viernes, 24 de septiembre de 2010

Lucía Carranza gana premio de poesía "Manuel Scorza"

Me complace difundir una noticia como esta, Lucía Carranza Sotomayor, estudiante de sociología en San Marcos y, por lo visto, poetisa talentosa, hace unos días fue declarada ganadora en el Primer Concurso de Poesía y Cuento “Manuel Scorza”, evento organizado con el apoyo del Centro de Estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, CELIT.
He conocido indirectamente a Lucía porque terminó sus estudios secundarios en un colegio en donde dicto clases de gramática. Del mismo modo, tengo el honor de conocer a su padre, un brillante profesor en el intrincado mundo de los números.
¿Cómo así una chica tan brillante insiste en delito de poesía? Allí está el detalle. En todo caso, ese puede ser tema para otra nota pesimista sobre la literatura, pero en otro momento. Por ahora, lo que cabe es celebrar este reconfortante respaldo al talento de esta joven promesa cuya frescura trasluce en sus palabras, las que transcribo a continuación:
Actualmente estoy estudiando sociología en la San Marcos, estoy en el último ciclo, ya en diciembre termino. La idea era estudiar en un principio actuación, pero por recursos económicos no se pudo, así que me metí a cuanto taller pude de actuación, en total habré estado como 6 años (o quizá más) estudiando actuación en diversos talleres.
Me gusta escribir, y me gustaría publicar pero aún siento que me falta mucho para hacerlo. Creo que tengo que ir con calma.
Me gusta la poesía que exprese mucha de la corporeidad, de las sensaciones, una de mis favoritas es Blanca Varela, y en general, me encanta Julio Cortazar, y no puedo dejar de mencionar los cuentos de José B. Adolph).

SOLUCIÓN A MIS MANOS FRÍAS

Paso de todo, menos de mi cuerpo.

Siento tanto y no de pedir perdón

porque no soy culpable. Yo alcanzo.

Me alimento y no me alimento.

No quiero decir prohibido,

las verduras las frío.

Ellos no saben cómo me quedo.

Me gusta el calor del auto.

Cuando entro, no necesito

frotarme las manos,

ellas están en familia.

El espejo retrovisor tiene doble función:

veo la pista y todo el tráfico de Lima,

para luego querer arrancarme cejas y pestañas,

y morder los labios es tan necesario.

.

1 comentario:

DIANA dijo...

MARAVILLOSO