(Adaptado de La Librería) El lector es una obra aparecida en septiembre de 1997 y que ha tenido ocho amplias ediciones en su formato original y unas cuantas en su edición de bolsillo.
La historia del libro es sencilla a pesar de los recovecos insinuantes en los que nos sumerge una vez iniciada la lectura. Un chico de quince años atraviesa una hepatitis en época de la posguerra alemana. Vive en un tranquilo y pobre barrio junto a su familia. Un día, volviendo a casa desde el colegio, se encuentra mal y empieza a vomitar en plena calle. Hasta él llega una mujer que aparenta ser unos veinte años mayor. Le ayuda a lavarse y a encontrarse mejor, hasta que vuelve a casa. Al cabo de unos días su madre le pide que le lleve un ramo de flores como agradecimiento por su bondad. Y es en ese momento en el que, a consecuencia de la edad y su inocencia, empieza una relación amorosa dotada de ciertos hábitos especiales. Una relación que empieza ineludiblemente en una bañera y con las lecturas de ciertos clásicos por parte de Michael y que a ella, Hanna, le causan un gran placer. La mujer ejerce de revisora en un tranvía con unos horarios alternantes. Esta relación, a veces tormentosa, llega a su fin en el momento en el que ella, sin ningún tipo de explicación, desaparece. Pero el destino siempre vuelve, y el azar hará que Hanna conviva con él hasta el fin de sus días.
Nos encontramos con una obra compleja, bastante compleja. Lo que puede ser una historia romántica al más puro estilo “El graduado”, se nos va enrevesando con unos complejos mecanismos que no acabamos de dilucidar bien. Y es que, cuando nuestro chiquillo pasa a estudiar Derecho y a hacer ciertas prácticas en un juicio, empiezan a aflorar esos fantasmas del pasado y que vuelven con unas facetas que no teníamos idea de su repercusión. Y son esos fantasmas del pasado los que le hacen madurar al protagonista y los que le logran perturbar tomando conocimiento de hechos que creía alejados y que, a la postre, atormentan a todos aquellos que han tenido una mínima relación con los sucesos del holocausto.
Porque de eso es lo que va el relato. De la pena y la redención, de la expiación y la culpabilidad, del amor y el odio, de todo ello mezclado y de cómo el tiempo, que todo lo borra, no es capaz de ni tan siquiera depositar una pátina de lejanía en unos sucesos que nos han dejado sin aliento. Micheal no es capaz de discernir, en su maduración, si ese amor que ha condicionado toda su vida y ha llevado a la bancarrota a su posterior matrimonio, es algo por lo que merece luchar y redimir o es algo por lo que olvidar y pasar página. Pero muy a su pesar, esa página pesa demasiado en su memoria como para dar esquinazo a ese primer amor que nos marca de forma indeleble. Y esas lecturas, que en un principio toma por puro placer sensual junto a la bañera, se convierten en una losa placentera pero ineludible y que mantendrá durante los casi veinte años de separación, gracias a cintas magnetofónicas, y a pesar de saber la verdad sobre la historia de su amante. Porque ¿somos nosotros, meros espectadores de ese pasado infierno, jueces valedores en caso de saber la verdad sobre los acontecimientos? En este caso ni los consejos de su padre, filósofo y maestro, ni los de su profesor de Derecho, le harán ver que la redención hay que trabajársela uno mismo. En este caso la culpable Hanna. Que sus ayudas pueden ser algo que haría más daño que beneficio está por ver, un algo que con los años entenderá aunque arrastre ese pesar toda su vida…
Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) ejerce de juez y vive entre Bonn y Berlín. Es el autor de tres novelas policíacas acogidas con gran éxito de público y galardonadas con diversos premios: La justicia de Selb, escrita en colaboración con Walter Popp, y, ya en solitario, El engaño de Selb y El fin de Selb. Después publicó El lector, que fue saludada como un gran acontecimiento literario, tanto en Alemania como en sus treinta traducciones, se convirtió en un extraordinario best-seller internacional y fue galardonada, entre otros, con el Premio Hans Fallada y el Welt de Literatura, el premio italiano Grinzane Cavour y el francés Laure Bataillon, y el Premio Ehrehgabe de la Dusseldorf Heinrich Heine Society. Su posterior libro, Amores en fuga, confirmó su extraordinario talento. El regreso es su última novela.
La reseña de Anagrama de El lector es la siguiente:
"Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó... Bernhard Schlink ha escrito una deslumbrante novela sobre el amor, el horro y la piedad; sobre las heridas abiertas de la historia; sobre una generación de alemanes perseguida por un pasado que no vivieron directamente, pero cuyas sombras se ciernen sobre ellos".
1 comentario:
Seguiré su recomendación y leeré este libro. Me encanta su blog.Tiene notas muy interesantes. Lo visitaré con mas frecuencia.
Queria preguntarle algo¿Ud cree que "rayuela" o "ríos profundos" sea muy complejo de entender para alguien que recien terminó la secundaria?
Le agredeceré su opinión.
Puede responderme a
hipatia282@hotmail.com
o a mi gmail
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