“Una noche, al principio de los tiempos, un grupo de hombres se reunió en una cantera para calentarse alrededor de una hoguera y contar historias. De repente, a uno de ellos se le ocurrió levantarse y utilizar su sombra para ilustrar su historia. Usando la luz de las llamas hizo que sus personajes aparecieran más largos que en la vida real sobre los muros de la cantera. Asombrados, los demás reconocieron uno a uno al fuerte y al débil, al opresor y al oprimido, al dios y al mortal”. Había nacido el teatro. Este fragmento que le pertenece a Robert Lepage, dramaturgo canadiense, fue de uno de los tantos merecidos discursos dados como parte de las celebraciones por el Día Internacional del Teatro.
Mis más cálidos saludos a la gente de teatro, saludos respetuosos no solo a los indómitos actores, productores, dramaturgos y directores sino a todos los demás, lo que incluye también a los espectadores quienes se dan el tiempo para ser cómplices de esta maravillosa dimensión artística milenaria.
El teatro, que ha estado presente en la cultural humana aun antes de que se inventara el lenguaje, se ha mantenido contra viento y marea en la vida del hombre, y muchas veces se ha encargado de enrostrarnos nuestras miserias sociales o de resaltar nuestras momentos más felices.
Si tomamos en cuenta los bailes de las sociedades primitivas, las ceremonias religiosas más antiguas, ya encontraremos los rastros del teatro. Si observamos a un grupo de muchachos jugar a buenos y villanos, allí también percibiremos la esencia misma de la representación teatral. El fenómeno dramático precede, en todas las culturas, al fenómeno literario o al de las artes plásticas, porque el hombre, para satisfacer su afán de creación y de imitación, utilizó antes que nada, el material disponible más próximo: el de sí mismo, el de su cuerpo.
Mis más cálidos saludos a la gente de teatro, saludos respetuosos no solo a los indómitos actores, productores, dramaturgos y directores sino a todos los demás, lo que incluye también a los espectadores quienes se dan el tiempo para ser cómplices de esta maravillosa dimensión artística milenaria.
El teatro, que ha estado presente en la cultural humana aun antes de que se inventara el lenguaje, se ha mantenido contra viento y marea en la vida del hombre, y muchas veces se ha encargado de enrostrarnos nuestras miserias sociales o de resaltar nuestras momentos más felices.
Si tomamos en cuenta los bailes de las sociedades primitivas, las ceremonias religiosas más antiguas, ya encontraremos los rastros del teatro. Si observamos a un grupo de muchachos jugar a buenos y villanos, allí también percibiremos la esencia misma de la representación teatral. El fenómeno dramático precede, en todas las culturas, al fenómeno literario o al de las artes plásticas, porque el hombre, para satisfacer su afán de creación y de imitación, utilizó antes que nada, el material disponible más próximo: el de sí mismo, el de su cuerpo.
Desde 1961, el Instituto Internacional del Teatro, consideró que, dada la importancia de este género literario. Así, escogió el día 27 de marzo para celebrar el arte más antiguo de los creados por el hombre. Desde entonces, cada año, el 27 de marzo, antes de empezar, en cualquier lugar del mundo, la función, es leído un mensaje escrito por alguna de las destacadas personalidades del teatro. Este años, en Lima, el homenaje a la gente de teatro cayó en ilustres personas como la actriz Delfina Paredes y el incansable Edgardo Guillén. Un abrazo cálido para ellos y para todos los que viven para el teatro en en este difícil país.
Ah, les paso la voz que las actividades por el Día del Teatro van hasta el domingo 29 en el que se llevará a cabo La Gran Maratón Teatral, de manera totalmente gratuita, desde las 4:00p.m. en el Parque de la Muralla, el Pasaje Santa Rosa, la Alameda Chabuca Granda y el Parque Universitario, con la participación de los destacados grupos teatrales Artimaña, Lunasol, Carlitos Chaplin, Waytay, Haciendo Pueblo, Eureka Teatro y Tuquitos Teatro, quienes interpretarán divertidas obras relacionadas con la protección de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente y aptas para toda la familia. Ni hablar. Hay que darse una vuelta por algunos de esos lugares, o por todos, si aguanta el cuerpo.
Foto tomada del blog de Danicasalla
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