miércoles, 29 de julio de 2015

NO AL IMPUESTO A LOS LIBROS



ESTÁ POR VENCER  EL PLAZO DE EXONERACIÓN DE IMPUESTOS AL LIBRO EN PERÚ

En octubre del 2003 el Ejecutivo promulgó la Ley de Democratización del Libro y Fomento de la Lectura, donde se establecía que por doce años los libros no pagarían Impuesto General a las Ventas (IGV) y tendrían aranceles preferenciales para su importación.
Si el Ejecutivo no prorroga esta exoneración, un libro editado en el Perú podría costar un 18% más por el IGV, mientras que los importados subirían entre un 30% y un 33%. Además, estos estarían sujetos al IGV, al que – según se dice -  se le sumaría entre un 12 y 15% por tasas en aduanas.
La Cámara Peruana del Libro (CPL) – en el marco de la Feria Internacional de Libro 2015 (FIL)  - viene recolectando firmas del público para evitar que los precios de los libros en el Perú suban.
Con esta campaña – y todas las demás que se puedan organizar -  lo que  se busca es llamar la atención del Congreso de la República y el Ejecutivo, especialmente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para que se extienda la vigencia de varios artículos de la actual Ley del Libro que exonera a las obras del pago de gravámenes.
Con la exoneración del pago de impuesto a la renta por derecho de autor, la producción de libros en el país se ha duplicado en los últimos diez años. En el 2003, año en que entró en vigencia dicha exención, la cifra bordeaba las 3.500 publicaciones y en el 2012 se incrementó a más de 6.000.

EL TEMA DE LOS IMPUESTOS A LOS LIBROS EN AMÉRICA LATINA

En Argentina, país los libros están exentos de cualquier impuesto el material editorial.  En Brasil es cuentan con un artículo de la constitución de 1988 que les confiere a los libros inmunidad tributaria.
En Cuba, Ecuador, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, quienes compran libros están exentos de pagar IVA por ellos. Lo mismo sucede en Colombia y México.
En Bolivia, donde se aplica un IVA del 13% a los libros, la Cámara Boliviana del Libro está trabajando, junto a los ministerios de Educación y de Cultura, en un proyecto de ley para eliminar el gravamen.

UNÁMONOS A ESTA CAMPAÑA

Si bien es cierto que no es recomendable – para una sana economía – plantear exoneraciones de impuestos a productos que, probablemente, también podrían reclamarlo, en el caso de los libros, hay razones sólidas y trascendentes que la respaldan. El crecimiento de una nación no solo debe  medirse por su  consolidación económica, sino por su afirmación cultural y  su fortalecimiento educativo. Esta es una  aseveración aceptada por tirios y troyanos.
En este sentido, el libro sigue siendo un  medio a través del cual, no solo se puede acceder a toda clase de conocimientos, sino, y más importante aún, se accede a una información mucho más elaborada que la que se encuentra, por ejemplo, en las páginas de Internet, al menos por ahora. Salvo las lamentables excepciones de siempre, por lo general,  los contenidos de los libros pasan por una mayor reflexión por parte del autor  y un mayor control editorial.
Algo más, aparte de la múltiple y mejor pensada  información que suelen brindar los libros, estos permiten el ejercicio de  capacidad de abstracción, lo que, a su vez, desarrolla las capacidades básicas que se reclama en todo proceso educativo formativo.
Por supuesto que hay estudiosos que tienen una mayor autoridad para ampliar y fundamentar lo dicho en los párrafos anteriores; sin embargo, lo irrebatible es que los libros son medios aún fundamentales si se habla desarrollo educativo.
German Coronado, presidente de la Cámara Peruana del Libro, recientemente ha afirmado: “Los libros generan conocimiento, inclusión, más oportunidades. Si no fomentamos todas las formas de cultura, el Perú va a convertirse en un país de gente de muy poco criterio y escasa visión de mundo”. Totalmente de acuerdo.
Unámonos ya a esta Campaña. Cuando vayan a la FIL 2015, busquen  el estand en donde se está haciendo la colección de firmas que serán enviadas al Congreso, y cuando pase la Feria, estemos atentos a toda actividad que evite que los libros sean recargados con impuestos que – lamentablemente –  nos alejarían de ellos.