críticas y acusaciones de parte de personalidades como Las Madres de la Plaza de Mayo o el Sub Comandante Marcos. Pese a todo, insiste en ser candidato al premio Nobel de la Paz.
Cuando se escucha el nombre de Baltasar Garzón, nos viene la imagen de un Paladín de la Justicia, joven y progresista, cuyo retrato pude quedar bien entre las tiras de Mafalda y los poemas de Benedetti, y es que ha conseguido lo que miles de chilenos y argentinos juntos no han podido en años de lucha y de perder muchas vidas: poner en el banquillo de los acusados a sus dictadores. Luego, como se sabe, no pasó nada con ellos, pero eso a nadie le importa; él es un héroe para las chicas y un ejemplo para los garçones (con perdón del galicismo).
No se puede negar que conmueve con sus declaraciones en contra de la acción imperialista de Bush sobre Irak, pero su capacidad de conmoción la viven mejor los habitantes del País Vasco, quienes tienen que conmoverse por sus órdenes de detención contra sus habitantes, los cierres de sus medios de comunicación, la prohibición de sus agrupaciones políticas y su conducta absolutamente venal y permisiva respecto a la tortura que practican los agentes de la guardia civil. Esta cara de Garzón es poco conocida pero no por eso deja de ser real.
El PSOE y los GAL, la palestra de Garzón
En 1993 Baltasar Garzon deja el anonimato (así como su puesto de Magistrado en la Audiencia Nacional española) para aparecer como diputado independiente en las listas electorales del PSOE, para las elecciones nacionales en España. Al poco tiempo es nombrado delegado del Plan Nacional sobre la Droga, alcanzando el rango de Secretario de Estado. Pero esta designación no satisface sus ambiciones puesto que lo que él esperaba era dirigir la policía y la Guardia Civil. Desairado, Garzón abandona el gobierno acusando al entonces presidente Felipe González de haberlo usado como señuelo electoral y de no estar realmente interesado en la lucha contra la corrupción (1).
Pero el asunto no queda ahí, a su regreso a la Audiencia Nacional, Garzon encuentra el modo de cobrarse la revancha a González haciéndose cargo del caso de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Los GAL fueron grupos paramilitares creados por el gobierno de Gonzáles y financiados con los fondos reservados del Estado Español que llevaron a cabo una guerra sucia contra la ETA durante el gobierno de Gonzáles. Esta guerra sucia dejó más de una veintena de muertos, entre militantes y simpatizantes de la ETA, así como historias horrendas sobre torturas y detenciones violentas. El escádalo GAL dañó para siempre al PSOE e impidió su retorno al gobierno. A modo de defensa, los socialistas acusaron a Garzón de falta de profesionalismo e incluso alevosía en su trabajo.
Batasuna, Egin, Ardi Bertzale, la censura sin fin
A la par de sus actuaciones en contra de los dictadores latinoamericanos, Baltasar Garzón comenzó a desarrollar otra guerra sucia en el país Vasco, una «casa de brujas» al mejor estilo McCarthy. El pretexto es combatir el terrorismo de la ETA, pero bajo esa excusa Garzón lo que hace es perseguir a toda voz disidente o crítica al régimen que gobierna el Estado español.
Una de sus acciones más claras en ese sentido fue la prohibición de Batasuna, un partido político legal que agrupaba a aproximadamente el 11 por ciento de la población vasca. De igual forma, persigue a diferentes agrupaciones políticas, juveniles e incluso sociales, todas ellas sospechosas de terrorismo para el juez Garzón.
También, de 1998 a la fecha, se ha empeñado en perseguir, criminalizar y cerrar medios de comunicación y casas editoriales independientes bajo la acusación de estar en el «entorno» de la ETA. Así fueron cerrados el periódico Egin, La Voz de Euskadi, Euskaldunon egunkaria, la editorial Ardi Bertzale y la radio Egin Irratia. En la actualidad tiene en la mira al periódico Gara (2).
Detenciones, torturas y silencio
En el libro Garzón, la otra cara (3), el periodista Pepe Rei (director de la editorial cerrada por Garzón, Ardi Bertzale), enumera más de doscientos casos de tortura perpetrada sobre miembros de la izquierda nacionalista vasca, todos ellos denunciados ante Garzón, quien hizo la vista gorda ante ellos, eso cuando no se permitió ironizar sobre el tema. Rei, quien estuvo en la carcel en varias ocasiones por órdenes de Garzón, explicó en una entrevista que en las cárceles «hay varios jóvenes que no tiene ninguna relación con la lucha armada ni con otra actividad que pueda considerarse penalmente delictiva, cuyo único delito es ser jóvenes y querer una Euskal Herria independiente» (4).
Recientemente, el periódico Gara (5) publicó una noticia según la cual Garzón ordenó el encarcelamiento de once detenidos que le presentaron quejas de tortura física y psicológica.
Según la noticia, uno de ellos presentaba muy mal aspecto y no podía hablar acausa de una crisis nerviosa en la que se encontraba, cosa que al juez no le importó en lo más mínimo y permitió que sea ingresado en el penal sin más trámite. Pepe Rei atribuye este silencio sobre toda denuncia de tortura a un pacto implícito con la cúpula del Ministerio del Interior, que a cambio facilita notablemente su trabajo y le permite apuntarse «éxitos» estentóreos.
Los procesos irregulares del juez
Según personas cercanas al juez, los «triunfos» conseguidos por Garzón, en su «lucha contra el terrorismo», se fundan sobre procesos irregulares. En una entrevista concedida al periódico Gara, Joaquín Navarro, durante muchos años su mejor amigo y actual magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, declaró acerca de Garzón que : «es un juez que se inventa casi todo. Lo que ocurre es que está actuando respaldado por el poder político y por el Ministerio del Interior. Garzón se permite el lujo de dictar autos de procesamiento o de prisión absolutamente fabulados, dando por demostradas vinculaciones orgánicas y funcionales de diversos sectores con ETA».
Así, sin sustento legal, se ha permitido procesar a personas e instituciones ligándolas, de facto, con el terrorismo. Es el caso de la institución AEK (Educadores en Euskera) a la que Garzón acusa de fraude a la Seguridad Social, luego de infructuosos intentos de relacionarla con la ETA. Del mismo modo intenta criminalizar a la asociación pacifista, Gestores pro Amnistía, institución a la cual pertenece Amaia Arrieta, joven vasca que fue detenida bajo la acusación de trabajar coptando jóvenes para la ETA.
El procedeer arbitrario y prepotente de Garzón ya ha recibido críticas y rechazos a nivel internacional, como el pronunciamiento que hicieran las Madres de la Plaza de Mayo, quienes declararon : «Las Madres de Plaza de Mayo repudiamos con todas nuestras fuerzas la operación policial y represiva ordenada por el Juez Garzón contra el Diario EGIN y la Radio EGIN. De la misma manera en que las Madres de Plaza de Mayo hemos agradecido al Juez Baltazar Garzón el procesamiento de los genocidas argentinos que ensangrentaron nuestro país, hoy tenemos la obligación de denunciar la conducta vergonzosa y vejatoria de este mismo Juez (6)». Más resonancia aún tuvieron las declaraciones del Sub Comandante Marcos, quien en noviembre del año pasado increpó al juez con duros calificativos y acusaciones : «Ese payaso grotesco que es el autodeterminado juez Garzón, de la mano de la clase política española, está llevando a cabo un verdadero terrorismo de Estado que ningún hombre y mujer honestos puede ver sin indignarse» (7).
Un arribista tras el Nobel
Las dos caras de Garzón, las dos manos con que procede, una persiguiendo crueles dictadores latinoamericanos y otra practicando el matonaje a un pueblo, responden a un único afán : el arribismo. Garzón persigue el posicionamiento a cualquier precio, por ello se ubica en el mejor escaño progresista acosando a Pinochet, pero le hace la cama a Aznar y al PP hostigando a los independentistas vascos.
Su afan de figuracionismo también ha sido cuestionado en España. El ya citado juez Navarro también habla de la «garzonitis», a la que define como «mezcolanza de maldad, cinismo, tosquedad mental, exhibicionismo e impotencia». Asimismo, Francisco Javier Santaella, durante varios años secretario general del Sindicato de la Policía Uniformada, por tanto colaborador cercano del juez, ha afirmado que, «en el trabajo de Garzón priva la precipitación y el afán de acaparar la prensa sobre la rigurosidad de sus investigaciones».
Críticas van, denuncias vienen y a Garzón ni se le mueve el pelo. Por el contrario, el continúa haciendo lo suyo, visita países como Bolivia para hacer actos filantrópicos y candidatea al premio Nobel de la Paz. Para esto tiene incluso una página web que ennumera sus méritos y merecimientos (8). Visto desde cualquier lado el Nobel puede ser el reconocimiento a su carrera, ya sea como paladín de la justicia o arribista del poder. El Nobel aguanta todo, la prueba es que se lo dieron a Kissinger y a Reagan.
* Sergio Cáceres es periodista y escritor boliviano, co editor del quincenario "El Juguete Rabioso".
Un paso más en la lucha por la legalización.
La hoja de coca en el Parlamento Europeo
por Sergio Cáceres *
Con un estrecho margen de votos, ayer fue aprobada la Propuesta de Recomendación destinada al Consejo sobre el Proyecto de Estrategia Antidroga de la Unión Europea. Este documento recomienda incrementar las investigaciones respecto a los usos medicinales y alimenticios de cultivos como la coca, el opio y el canabis.
Cuando en agosto 2002 la hoja de coca hizo su irrupción en el Congreso boliviano, nadie se imaginó que dos años después también lo haría en el Parlamento Europeo. Así ocurrió los días 14 y 15 de diciembre, cuando un grupo de activistas defensores de la hoja de coca, montaron un stand en la sede de Strasbourg desde el cual ofrecieron mate de coca a los eurodiputados, para demostrar que esta planta no sólo no es dañina sino que tiene un alto valor medicinal y nutritivo. Bolsas de mate de coca, pomadas para diversos usos realizada a base de coca, así como material informativo diverso fue expuesto en dicho stand organizado por ENCOD (European Coalition for Just and Effective Drug Policies) y el Consejo Andino de Productores de Coca.
Esta acción de información y sensibilización tuvo por objetivo lograr apoyo entre los diputados para la aprobación de la Propuesta de Recomendación destinada al Consejo sobre el Proyecto de Estrategia Antidroga de la UE (2005-2012), presentada por el diputado Giusto Catania. El objetivo fue alcanzado exitosamente, ya que dicha propuesta ha sido finalmente aprobada por un justo margen -285 votos a favor, 273 en contra y 23 abstenciones- y será presentado en la próxima cumbre del Consejo (17 de diciembre) donde se firmará la nueva estrategia contra la droga en la UE.
Entre las recomendaciones que se presentarán al Consejo está la de fomentar la aplicacion medicinal y nutricional de cultivos tradicionales como la coca, el opio y el canabis. Estos cultivos, como se sabe, son considerados ilicitos por la ONU, situacion que genera diversos tipos de violencia en los paises que los producen.
Coca no es cocaína
Durante la campaña de sensibilización, el diputado boliviano Dionicio Núñez, representante de los cultivadores de la hoja de coca de Bolivia, tuvo la ocasión de conversar con diversos parlamentarios ante quienes expuso la necesidad de despenalizar la hoja de coca y acabar con esa injusta asociación que se hace de los cultivadores de coca con la violencia, el narcotráfico y otros crímenes. «La coca no es cocaína y nosotros somos campesinos, no narcoterroristas -señaló el diputado- . Cultivamos una hoja que para nosotros no solamente es una tradición cultural, sino que es una medicina y un alimento de uso generalizado y que está al alcance de todos».
Campesina india vendiendo hojas de coca en la calle Foto Ch'amak Pacha Proyecto Arqueológico
Pese a que diversos estudios e informes científicos (incluído uno de las Naciones Unidas) han demostrado ampliamente que la hoja de coca no es dañina a la salud y que por el contrario es un alimento extraordinario, sigue pesando sobre ella una penalización internacional que impide su exportación.
Para Núñez, legalizar la hoja de coca y permitir su exportación sería una verdadera política de desarrollo alternativo, porque de esa forma todo la coca excedentaria podría ser destinada a la elaboración de medicinas, infusiones y diversos productos alimenticios que serían de gran interés en Europa, creando así un mercado que podría rendir grandes beneficios a las poblaciones que cultivan coca, beneficios no solamente económicos, porque de ese modo también se acabaría con la leyenda negra que pesa sobre los campesinos cocaleros.
Núñez encontró ecos favorables sobre todo entre diputados verdes y de la izquierda europea, quienes expresaron su solidaridad con la causa cocalera.
Entre ellos, el presidente de la delegacion del Parlamento Europeo para la Region Andina y diputado por los verdes, Alain Lipietz, quien se refirió a la importancia de que Europa haga un cambio en su política sobre cultivos tradicionales considerados ilicitos, como la hoja de coca, para frenar la represion que esta produce no sólo contra las personas, sino contra el medio ambiente, afectado por la violencia con que se combate los cutivos. El fumigado, la forma cómo se procede a arrancar las plantas y la misma presencia militar masiva significan, para Lipietz, una agresión al medio ambiente.
Lipietz adelantó a Núñez estar dispuesto a iniciar conversaciones oficiales entre el Parlamento Europeo y el Parlamento Latinoamericano, que se reunirán en Lima en mayo de 2005, a fines de avanzar el proceso legislativo hacia la despenalización de la comercialización de productos derivados de la hoja de coca en Europa. Finalmente, en un acto de adhesión a la campaña y haciendo eco del slogan «coca no es cocaína», el eurodiputado bebió una taza del tradicional mate de coca.
Informe Catania
El informe presentado por Giusto Catania propone un cambio fundamental del curso en la política europea de drogas, afirmando entre otros que:
La estrategia de drogas de la UE ha sido un fracaso (es una conclusión política de las estadísticas que todos conocen pero que hasta ahora han sido ignoradas por las autoridades)
La reducción de daño y perjuicios debe ser el elemento clave de las políticas de drogas (se establece la reducción de daño como base y no como suplemento de la política de drogas)
Se debe apoyar a la investigación del uso benéfico de canabis, coca y opio (es el comienzo del fin de la prohibición de estas tres plantas, ya que existen estudios de sobra que demuestran sus valores positivos)
Se necesita una involucración más concreta de la sociedad civil (significa una derrota para los gobiernos e instituciones europeas que han negado sistemáticamente la participación de la sociedad civil en el proceso de decisiones políticas)
Su aprobación ha significado una importante victoria para la ENCOD, institución que ha venido realizando distintas campañas desde hace cuatro meses. Según sus representantes, ahora hay que esperar que el Consejo Europeo de Ministros tome en cuenta las recomendaciones del informe Catania cuando adopte esta estrategia el día 17 de diciembre. "Es muy probable que no lo hagan, pero la aprobación del informe significa que el Parlamento Europeo ahora puede presionar a la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, de aplicar las recomendaciones en la aplicación concreta de la estrategia" señalan.
ENCOD ha propuesto a la Comisión de organizar una conferencia en la primera mitad de 2005, donde el curso de la política de drogas de la UE debe ser discutida con participación significativa de la sociedad civil.
Finalmente afirmaron que, «el informe Catania manda un mensaje muy claro a las autoridades y los ciudadanos europeos. Europa está lista para un cambio en su enfoque al fenómeno global de drogas. Se puede resolver un dilema político. Por primera vez en la historia, un parlamento de tan alta reputación como el PE ha expresado la necesidad de terminar el pensamiento convencional sobre las drogas. Estamos cerca a la primera decisión mayor para terminar la guerra a las drogas».
COCA: La coca NO es cocaina
Prólogo del libro: "Kawsachun coca. Economía campesina cocalera en los Yungas y el Chapare Octubre de 2004
Por Theo Roncken
Usted tiene en sus manos el resultado de un estudio extraordinario. En los últimos dos años he realizado un seguimiento a distancia de la investigación y vislumbré en ella el embrión de esta wawita que puede ayudar a reorientar el enfrascado debate sobre la producción de la hoja de coca en Bolivia.
Como bien se indica en la introducción del libro, los dos tópicos excluidos del estudio son el narcotráfico y el debate internacional sobre las drogas. Sin embargo, son esos temas cuyo abordaje siento necesario para explicitar la relevancia de la obra. Es lo que haré en estas líneas.
El resultado más palpable de las convenciones y los convenios internacionales de lucha contra las drogas es el afianzamiento de una desorientación globalizada, no solamente respecto de las sustancias psicoactivas y sus características, sino también de campos tan diversos como, por ejemplo, la ambigua relación entre el desarrollo humano y las economías ilícitas, o el impacto real de la economía de las drogas en el poder político, y en casos particulares, el poder político-militar (paramilitares y guerrillas colombianos).
En la actualidad el debate internacional sobre las drogas revela una creciente polarización entre los defensores de dos visiones radicalmente opuestas. Por un lado está el prohibicionismo, que proclama la erradicación de las sustancias declaradas ilícitas. Por el otro lado se potencia la promoción de alternativas que buscan prever y reducir los daños que las drogas, y en particular su consumo, pueden ocasionar. En este contexto, durante la cumbre mundial especial sobre drogas de 1998 (UNGASS, en inglés), la oficina de control de drogas de las Naciones Unidas (UNDCP) encontró respuestas muy diversas a su propuesta denominada SCOPE, que planteaba la eliminación, hasta el año 2008, de la totalidad de los cultivos ilícitos de coca, amapola y marihuana en el mundo. Entre los ocho países que la propuesta estableció como punto de lanza se encontraban Bolivia, Colombia y Perú. A pesar de que SCOPE fue descartada, la declaración final de la cumbre comprometió a los estados a desarrollar estrategias “dirigidas a eliminar o reducir sustancialmente, hasta el año 2008, los cultivos ilícitos de coca, cannabis y amapola”. UNGASS también aprobó el Plan de Acción para la Cooperación Internacional a la Erradicación de Cultivos de Drogas Ilícitas y al Desarrollo Alternativo. Dicho plan buscó establecer criterios para la implementación equilibrada de políticas represivas (de erradicación forzosa) y programas de desarrollo alternativo.
También en 1998 comenzó a implementarse en Bolivia el plan quinquenal antidrogas denominado “Por la Dignidad ”. En el papel, dicho plan siguió los lineamientos recomendados por la UNDCP , asignando un 74% del presupuesto al desarrollo alternativo. Sin embargo, la práctica de los siguientes cuatro años no demostró equilibrio alguno y la zona tropical de Cochabamba, en el lenguaje popular llamada Chapare, fue escenario de una erradicación forzosa acompañada por una represión estatal muy fuerte.
Sobre los resultados de estos sucesos también existen lecturas muy diversas. Mientras para algunos la violencia impuesta y provocada ha sido un mal necesario, otros la ven como una señal y consecuencia de la subyugación de la política estatal a directrices internacionales. No cabe duda que, por lo menos de manera temporal, se ha reducido la cantidad de coca producida en el Chapare, pero vale la pregunta si la erradicación forzosa ha sido la causa principal, o si ésta solo llegó a agilizar y puntualizar un proceso de reubicación de los cultivos de coca en el área andina que se inició en los primeros años de la década de los 90 con la reorganización de las estructuras del narcotráfico colombiano, y se visibilizó con más claridad a partir del 1995.
El hecho es que a seis años de haberse iniciado en Bolivia una erradicación de hoja de coca a todo dar, no se demuestra una disminución de la producción regional de coca ni de cocaína. A la vez, el sacrificio de la implementación de una política enfocada en la erradicación forzosa ha sido muy grande. Ha sido tan grande que a gritos exige una evaluación real y a profundidad de este exponente de los modelos internacionales que se dirigen en primer lugar a la reducción de los cultivos ilícitos. Dicha evaluación es, para Bolivia, un tema pendiente y urgente, ya que no basta con el conteo y la indemnización de los perjuicios, muertos y heridos.
Es aquí donde la presente obra demuestra su relevancia. Entre sus múltiples aportes novedosos en diversos campos de interés se destaca su profundización en los aspectos sociales de la producción boliviana de hoja de coca. El estudio de Alison Spedding y el equipo dirigido por ella ofrece información concisa, no sólo sobre la rentabilidad económica de este importante rubro como tal (y en comparación con otras alternativas de ingreso familiar), sino también sobre la gran relevancia de la sostenibilidad social de su sistema productivo, basado en el núcleo familiar. Se trata de temas que se encuentran ausentes en el debate nacional e internacional sobre la coca y que, sin embargo, ayudan a contestar preguntas tan importantes como las siguientes: ¿por qué la producción boliviana de coca se realiza únicamente en extensiones de tierra pequeñas?; ¿por qué las familias campesinas del Chapare no encuentran en el palmito una alternativa real de producción familiar?; ¿por qué los programas del Desarrollo Alternativo acentúan la dependencia económica de la mujer hacia el hombre?; ¿por qué la erradicación forzosa implementada en dicha zona aumentó la brecha en los ingresos familiares de los pobladores, e impulsó un proceso de descampesinización?; ¿por qué se puede esperar una resistencia muy fuerte a la implementación de una política de erradicación, ya sea esta concertada y compensada o forzosa, en la región de los Yungas de La Paz ?
El título inicial de esta investigación: “En defensa de la hoja de coca” y luego publicada como “ Kawsachun coca ” (Viva la coca), no menos preciso –, podría especificarse también como: “En defensa del desarrollo con coca”, ya que arguye con solidez por qué es imposible pensar, en términos económicos y sociales y a partir de la realidad boliviana, en las otras alternativas que excluyen a la coca. De hecho, varios actores de la comunidad internacional con poder de influencia en la formulación de las políticas públicas, han comenzando a inclinarse por esta vía. En el boletín “ Drug War Monitor ” de enero 2004 (WOLA: www.wola.org), Martin Jelsma y Pien Metaal, analistas del Transnational Institute , destacan que la GTZ , agencia de cooperación alemana, concluyó en un estudio reciente que la participación de los campesinos en los programas del desarrollo alternativo no debe ser condicionada a la erradicación de sus cultivos ilícitos. Una conferencia internacional convocada en enero 2002 por el Ministerio de Cooperación Económica y de Desarrollo de Alemania, y apoyada entre otros por la UNDCP , dio un paso en esta misma dirección, concluyendo que “la erradicación forzosa debe ser evitada hasta que las estrategias de ingresos de componentes lícitos hayan sido suficientemente reforzadas”.
Este camino hacia una política internacional más realista es, sin embargo, aún muy incierto. Las últimas señales de la instancia de las Naciones Unidas especializada en el tema de las drogas, que bajo influencia del escenario post 11 de Septiembre se transformó de UNDCP en UNODC, vinculando la lucha contra las drogas con la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, son todo menos alentadoras. Jelsma y Metaal señalan que la excesiva atención en este vínculo empuja a la política de control de drogas más hacia enfoques represivos de cumplimiento de la ley alejando su atención de las demandas de salud pública y de desarrollo:
“Las altas esferas de la burocracia de la UNODC parecen estar más preocupadas por preservar el aporte duplicado de los Estados Unidos [a la agencia] que por cumplir con seriedad su rol fundamental en la moderación de las crecientes tensiones entre los estados miembros. El Director Ejecutivo Antonio Costa reduce el complejo debate a un conflicto con lo que él llama ‘un agresivo lobby pro drogas' el cual, en su punto de vista, se está haciendo parte del problema de las drogas.”
Así las cosas, se entiende que la Estrategia Integral Boliviana de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Drogas 2004-2008, presentada en septiembre de 2004, sigue vinculando las políticas de desarrollo en las zonas de producción de la hoja de coca a exigencias de erradicación. Es más, se plantea el retorno a un proceso de erradicación en la zona de los Yungas de La Paz. Esta política corresponde a una “recomendación” que desde hace diez años se encuentra incluida en los informes sobre Bolivia que anualmente presenta el Departamento de Estado de los Estados Unidos a tiempo de dar a conocer los dictámenes de certificación del empeño en la lucha contra las drogas de los países receptores de fondos bilaterales de Washington. Es preocupante que un gobierno que dice querer evitar el uso de violencia ceda ante estas demandas internacionales irrealistas, más aún en un momento en que el país enfrenta serias dificultades de estabilidad política.
El estamento político de Bolivia nunca ha sabido o querido asumir su gran responsabilidad frente a las contradicciones que existen en el tema de las drogas entre las demandas de los Estados Unidos y la realidad del país. Por ello los bolivianos, y en particular los sectores más desprotegidos, siempre se han visto victimizados por políticas ambiguas que, de manera selectiva, atacan a las familias productoras de la hoja de coca antes que a los circuitos que controlan la producción y el transporte de la cocaína. Lo propio se puede decir sobre la información que el público llega a conocer sobre el tema, la que, como destacan los autores de este libro, es altamente ideologizada. Estoy seguro que el presente texto ayudará al lector a rectificar muchas de las distorsiones propias del alicortado debate nacional sobre la hoja de coca, y a formular las preguntas que este debate debería abordar.
Para concluir, merece una mención especial la enorme riqueza descriptiva de la producción boliviana de la hoja de coca. Ésta brinda al lector una posibilidad de interiorización de la temática que solo ha sido posible gracias al uso por el equipo de una metodología de investigación etnográfica cuya implementación es recomendable para los futuros estudios sobre esta y otras temáticas nacionales.
“Kawsachun Coca. Economía campesina cocalera en los Yungas y el Chapara”. Alison Spedding, PIEB La Paz , Octubre de 2004. Ordenar: mamahuaco@unete.com , fundapieb@unete.com
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2007013129
Chinguen todos...
Walter Chávez y los periodistas señoritos
Luis A. Gómez*
Vas a disculpar, Chávez, pero esta vez solamente puedo redactar en segunda persona del singular. Pero es que no estás contestando el teléfono o de plano volviste a perder el celular. Y van disculpar los demás que haya llegado tarde, pero además de estar ocupado pensaba mucho en lo que iba a decirle a este hombre que, como todo caballero, no llora ni sabe bailar. ¿O ya recordaste de huayños y de valses? No creo...
Pero bueno, lo que te quería decir, Walter, es que me he estado acordando de muchas cosas que hemos pasado juntos, con el Cáceres y otros bichos, y de las varias veces que prestamos atención a los colegas del medio boliviano, sobre todo en sus sandeces o en sus falacias. Me estaba acordando, por ejemplo, de cuando diseñé esa portada de El Juguete que tiene Cayetano Llobet en la portada cubierto por una enorme telaraña. Nos hemos reído bastante de la imagen un buen rato y luego, nada más para quitarnos el sabor a rancio del “periodismo señorial”, nos fuimos a comer pastas frescas. ¿Te acuerdas cuando ese mismo señor, Llobet, apareció en las nóminas que pagaba el primer gobierno del Goni para alabar la Capitalización? Nomás 5 mil de los verdes se llevó el señor a su casa por hablar bien de ese remate de saldos que organizó Sánchez de Lozada para las transnacionales con los recursos naturales bolivianos...
¿O te acuerdas de cuando, luego de octubre de 2003, nos pusimos a hacer un recuento callejero de los hechos del periodismo durante la insurrección contra Goni? Yo sí que me acuerdo, porque en la esquina de la Guachalla y 6 de Agosto apareció casualmente Marco Zelaya, que por entonces mandaba en La Prensa, y comentamos el hecho de que Zelaya, en su calidad de editor (y gonista), impidió que saliera una número del matutino para el 17 de octubre, con notas en las que sus periodistas, valientemente, decían la verdad sobre lo que pasaba en Bolivia.
Porque en 2003, mientras La Razón hablaba de “enfrentamientos en El Alto” (huyéndole mañudamente al término masacre), tú sacaste un edición del Juguete al vapor para pedir la salida del presidente asesino. Ah, sí, La Razón donde trabajabas y alguna vez te acompañé en los afanes. ¿Te has fijado que su director Juan Carlos Rocha tiene pinta de Goebbels? (No se emocione, Juan Carlos, que no lo estoy equiparando, porque Goebbels además de canalla era muy inteligente: usted pura pinta).
¿O ya no guardas memoria de cuando el cura Eduardo Pérez dijo por Fides que el aymara iba a desaparecer? La portada de ese número del Juguete, que mostraba un aymara bien fiero, fue nuestro primer regocijo: una tarde frente a un quiosco descubrimos a tres albañiles, aymaras, hipnotizados frente al periódico. “Como en un espejo”, dijo el Cáceres, bien que me acuerdo.
Y acuérdate tú, Chávez . Porque ellos no olvidan. No olvidan seguramente los hermanitos Molina los varios sopapos que recibieron por cortesía tuya. Cuando plagiaron un cómic o se hicieron favorecer con un contrato en el gobierno para su empresita de publicidad. ¿De eso se acordará Fernando Molina ahora que dirige Pulso y se hace al demócrata? O tal vez ya no, porque ni de eso ni de su trabajo con Sánchez de Lozada debe acordarse. Se veían graciosos él y su hermano Sergio en “Nuestra marca es la crisis”, diciendo que sí que a todo lo que proponían los asesores gringos, incluida la guerra sucia en la campaña presidencial de 2002. El Molina chaparrito, Sergio, acabó dirigiendo la Unidad de Comuniación para el Goni (Unicom, se llamaba).
En el negocito de las noticias nadie se acuerda de lo que ayer se andaba diciendo. Por eso mismo me acuerdo de cuando descubrimos que Peter MacFarren hacía lobby para un consorcio chileno del agua y, al mismo tiempo, puteaba abiertamente contra la Guerra del Agua en Cochabamba. Pingües negocios hacía el corresponsal de Associated Press con la clase política de esta tierra. Me acuerdo claramente de éste y otros entuertos en los que, contrariamente a lo que proclaman estos señoritos (y algunos señorones), queda claro que los periodistas toman partido... y cobran bien por ello.
Obsecuentes con el poder, hipócritas y mediocres: así han sido estos estólidos que ahora cargan las tintas. Eso seguro que no se te olvida, Walter Chávez, porque ha sido fuente de inspiración y motivo de carcajadas. Son corruptos y aburridos, mi buen... y atienden a la voz del amo. Son ellos los que te acusan ahora de terrorista y de peruano, de “Montesinos” (ay tú, te acusan), sin tener ni la estatura moral ni el talento para hacerlo... y por cierto que ya me acordé de lo que te iba a decir desde un principio: tómalo con humor todo esto, Walter, porque te acusa un grupo de payasos. (frase típica de Walter Chavez, “TODO HAY QUE TOMÁRSELO CON HUMOR Y REÍRSE”, peligrosa víbora terrorista))
No, vas a disculpar nuevamente, no vine a defenderte de nadie ni a ensalzar tus virtudes. Ya estás grandecito para defenderte tú solo (al box o a los latinajos, que escojan estos mequetrefes el arma). Sabes bien que no me gusta el gobierno ni lo que andan haciendo, y mal haría yo en defenderlos ( SIN EMBARGO, ES LA CABEZA DE redBOL, NARCONWS, Y COORDINADOR DE abI . AGENCIA BOLIVIANA DE INFORMACIÓN DEL GOBIERNO DE EVO MORALES). Pero si consigues recuperar la risa ante estas animaladas, sugiero nomás que hagas como un ladrón de mi tierra que fue apresado mientras estaba cagando: ya enmanillado, el Tigre de Santa Julia miró a sus captores sonriendo y les mentó la madre, sin odio y sin prisas.
* Periodista, mexicano y cofundador de El Juguete Rabioso.
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