miércoles, 20 de septiembre de 2006

Crónicas de la ciudad

CRÓNICAS DE LA CIUDAD

Hace mucho tiempo recibí el encargo de una columna que relatara anécdotas de la ciudad, pero a modo de cuentos breves. Me pusieron una cámara y me mandaron a la calle. De esa experiencia guardé algunas crónicas. Ahora las cuelgo como nostalgia de mi aventura periodística.

PÁGAME
Finalmente lo alcanzó en la esquina Emancipación con Lampa. Lo cogió por un brazo y cuando aquél volvió el rostro asustado, Zutano lo enfrentó con un gesto desafiante: al fin te encontré. El otro hombre trató de forzar una sonrisa que no pudo ocultar su contrariedad. Incluso miró de reojo a todos lados como si buscara alguna ruta de escape: pero, hombre, qué sorpresa. Trago saliva. Zutano lo siguió sujetando y, al parecer, con excesiva fuerza porque los transeúntes comenzaban a demorar el paso picados por la curiosidad que despertaba aquel hombre flaco y sudoroso que se aferraba al otro, gordito y con cara de sinvergüenza. Zutano respiró muy hondo y lanzó la apelación que tantas veces se había guardado: ¡Págame!
En pocos minutos ya se había formado un aceptable grupo de curiosos que rodeaban a los dos hombres. Algunos miraban con simpatía a Zutano: pobre hombre, uno presta porque es buena gente, pero hay tanto caradura en este país. Otros, más bien, apoyaban al gordito que, después de todo, tenía algo de cada uno, porque – dígame usted - quién no cabecea en este mundo. Algunos bocinazos, como los se que dan cuando se respalda alguna marcha, se empezaron a oír. Desde las otras veredas, la gente aguzaba la mirada tratando de saber lo que sucedía. En el medio del círculo que habían formado los curiosos, Zutano y el otro hombre discutían a toda voz.
- Te juro que ya tenía el dinero y que te llamé por teléfono
- Te juro, nada, y a mí tú nunca me llamaste por teléfono
- Bueno, fatal para ti si no me crees, pero yo sí quería pagarte
- Entonces págame ahora
- Es que ahora no tengo
- No me importa. Hace meses que deberías haberme pagado
- Tú no entiendes que la recesión nos ha fregado
- Por eso, yo también estoy jodido y quiero la plata
De pronto, Zutano se dio cuenta de que estaba rodeado por gente que no conocía, pero que esperaba, ansiosa, la siguiente escena del espectáculo que él les estaba ofreciendo arrastrado por su desesperación. Alguien del grupo le aconsejó, de buen corazón, que lo llevara a la comisaría; otros dijeron que eso era por las puras; del otro sector, más que opinar, murmuraban por un borrón y cuenta nueva y, que caray, la amistad estaba por encima del dinero y, además, – esto sí lo aprobaron todos – la crisis nos estaba obligando a tantas cosas injustas como ésta. En la mirada de Zutano – antes cargada de decisión - comenzó a notarse una sombra de agotamiento o quizás - no estoy seguro - de resignación. Miró la ciudad y se sintió cansado. El hombre gordito intuyó que ya había ganado la batalla; hubo en su rostro un gesto de cabeceador experimentado que lo delató; entonces se dispuso a dramatizar el colofón de su gran actuación.
- En verdad te voy a pagar, te lo juro por lo más sagrado.
- ¿Cuándo?
- Antes de una semana... Yo mismo te voy a buscar... Te doy mi palabra...
- ¿No te creo?
- Hermanito, creéme, por favor, a pesar de la situación, yo te voy a cumplir
Zutano lo miró intensamente una vez más y luego ya no tuvo fuerzas ni ganas de increparle que ya se había dado cuenta de aquel brillo diminuto en su mirada que le avisaba, de manera definitiva y silenciosa, que otra vez se le iba a escapar.
Los bocinazos aumentaron, se oyó muy cerca el silbato de policía. Zutano se marchó silencioso, derrotado, solo. Mientras el gentío se disolvía presuroso en la bruma de las seis de la tarde.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

esta historia pa mi pasa casi a diario ,por la situacion q todos pasamos ,la necesidad nos hace actuar como lo q nunca nadie quiere ser un ¡CONCHUDO¡.PERO ASI ES.

Anónimo dijo...

Es cierto.

Anónimo dijo...

Me encanto la historia, bien redactada... aunque el final me parecio muy rapido, creo que podria haber sido mas contundente. Pero esta muy buena!! saludos

Anónimo dijo...

DETESTO A LA GENTE QUE NO PAGA SUS DEUDAS. SOBRE TODO A LOS DESCARADOS.