lunes, 30 de marzo de 2009
Revista LIFE y Picasso
Neologismos: ¿qué tan útiles son?
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¿Cantar del Mio Cid arabe?
El "Cantar del Mío Cid" habría sido escrito por un poeta árabe, según una académica española Luego de varios años de investigación, la catedrática Dolores Oliver sostiene que el poema épico fue escrito por el jurista árabe Abu I-Walid al-Waqqashi, como una obra de propaganda política. El Cantar del Mio Cid está considerada la primera obra extensa de la literatura española en lengua romance.
El Cantar del Mío Cid, considerada la primera obra extensa de la literatura española en lengua romance y que relata las gestas del célebre héroe castellano en plena Reconquista, no es tan español como se ha creído siempre, sino que fue creado por un poeta árabe, según una académica española.
Juan Manuel Robles: Que pase Laura Bozzo
Seamos justos: Laura en América fue un programa legendario. La fina construcción de sus escenarios, la domestica hondura de sus entuertos, la procaz ironía de sus diálogos, la indigencia documental de sus invitados, los llantos precisos, el milimétrico control de los tiempos de cada una de las rabietas de la conductora, la ira incontenible, todo eso era el insumo de una producción que dio al Perú y a su gente la oportunidad de ser famosos en más de veinte países. Porque no hay que ser mezquinos, Laura fue célebre y puso al Perú en el ojo del mundo. De Bogotá a Caracas, de México a Miami. Hasta en La Habana de los hermanos Castro circulan hoy DVD que compilan los mejores episodios de un espacio que, como una gran terapia en vivo, logró que los peruanos sacaran a flote sus más íntimos traumas.
Era julio de 2004 y yo estaba ansioso por verla. Laura Bozzo vivía entonces en la cúspide de la fama, su drama insólito —una mujer encerrada en su propio estudio de TV— concitaba la atención de reporteros de la BBC de Londres, la CNN, Televisa, el New York Times. Todos venían en avión a entrevistarla, a capturar este valioso fragmento de su biografía novelada, a fotografiarla con alguno de los innumerables vestidos de Roberto Cavalli que guardaba en el armario. Ahora era mi turno. Fui a su casa, que era al mismo tiempo el set de grabación y la cárcel en que purgaba condena. Un policía vigilaba en la puerta. Los custodios personales de la diva me pidieron esperar. Luego recibieron la orden. Suba. Laura Bozzo me esperaba en su estudio. Había una foto de Eva Perón, la foto clásica, la que posee una admiradora snob, advenediza, novata. Laura no llevaba maquillaje: tenía el cachete hinchado y eso le daba una asimetría estremecedora que invitaba a frotarse los ojos.
—Yo solo quería que Laura aprendiera a respetar —dice.
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Premio Alfaguara 2009: Andrés Neuman
Andrés Neuman gana el Premio Alfaguara
El viajero del siglo es un ambicioso experimento. Propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del XXI. Buscando una posada para pasar la noche, Hans detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Se queda un día más y, al siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano que toca el organillo. Emocionado por la música, se acerca a dejarle una propina y a conversar con él. Pronto entablan amistad y la estancia de Hans se alarga indefinidamente. En una recepción de personalidades y familias importantes, conoce a unos apasionados contertulios y, sobre todo, a Sophie, la hija de uno de ellos. Aunque la joven está comprometida, surge el amor al que amenaza un enmascarado asesino que ronda la ciudad.
El viajero del siglo es un diálogo entre la Europa de la Restauración y los planteamientos de la Unión Europea; entre la educación sentimental actual y sus orígenes, entre la novela clásica y la narrativa moderna. Comparando el pasado y nuestro presente global, el relato analiza los conflictos actuales: la emigración, el multiculturalismo, las diferencias lingüísticas, la emancipación femenina y la transformación de los roles de género. Todo ello en un intenso argumento, no exento de intriga y humor, y con un estilo rompedor que ofrece a tan profundos asuntos un sorprendente cauce.
Las primeras líneas del libro a continuación:
¿Tie-ne frí-o-o?, gritó el cochero con la voz entrecortada por los saltos del carruaje. ¡Voy bie-e-en, gra-cias!, contestó Hans tiritando.
Luciérnagas desenfocadas, los faroles se agitaban al ritmo del galope. Las ruedas escupían barro. A punto de partirse, los ejes se torcían en cada bache. Los caballos inflamaban las mandíbulas, despedían nubes por las bocas. Sobre la línea del horizonte rodaba una luna opaca.
Hacía rato que Wandernburgo se dibujaba a lo lejos, al sur del camino. Pero, pensó Hans, como suele pasar al final de una jornada agotadora, aquella pequeña ciudad parecía desplazarse con ellos. Encima de la cabina el cielo pesaba. Con cada latigazo del cochero el frío se envalentonaba y oprimía el contorno de las cosas. ¿Fal-ta-a mu-cho?, preguntó Hans asomando la cabeza por la ventanilla. Tuvo que repetir dos veces la pregunta para que el cochero saliera de su ruidosa atención y, señalando con la fusta, exclamase: ¡Ya-a lo ve us-te-e-ed! Hans no supo si eso significaba que faltaban pocos minutos o que nunca se sabía. Como era el último pasajero y no tenía con quién hablar, cerró los ojos para descansar la vista.
Cuando volvió a abrirlos, vio una muralla de piedra y una puerta abovedada. A medida que se acercaban, Hans percibió algo anómalo en la robustez de la muralla, una especie de advertencia sobre la dificultad de salir, más que de entrar. A la luz ahogada de las farolas divisó las siluetas de los primeros edificios, las escamas de unos tejados, torres afiladas, ornamentos como vértebras. Tuvo la sensación de ingresar en un lugar recién desalojado, de que los golpes de los cascos y las sacudidas de las ruedas sobre los adoquines producían demasiado eco. Todo estaba tan quieto que parecía que alguien los espiaba conteniendo la respiración. El carruaje giró en una esquina, el sonido del galope se ensordeció: ahora el suelo era de tierra. Atravesaron la Calle del Caldero Viejo. Hans divisó un letrero de hierro balanceándose. Le indicó al cochero que parase.
El cochero descendió del pescante y al pisar tierra pareció desconcertado. Dio dos o tres pasos, se miró los pies, sonrió con extravío. Acarició el lomo del primer caballo, le susurró unas palabras de gratitud a las que el animal replicó resoplando. Hans ayudó al cochero a desatar las cuerdas de la baca, a retirar la lona mojada, a bajar su maleta y un gran arcón con manijas. ¿Qué lleva aquí, un muerto?, se quejó el cochero dejando caer el arcón y frotándose las manos. Un muerto no, sonrió Hans, unos cuantos. El cochero soltó una carcajada brusca, aunque una ráfaga de alarma le cruzó el rostro. ¿Usted también va a pasar la noche aquí?, preguntó Hans. No, explicó el cochero, yo sigo hasta Wittenberg, ahí conozco un buen sitio para dormir y hay una familia que necesita ir a Leipzig. Después, mirando de reojo el letrero que chirriaba, agregó: ¿Seguro que no quiere seguir un poco más? Gracias, dijo Hans, aquí está bien, necesito descansar. En realidad voy a Dessau, pero me gusta parar por el camino. Como quiera, señor, como quiera, dijo el cochero antes de carraspear varias veces. Hans le pagó, rechazó las monedas que sobraban y se despidió de él. A sus espaldas sonó un latigazo, el estremecimiento de la madera, la percusión de los cascos alejándose.
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domingo, 29 de marzo de 2009
UNA HORA SIN ENERGÍA ELECTRICA
Con las velas listas, un tablero de ajedrez y un radio de pilas, mi hija y yo esperamos que el reloj marcara las ocho y treinta de la noche para cerrar la llave general de la luz. Minutos antes habíamos visto algunas imágenes de ciudades como el estadio de Sydney, el Nido de China y la torre Effiel en imágenes paralelas. Es decir en un antes, encendido en su totalidad, y un después, en la contribuyente oscuridad con la que estos lugares, y otros en el mundo, se solidarizaban con la campaña mundial "Hora del Planeta".
Leo en un diario que el director del centro de reflexión Consensus Center en Copenhague, Bjorn Lomborg declara que "Aunque mil millones de personas apaguen las luces, el acontecimiento equivadrá a cortar las emisiones de China durante sólo seis segundos". Debe ser. Pero el asunto no iba por el ahorro de energía, sino como acto simbólico que haga entender a quienes este año se van reunir para hablar del planeta, que queremos mucho más que palabras y declaraciones.
Perdí el juego de ajedrez, nos acabamos la media botella de vino que me quedaba, acompañé a mi querida hija a buscar taxi que la lleve a su domicilio. Antes de despedirse me dijo, un tanto en broma y otro poco en serio, que estuvo feliz de compartir una de esas tantas locuras en la que anda gente como yo. Entonces le respondí, mientras cerraba la puerta del auto y le daba un beso en la mejilla, que al menos esa noche los locos habíamos sido más de mil millones.
En las fotos, la Plaza de Armas de Lima con el frontis del Muncipio apagado (foto RPP) y en la otra, obviamente, la Torre Effiel (foto El País).
viernes, 27 de marzo de 2009
POR LA VIDA, APAGUEMOS LAS LUCES ESTE SÁBADO POR LA NOCHE
Más de 1.700 ciudades de 80 países del mundo se unirán a esta propuesta y apagarán sus luces. ¿Servirá realmente? Los líderes del mundo, ¿asumirán su responsabilidad? Muchos escépticos creen que no, que ya es tarde para todo, que aquellos que realmente podrían hacer algo no tienen la menor intención de hacerlo porque su sordera, su ceguera y, más aún, su estupidez es definitiva. Tal vez. Sin embargo considero que es peor quedarse en la orilla observando mansamente nuestra destrucción.
El cambio climático es imposible de ocultar y debe ser imposible de ignorar. Los 10 años más calurosos de los que se tengan registros han ocurrido desde 1990. El hielo en el Ártico ha descendido a su nivel más bajo y un estudio plantea que dos terceras partes de la población de osos polares desaparecerá antes del año 2050. No obstante, no solo es cosa osos polares y de capas de hielo. Algo más está en riesgo – el cambio climático amenaza toda la vida en nuestro planeta. El cambio climático es el problema número uno que enfrenta el medio ambiente en el siglo XXI. Y países como Estados Unidos están entre los principales contribuidores de gases de efecto invernadero, con emisiones de dióxido de carbono que representan casi cinco veces más las emisiones del promedio mundial (datos tomados de La Hora del Planeta).
DIA MUNDIAL DEL TEATRO ¡FELICITACIONES!
Mis más cálidos saludos a la gente de teatro, saludos respetuosos no solo a los indómitos actores, productores, dramaturgos y directores sino a todos los demás, lo que incluye también a los espectadores quienes se dan el tiempo para ser cómplices de esta maravillosa dimensión artística milenaria.
El teatro, que ha estado presente en la cultural humana aun antes de que se inventara el lenguaje, se ha mantenido contra viento y marea en la vida del hombre, y muchas veces se ha encargado de enrostrarnos nuestras miserias sociales o de resaltar nuestras momentos más felices.
Si tomamos en cuenta los bailes de las sociedades primitivas, las ceremonias religiosas más antiguas, ya encontraremos los rastros del teatro. Si observamos a un grupo de muchachos jugar a buenos y villanos, allí también percibiremos la esencia misma de la representación teatral. El fenómeno dramático precede, en todas las culturas, al fenómeno literario o al de las artes plásticas, porque el hombre, para satisfacer su afán de creación y de imitación, utilizó antes que nada, el material disponible más próximo: el de sí mismo, el de su cuerpo.
martes, 24 de marzo de 2009
LAS ELÍPSIS DE HEMINGWAY
Meto mi cuchara un poco. La elipsis, en término fríamente gramaticales, consiste en suprimir en la frase una o más palabras que, aunque necesarias para que la estructura esté completa, no lo son para que se entienda lo que se dice. Por ejemplo, “Para casarse, Luis vendió su vieja moto y Ana, su máquina de coser”. En la segunda parte se he suprimido el verbo. Es es la elipsis gramatical.
Ahora bien cuando se trata de asuntos literarios, se habla de elipsis narrativa cuando se suprime una acción en su totalidad o un fragmento íntegro del acontecer de la historia. Hay una parte que no se muestra, no se cuenta, pero debe dejarse las claves para sobrentenderlo porque la importancia de ese hecho suprimido va a ser determinante para el conjunto de la historia. Más fácil es decirlo que trabajarlo en un relato. En esto, Hemingway fue un maestro.
Un hombre sabe que va a morir. Los que muy pronto se van a convertir en sus asesinos están cerca. Sin embargo, la resignación ha ganado la partida definitiva. No intenta huir, tampoco defenderse. "Una vez hice algo malo". Ésa es su respuesta. Lacónica. Sencilla. Es la larga escena inicial de Forajidos, obra maestra del cine negro dirigida en 1946 por el alemán emigrado a Estados Unidos Robert Siodmak, basada en el relato de Ernest Hemingway Los asesinos. ¿Qué lleva a un hombre a dejarse matar? A responder a esa ardua cuestión se dedica el resto de la película, que no el cuento. El texto de Hemingway culmina justo ahí. Es la imaginación del lector la que debe rellenar el vacío argumental. De modo que Siodmak y sus guionistas (oficialmente, Anthony Veiller en solitario, aunque extraoficialmente se sabe que también trabajaron John Huston y Richard Brooks) se apropian del papel de la imaginación y nos sirven el núcleo (prodigiosamente) escatimado por Hemingway.
lunes, 23 de marzo de 2009
MAS DE UN MILLÓN DE LIBROS DIGITALIZADOS
En situaciones como ésta es cuando cabe, perfectamente, aquello de que la vida es muy corta para todo lo que se quisiera hacer (o leer en este caso). El acceso a esos títulos se realizará a través de la librería virtual de Sony, eBook Store, y requiere al usuario tener una cuenta con ese servicio y descargar un programa informático, que también es gratuito.
Ahora bien, el asunto no es tan sencillo, ni tampoco tan grato. Hace unos días leí en el blog de Iván Thays que se están digitalizando una enorme cantidad de libros y que los autores tienen que avisar que no quieren ser “digitalizados, de lo contrario se daba por sobrentendida su aceptación
Ivan escribe: Soy un creyente convencido del libro digital y del futuro de los e-books. Pero aceptar que Google digitalice tus libros es una peligro porque sabe Dios qué hará con ellos después. Google es una anarquía absoluta pero, al mismo tiempo, un negocio muy bien pensado que ejerce su poder ahí donde los derechos de los otros son ambiguos. Por ejemplo, la campaña que ha lanzado para digitalizar millones de libros es una trampa. No es el proceso habitual, en el que una empresa muestra interés particular por tu libro y luego se contacta contigo, sino lo contrario: quiere que los autores se contacten con ellos para evitar ser digitalizados. Si no lo hacen en un plazo relativamente breve, que ya se vence, dan por "sentado" que el autor está conforme en ser digitalizado y pueden hacerlo libremente y, además, no tienen ningún reparo en hacer negocio luego con esa versión.
sábado, 21 de marzo de 2009
BUSCANDO A CORTÁZAR EN PARÍS
miércoles, 18 de marzo de 2009
Casa de César Vallejo será remodelada
Trujillo (El Comercio Norte).- Cuando uno llega a Santiago de Chuco inmediatamente se percata de la relación que hay entre esa provincia y el gran poeta César Vallejo Mendoza: la plaza, el hospital, el colegio y la avenida principal llevan su nombre. Sucede que, sin duda, este es el hijo más ilustre de esta localidad. Su casa, por tal motivo, se convirtió en un santuario para los santiaguinos y todos los seguidores del vate.
Por eso ahora, tras varios años de abandono, el inmueble será remodelado, a fin de evitar que colapse, ya sea por las lluvias o por la desidia.
Según se explicó, el trabajo estuvo a cargo del mismo equipo profesional que hizo el proyecto de la iglesia de Angasmarca, encabezado por el arquitecto Humberto Palacios Miró Quesada, en coordinación con la arquitecta Ana Elisa Berengel y los ingenieros Manuel Cárdenas y David Gutiérrez.
“Para nosotros esta es una gran noticia. La remodelación del inmueble permitirá potenciar la provincia con los otros atractivos turísticos, más aun ahora que se viene mejorando la carretera que llega hasta nuestra localidad. Esto se está buscando desde hace muchos años. Este es un gran día para los santiaguinos”, dijo emocionado el burgomaestre.
Ahora el expediente técnico se encuentra en manos del INC La Libertad. Ellos tendrán, en un plazo no mayor de dos semanas, que dar la viabilidad al proyecto.
Según indicó Silvia García, encargada de administrar la entidad cultural, este documento ahora será revisado y luego enviado a Lima, donde darán el visto bueno. “Solo se detendrá la obra si tiene alguna observación, pero creemos que no será así porque se elaboró con nuestra asesoría”, sostuvo.
Si bien aún no han dado fecha para su culminación, se sabe que la remodelación concluiría este año.
lunes, 16 de marzo de 2009
Augusto Effio, mención honrosa Caretas
Jaime Bayly los lunes en Perú.21
domingo, 15 de marzo de 2009
Marco García Falcón, mención honrosa Caretas
–Soy yo –dijo una mujer de edad poniéndose de pie y caminando hacia el consultorio con una elegancia y una altivez poco usuales para sus años.
–Pase, por favor –le sonrió la enfermera–. El doctor la está esperando.
La señora Bronstein entró al consultorio y el doctor Gutiérrez se paró un instante de su escritorio para darle la mano.
–Qué gusto verla –le dijo–. Tome asiento, por favor.
La señora Bronstein se acomodó en la silla, un poco sorprendida con la intensidad con que el médico, un hombre casi tan viejo como ella, la observaba.
–¿Cómo se encuentra? –preguntó al fin el doctor.
–Con achaques. Pero digamos que, en general, bien.
–¿Sabe? –dijo el médico en un tono como de confesión–. No quiero importunarla ni ser malinterpretado por esto, pero desde la primera vez que la vi quise comentarle algo. Le encuentro un aire a una persona muy famosa...
–¿Famosa...? –repitió inquisitivamente la señora Bronstein, interesándose por lo que el doctor decía.
–Sí –continuó él–. Usted tiene unas facciones y unos ojos muy parecidos a los de una mujer que hace muchos años fue muy conocida: la Miss Mundo del 57. ¿No se lo han dicho antes? Era una finlandesa que, si la memoria no me falla, se llamaba María Lindahl. Yo me acuerdo de ella porque justo ganó en el mismo año en que Gladys Zender obtuvo el Miss Universo...
–Se llamaba Marita... –precisó la señora Bronstein– Marita Lindahl..
–Es cierto –se entusiasmó el médico, contento de que su paciente le siguiera el hilo de la conversación–. Me imagino que es algo que siempre le han dicho...
–No siempre –se sonrió ella levemente–. Y menos ahora que estoy vieja. Pero ya que lo menciona, le diré que yo soy Marita Lindahl..
El doctor Gutiérrez se quedó asombrado, sin saber qué decir. En su momento había admirado, como muchos otros jóvenes de su generación, la singular belleza de aquella mujer. Atesoraba, incluso, algunos recortes periodísticos en los que ella aparecía retratada.
Llevo el apellido de mi esposo, de mi segundo esposo –prosiguió la señora Bronstein–. Es lo usual aquí, ¿no? Lo que sí no he dejado de usar es mi nombre Marita...
–Así que tenemos a una de las primeras Miss Mundo en esta clínica –proclamó el médico tratando de recuperarse de la sorpresa–. ¿Está de visita por el Perú? Habla muy bien el castellano. Casi no se le nota el acento...
–Vivo aquí desde hace quince años. Mi esposo era judío pero nació acá. Nos conocimos en Helsinki; él tenía unos negocios por allá. Hemos vivido en muchos países, pero al final nos vinimos para acá...
–No estaba al tanto –se excusó con cierto pesar el doctor Gutiérrez–. En realidad, nunca he sabido que le hayan hecho una entrevista o algo así, y usted debería ser tratada como toda una celebridad...
–Una celebridad de hace cincuenta años –ironizó ella–. Pero no. Nadie sabe de eso. Yo aquí soy la señora Bronstein...
–Pero en todo este tiempo me imagino que alguien más la habrá reconocido...
–Un par de veces, hace varios años. Pero lo negué. Además yo casi nunca salgo a la calle. No me gusta la vida social...
–O quizá lo que no le gusta es Lima...
–No mucho, la verdad, aunque el Perú sí. He ido a algunos pueblos muy bonitos, pero en general no soy una persona que se apasione por las cosas. Los finlandeses somos así, melancólicos por naturaleza. Dicen que somos la nación con la mayor tasa de suicidios... Además, me he ido quedando sola...
–¿Falleció su esposo...?
–Hace diez años... Fue algo duro. Pero lo más terrible fue haber perdido antes a mi único hijo. Murió muy joven, haciendo alpinismo...
–Entiendo, ningún padre está preparado para eso –reflexionó con voz comprensiva el médico–. Pero, dígame, ¿en qué ocupa ahora usted su tiempo?
–Leo. Leo mucho. Me gustan las novelas. Antes iba a las librerías a comprarlas, pero ahora las pido por internet. Es más fácil..
–Es más fácil, sí, pero de vez en cuando es bueno hacer algo de ejercicio...
–Sí, sí; lo sé. Yo hago yoga. Me relaja mucho. Una instructora muy buena viene a mi casa una vez por semana...
–Pero no todo tiene que hacerlo en casa. No tiene por qué quedarse encerrada...
–Encerrada... –repitió pensativa la señora Bronstein–. Quizás ése sea un buen calificativo para mí... ¿Sabe? Desde que gané el concurso me he sentido como encerrada; como si, aunque nadie me viera, tuviera que comportarme como una reina. Mi primer matrimonio fracasó por eso: me tenían como un adorno, casi como un trofeo... Luego vino mi segundo esposo, que fue como un respiro hasta que murió mi hijo. Sí, a veces es como si estuviera encerrada, encarcelada en el pasado. Supongo que la muerte será una suerte de liberación...
–Créame que eso es algo que sentimos todas las personas mayores –trató de alentarla el doctor Gutiérrez–. Lo que tenemos que hacer es saber disfrutar del presente, darnos cuenta de lo nuevo...
–Bueno... ese dolor en la espalda por el que vine era algo nuevo, doctor... –aprovechó la señora Bronstein para retomar el motivo de la consulta–. ¿Cómo salieron mis exámenes?
El médico buscó los resultados en su escritorio y por primera vez los revisó. No había tenido tiempo de hacerlo antes. Después de algunos minutos, habló.
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Beto Ortiz sobre Guillermo Thorndike
Gran Torino, lo último de Clint Eastwood
Sobre el Museo de la Memoria
Aunque ha pasado ya una semana de la publicación de esta argumentación vargasllosiana, creo que es importante leerla y no solo haber escuchado que nuestro mayor escritor ha generado una polémica con el ministro de Defensa, Antero Flores Aráoz, en donde una vez más un político no hace más que desprestigiar con ignorancia y argumentos débiles, por no decir de una ficción fronteriza, una necesidad nacional.
Por Mario Vargas Llosa (El Comercio)
El autor de esta teoría —que el Perú no necesita museos mientras sea pobre y con carencias sociales— es el señor Ántero Flores-Aráoz, ministro de Defensa del Gobierno Peruano. No se trata de un gorila lleno de entorchados y sesos de aserrín sino de un abogado que, como profesional y político, ha hecho una distinguida carrera en el Partido Popular Cristiano del que se separó hace algún tiempo para representar al Perú como embajador ante laOEA (Organización de Estados Americanos). ¿Qué puede inducir a un hombre que no es tonto a decir tonterías? Dos cosas, profundamente arraigadas en la clase política peruana y latinoamericana: la intolerancia y la incultura.
Para situar el úcase del ministro en su debido contexto hay que recordar que, entre 1980 y 2000, el Perú padeció una guerra revolucionaria desatada por Sendero Luminoso cuyo salvajismo terrorista provocó una respuesta militar de una desmesura también vertiginosa. Cerca de 70 mil peruanos, la inmensa mayoría de los cuales eran humildes campesinos de los Andes y habitantes de los pueblos más pobres y marginales del país, murieron en ese cataclismo.
Al terminar la dictadura de Alberto Fujimori (a punto de ser condenado en estos días por los crímenes contra los derechos humanos perpetrados durante su régimen), el gobierno democrático nombró una Comisión de la Verdad y la Reconciliación para investigar la magnitud de esta tragedia social. Presidida por un respetado intelectual y filósofo, el doctor Salomón Lerner, ex rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la comisión elaboró un documentado estudio de esos años sangrientos y un cuidadoso análisis de las causas, consecuencias y el saldo en vidas humanas, destrucción de bienes públicos y privados, torturas, secuestros, desaparición de personas y de aldeas de la violencia de esos años. Un vasto sector de opinión pública reconoció el valioso trabajo de la comisión, pero, como era de esperar, sus conclusiones fueron criticadas y rechazadas por círculos militares y por las pandillas sobrevivientes del fujimorismo que, de este modo, se curaban en salud de su complicidad con un régimen autoritario que, además de cleptómano y corrompido hasta los tuétanos, detenta un pavoroso prontuario de asesinatos, torturas y desapariciones perpetrados con el pretexto de la lucha antisubversiva.
La comisión organizó, con los materiales de su investigación, una de las más conmovedoras exposiciones que se hayan visto jamás en el Perú y que todavía se puede visitar, aunque en formato algo reducido, en el Museo de la Nación, en Lima. Llamada “Yuyanapaq” (Para recordar), muestra, en fotos, películas, cuadros sinópticos y testimonios diversos la ferocidad demencial con que los terroristas de Sendero Luminoso y del MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru), y, también, comandos de las Fuerzas Especiales y grupos de aniquilamiento —como el tristemente célebre grupo Colina— sembraron el horror segando decenas de millares de vidas humanas inocentes y la impotencia y desesperación de los sectores más humildes y desamparados del país ante ese vendaval que se abatió sobre ellos desencadenado por el fanatismo ideológico y el desprecio generalizado de la moral y de la ley.
Cuando la primera ministra alemana, Angela Merkel, vino en visita oficial al Perú ofreció que su gobierno ayudaría a financiar un museo de la memoria, que, siguiendo las pautas sentadas por “Yuyanapaq”, sería, a la vez, un documento genuino, didáctico y aleccionador sobre los estragos materiales y morales que padeció el Perú en los años del terror y un llamado a la reconciliación, a la paz y a la convivencia democrática. Por razones obvias, Alemania es sensible a estos temas y no es extraño que un país que ha hecho un admirable esfuerzo para enfrentarse a un pasado atroz con sentido autocrítico y ha conseguido superarlo y es por eso, ahora, una sociedad sólidamente democrática, haya querido apoyar la iniciativa de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
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