Nuestra indignación debe escucharse ante cualquier acto humano cruel contra otro ser humano. Una guerra, por ejemplo, es el caso máximo de enajenación. Ya son cientos, y si esto no se detiene, miles de inocentes quienes están muriendo en Gaza. Sin embargo, acepto que tengo límites para explicar la complejidad de las tensiones sociales, políticas, culturales y religiosas que mantienen este conflicto ante la atenta, pero silenciosa, mirada de casi todo el mundo. No es solo una reivindicación judía post guerras mundiales, tampoco la defensa simple de la autonomía. El asunto vá más allá. En palabras de Ariel Segal, es decir desde otra perspectiva, lo que pasa en la franja de Gaza responde a las siguientes circunstancias:
Gaza: Claves sobre un conflicto anunciado
El análisis de la tragedia de Gaza, y en general, del conflicto palestino-israelí, es sumamente complejo y tiene muchos ángulos históricos, políticos, y sobre todo emocionales, que hacen imposible – como la mayoría de las atávicas confrontaciones que ocurren en el mundo – explicar con justicia hacia todas las partes, en el breve espacio o tiempo de columnas periodísticas o espacios de radio o TV.
Los palestinos tienen muchos argumentos para responsabilizar a gobiernos de Israel por sus actuales sufrimientos, al igual que a los israelíes no les falta razón al señalar al liderazgo palestino por el fracaso de aprovechar numerosas oportunidades diplomáticas para acabar con décadas de derramamiento de sangre entre ambos pueblos. Si se trata de buscar culpables del pasado, no faltan protagonistas, que incluyen, además de a los protagonistas directos del conflicto, al colonialismo europeo en el Medio Oriente, al mundo árabe en general y a las grandes potencias de ayer y de hoy.
Una vez aclarado la imposibilidad de explicar, con la profunidad que amerita, un conflicto de décadas complicado por factores actuales, y, lamentando la muerte de civiles inocentes en Gaza y el sufrimiento de residentes del sur de Israel, ofrezco algunas claves para analizar la reciente situación: - Los palestinos son un pueblo árabe, de mayoría musulmán, pero no exclusivamente, cuya mayoría habita en dos territorios que están separados: Cisjordania, que limita con Israel y Jordania, y Gaza, una pequeña franja entre el sur de Israel y Egipto. En 1993 Gaza pasó a jurisdicción de la llamada Autoridad Palestina, del grupo Fatah – herederos políticos de Yasser Arafat – hasta que en 2007, el grupo islamista radical Hamas, que había ganado las elecciones parlamentarias palestinas, tomó el control total de la franja.
- Hamas, a diferencia de Fatah, se niega a reconocer el derecho de Israel a existir, no renuncia al terrorismo y tiene como objetivo la creación de un Estado Palestino fundamentalista, basado en las leyes del Corán, mientras que en Cisjordania el Fatah plantea la creación de un Estado laico, coexistiendo junto a su vecina Israel.
- Israel se retiró de la mayor parte de Gaza tras los Acuerdos de Oslo de 1993, y en el 2005 sacó, de manera unilateral, a todos los colonos judíos y a su ejército de toda la franja.
- Desde que Hamas controla Gaza, son frecuentes los lanzamientos de cohetes Qassam contra ciudades del sur de Israel, y a su vez, bombardeos israelíes de represalia contra objetivos de Hamas.
- Hay consenso entre Israel, la Autoridad Palestina, Europa, Estados Unidos, Rusia y la ONU que Fatah debe retomar el poder de Gaza para que sea posible negociar, junto con Cisjordania, el establecimiento definitivo de un Estado Palestino.
- Hay polémica dentro de Israel, y por supuesto, en el mundo, sobre el bloqueo económico de Israel a Gaza, como medida para debilitar la popularidad de Hamas. Por supuesto, está en juego la crisis humanitaria de carencia de servicios básicos en el territorio más densamente poblado en la tierra, con 1,4 millones de habitantes en solo 360 km². Hasta el momento, esta política no ha dado los resultados deseados por Israel.
- Hay legítima preocupación israelí por la ayuda que está recibiendo Hamas de grupos como Al Qaeda, e incluso de Irán, que les ha permitido armarse hasta los dientes gracias a túneles subterráneos a través de la frontera egipcia (muchos de éstos han sido destruidos por los recientes bombardeos israelíes).
- Hamas apuesta a tumbar al Fatah, también, en Cisjordania y así hacer una guerra de aniquilación de Israel desde ambos territorios.
- No se puede negar que, aunque Hamas dio al actual gobierno de Israel, una gran excusa de represalias al lanzar durante tres días seguidos centenares de cohetes a ese país, que tanto Ehud Barack - Ministro de Defensa y candidato a Primer Ministro por el Partido Laborista, - como Tzipi Livni - canciller, y candidata al mismo cargo por parte del Partido Kadima - aprovechan la situación para sacar réditos políticos contra el favorito a ganar las elecciones de febrero, Binyamin Netaniahu, del partido Likud.
- El ataque israelí a Gaza, del Sábado 27 de diciembre, ha sido el más drástico desde 1967, cuando Israel conquistó la franja, quizá como elemento disuasivo ante un Hamas excesivamente confiado y desafiante, y el factor sorpresa fue un gran éxito para el gabinete israelí que había anunciado una espera de 48 horas para decidir cómo reaccionar a los ataques perpetrados por Hamas. Desde el punto de vista militar se nota un aprendizaje con respecto a los errores cometidos contra Hezbolah en El Líbano.
- Hamas ha tenido muchas pérdidas logísticas y militares, pero la experiencia demuestra que esto no necesariamente, con el paso de los días, sacará de juego a esa organización del juego político de Gaza.
- Ambas partes, cuando se hablan de las víctimas, responsabilizan a la otra. Israel insiste que casi todos los muertos son militantes de Hamas, mientras que esta organización dice que son civiles. En la guerra propagandística es difícil precisar la verdad.
- Comienza a generarse un consenso de que la solución de la crisis de Gaza pasa por el envío de tropas internacionales a ese territorio, que controlen a Hamas e impidan que siga en el poder.
Entre estas claves para la comprensión del conflicto no se detectan las cadencias emocionales – de dolor y sufrimiento – que quien las escribe las comparte, con todas las víctimas inocentes, sea cual sea su pertenencia.
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