No me cansaré de repetir que la literatura no sólo me complementa, sino, también, me ha permitido conocer a un invalorable grupo de amigos. Para mi fortuna, este número de amigos sigue incrementándose cada día. Este es el caso de Mateo San Martín. Un joven delgado y carismático cuya inteligencia trasluce sin mayor esfuerzo. Sabía ya que Mateo caminaba cómodamente por varios caminos del arte: el dibujo, la pintura, el guión, el cuento. No es sorpresa que la necesidad expresiva de un artista busque todas las herramientas necesarias para lograr darle forma a esa visión personal del entorno.
El cuento que cuelgo a continuación es una breve muestra de lo que proyecta, para el futuro, este joven escritor.
EL DIÁLOGO MÁS MALCRIADO
-¿Qué?
-No.
-¿Pero por qué?
- Ya te dije que no.
-Ya pues.
-Ya basta.
-¡No te cuesta nada!
-YA DEJA DE JODER.
-Por favor no me pegues.
-¿Quién dice que te voy a pegar?
-Por favor no me pegues.
-Ven, vamos a comer un helado.
-Por favor no me pegues.
-Creo que lo que necesitas es una buena cachetada.
-¿Vamos a comer helado?
- Creo que lo que necesitas es una buena cachetada.
- El miércoles tenemos que ir a ese lugar.
- Creo que lo que necesitas es una buena cachetada.
- Quizás luego podemos ver unas películas.
- Creo que lo que necesitas es una buena cachetada.
-Quítate la falda.
-No.
-¿Pero por qué?
- Ya te dije que no.
-Ya pues.
-Ya basta.
-¡No te cuesta nada!
-YA DEJA DE JODER.
- Quizás si te traigo un matecito.
-YA DEJA DE JODER.
-Ahora solo tienes que dejarte llevar por el mate.
-YA DEJA DE JODER.
-Siente mi mano en tu cuello.
-YA DEJA DE JODER.
-Siente mi mano es tu pecho.
-YA DEJA DE JODER.
-Siente mi mano en tu vientre.
-YA DEJA DE JODER.
-Siente mi mano en tu ingle.
-No dejes de joder…
-Siente mi mano en tus entrañas.
- Por favor no dejes de joder.
-Siénteme a mí.
-Comamos algo de helado.
-¡YA PUES!
-Te dije que no.
-¿Qué te cuesta?
-DEJA DE JODER
-Siente mi mano en tu cuello.
-DEJA DE JODER.
-¿En tu barriga?
-DEJA DE JODER.
-¿Ni en tu ingle?
-Vamos a comer helado.
- Pero estábamos tan bien con esta rutina.
-Cállate. No me gusta tu pene, ya te lo he dicho.
-Entonces vamos a comer helado.
-No te hagas el resentidito.
-Vamos a comer helado.
-Tú y tu manía de estar manipulando a la gente. No te lo había dicho, pero te odio mucho.
-Vamos a comer helado.
-El amor es un sentimiento que nunca pude comprender y que contigo no hace más que perderse en la ambigüedad de la abstracción de tu alma.
-Vamos a comer helado.
-…ya, pero solo si tu invitas.
-No seas puta tampoco.
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